Desoyendo los mandatos del poder de turno y poniendo en riesgo su propia vida, la AntÃgona de Sófocles decide cumplir con ciertos principios morales que considera inmutables y absolutos, dando sepultura con los correspondientes ritos al cadáver de su hermano Polinices, muerto en combate con Eteocles. Incontables veces versionado, el mito de AntÃgona ha atravesado los siglos manteniendo viva su vigencia. En 1986, a diez años del golpe militar, Griselda Gambaro presentó una de sus grandes obras, AntÃgona furiosa. Como la escritora anotó en el programa de mano del San MartÃn, en 1988, âa mà me interesó el derecho de AntÃgona a sepultar a su hermano y su desafÃo a las leyes de los hombres (...). La obra no es ni una versión ni una adaptación (...), toma el tema, entresaca textos de la obra original y de otras obras y arma una nueva AntÃgona, fuera del tiempo, que paradójicamente nos cuenta su historia en nuestro tiempoâ. 5c2z54
Teresa Sarrail (actriz, directora, productora, docente) y Sandra Torlucci (semióloga, guionista de cine, poeta, dramaturgista, directora) emprendieron el año pasado con enfoque de género y osada creatividad la tarea de llevar a escena Muñeca, de Discépolo. Y en estos dÃas, después de mucho tiempo de activa maceración, estrenaron âcomo directoras, diseñadoras del espacio, productorasâ esta pieza maestra de Gambaro que protagonizan Gabriel Nicola (Corifeo), Antonio Bax (AntÃnoo, un personaje levantado por Gambaro de La Odisea, jefe de los pretendientes de Penélope), mientras que Mónica Driollet, Uki Capellari y SofÃa Tizón se desdoblan en tres AntÃgonas, uno de los hallazgos de esta puesta. Las voces de los textos extraÃdos para ser dichos en off pertenecen a Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas; Andrea Romero Rendon, de la Fundación por la Lucha contra la Trata de Personas, e Isabel Vázquez, presidenta de la Asociación de Madres contra el Paco y por la Vida.
âEn 2005, trabajé todo un año en un taller AntÃgona furiosa, un curso para alumnos avanzados. Al final hicimos un pequeño montaje de la obra, una especie de muestraâ, dice Teresa Sarrail. âEn la puesta actual, rescaté algunas ideas de aquel laburo: la multiplicidad de actrices haciendo a AntÃgona, acentuar en el Corifeo y AntÃnoo los pasos de comedia. En todo lo demás, la obra en cartel es diferente, desarrollamos otros conceptos. Ingenuamente pensé que como habÃa trabajado bastante esta pieza en esa ocasión, me iba a resultar más fácil, pero no. Pan comido, nada. Te dirÃa que es el trabajo más difÃcil que he hecho en toda mi vida. Porque se trata de un texto con una estructura sumamente compleja, con esa repetición constante del mito atravesando los personajes. La gran acción de AntÃgona, enfrentarse al poder que no está respetando una ley superior, está presente todo el tiempo. Y el sufrimiento, la angustia de la heroÃna son superados por el coraje enorme de esta chica tan joven, que se hace cargo de lo que considera una responsabilidad insoslayable. Ella podrÃa haber tomado un camino menos peligroso, intentar negociar, pero no lo hace. Me resultó invalorable la participación de Sandra en esta puesta. Al ser ella semióloga, tiene una gran profundidad de mirada sobre los textos.â
T. S.: âCierto. Es un texto muy polÃtico, que está articulado como si fueran cáscaras. Capas y más capas que van aflorando. Sacás una y queda otra, y asà sucesivamente. En los ensayos tenÃa la sensación de que nunca terminaba de asirlo.
âSÃ, para abandonarse a la navegación. Y que te ofrece muchas posibilidades estimulantes: yo entré primeramente con esto de que fueran varias AntÃgonas que nos representan a todas, y que los personajes masculinos jueguen la comedia para poner de manifiesto su descaro.
T. S.: âSÃ, Griselda puede ser muy divertida, propone en algunas obras un subtexto humorÃstico. Una tesina que presenté a principio de año la titulé La Re-Vuelta de AntÃgona furiosa en este capitalismo tardÃo. Ahà empecé a mirar el texto desde otro lugar para abrirlo: no sólo hablar de los desaparecidos de la última dictadura militar, que obviamente siguen estando presentes, sino también de los nuevos desaparecidos: personas que se vuelven invisibles ante nuestros ojos, esta generación de chicos arrasados por el paco, las chicas secuestrada por la trata. Esta visión ampliada me ayudó a elaborar conceptos sobre el espacio, el ritmo de la obra.
Sandra Torlucci: âDesde el principio. Con Tere venÃamos dirigiendo juntas: antes de Muñeca, empecé a codirigir en Té de reinas. Hasta entonces, habÃa cumplido el rol de dramaturgista, trabajamos juntas desde el â98 y descubrimos que funcionábamos muy bien como dúo de dirección. Hace muchos años que estudio la obra de Griselda y AntÃgona, en la mayorÃa de las versiones. Estoy en la cátedra de Estudios de TeorÃas Teatrales de FilosofÃa y Letras de la UBA, donde hemos trabajado las de Brecht, Marechal, Anouilh... Siempre con Sófocles de base, como intertexto fundamental. AntÃgona furiosa siempre me pareció la mejor resolución contemporánea del mito.
S. T.: âClaro. De hecho recientemente me tocó hacer el elogio académico de Griselda, porque le dimos el Honoris Causa y mencioné La señora Macbeth y también Penas sin importancia, donde ella hace un trabajo similar con Tio Vania de Chejov, obras que forman una suerte de trilogÃa con AntÃgona furiosa por su parecido procedimiento de elaboración estructural.
âUn procedimiento muy propio, muy femenino también en esto de elegir estas mujeres tan interesantes de la literatura teatral. En AntÃgona furiosa, es muy inspirada la forma de manejar la intertextualidad con la Ofelia de Hamlet, incorporando su voz al relato de AntÃgona, quien se apropia de esa especie de lamento tan emocionante. Sólo Brecht ha hecho algo parecido a esta intertextualidad donde se necesitan mutuamente el mito y la Historia para encontrar un sentido actual. Dos planos distintos cuya formulación en escena fue un desafÃo encontrar. El plano del presente debÃa evitar el costumbrismo, representar el poder de todos los tiempos.
T. S.: âPor eso pusimos adelante al Corifeo y a AntÃnoo, con ese humor que conquista por un rato al público, tienen esa cercanÃa. En realidad representan el cinismo del poder, son siniestros.
S. T.: âExactamente. Esto de buscar la complicidad del público fue algo muy buscado con Tere, un poco en el estilo del cine de Tarantino, para después dejar que los espectadores saquen sus conclusiones. Ese plano compatibilizado con la distancia que AntÃgona tiene en el texto, ella sabe que va a morir, no quiere que le tengan lástima. Necesita hacer lo que siente, lo que moral y religiosamente cree.
S. T.: âSÃ, busca los cadáveres, los honra. Ella que es tan joven y con tanto temple. Nos planteamos cómo resolver en este tiempo esa adolescencia tan tierna.
T. S.: âSÃ, tres edades, tres energÃas, tres cuerpos distintos. Parte de la idea de que todas podrÃamos ser AntÃgona. Cuando releà esta obra, a la semana vi en la TV a unas mujeres con pañuelos negros que querÃan homologarse a las Madres de Plaza de Mayo, se llamaban las Madres del Paco, y su lucha por salvar a los chicos me conmovió.
S. T.: âDespués de pensarlo mucho, decidimos dejar una parte en off: que además de las tres AntÃgonas en escena, aparecieran otras mujeres fuera de campo, voces que remiten a la actualidad, una enunciación que distanciara al público del mito llevándolo a lo histórico. HabÃa que elegir voces que entraran en la dinámica ideológica de la propuesta. La primera que surge es la de Estela. ¿Por qué una Abuela y no una Madre? Porque todavÃa hay muchos nietos apropiados, desaparecidos. Esa desgraciada vigencia va a durar un par de generaciones más. Estela aceptó de inmediato, leyó el texto una sola vez y nos anunció: estoy lista. AsÃ, de una, con intuición de actriz. SabÃamos que las otras voces, que en un punto representan al coro, debÃan ser de mujeres, ya que AntÃgona representa la fuerza de lo femenino. En el caso de la lucha contra la trata, iba a estar Susana Trimarco, pero no pudo y pidió ser reemplaza por una chica colombiana, Andrea Romero Randon, que pertenece a la fundación. La Madre del Paco Isabel Vázquez tiene una historia tremenda: es otra AntÃgona.
S. T.: âSumamos otro registro a los que plantea la obra. También hay una reescritura con las proyecciones. De algún modo, tenÃa yo que hacer el trabajo de Griselda cuando escribió la obra: si ella apelaba a Shakespeare, a otros textos literarios, a los desaparecidos, yo debÃa buscar en la ficción cinematográfica y en el documental. Lo primero que se me ocurre es Ran, de Kurosawa, Shakespeare âRey Learâ en el cine para esa batalla que Griselda describe maravillosamente. Luego Apocalipsis Now!, gran film de guerra de nuestra época. Y asà fui eligiendo planos que al proyectarse se convirtieran en parte de la escena, se fueran teatralizando. Hasta llegar a las Madres de Plaza de Mayo, los Bastones Largos, Mayo del â68, el Cordobazo, los Indignados. Porque esta zona de las proyecciones se puede seguir modificando.
T. S.: âTambién hacemos reescritura en ese rubro. Debo decirte que nunca sigo las indicaciones del autor porque me parece que son orientativas de lo que quiso proponer. Por eso, siempre pensé que la carcasa como lugar del poder que sugiere Griselda se podÃa hacer de otra manera. Los cubos los ideamos como un lugar para sentarse, el bar.
S. T.: âPensamos con artistas como SofÃa Althabe, pintora, que nos ayudó con los colores en relación con la luz, el volumen. El realizador de la escenografÃa, Fernando Leiva, hizo su aporte también. El espacio, las dimensiones y los materiales los decidimos nosotras. Yamila Volnovich, pintora y semióloga, también hizo su contribución. La música de Fernando Lerman fue compuesta en relación al mito, Tere insistÃa en que la percusión marcara el pulso. No algo melódico sino más bien metido en lo orgánico de las voces.
T. S.: âEl vestuario también marca los dos planos de ellos y ellas. El de las AntÃgonas, atemporal, estilizado, que no alude a una época o moda en particular.
S. T.: âLa luz es un aspecto importante. Con Eli Sirlin venÃa trabajando un proyecto de investigación sobre la tragedia. Ella fue armando un diseño, nos decÃa: necesito algo que refracte, que trasluzca, puede ser cuarzo, puede ser sal... Entonces, una parte de la escenografÃa la hicimos yendo a comprar piedras en las canteras, eligiendo el color, la forma. La luz se metió hasta la materialidad escenográfica.
T. S.: âMe gustarÃa señalar la participación de Doris Petroni en la búsqueda de gestos de las actrices que no remitieran a nada concreto, gestos que vienen de aquellos códigos que armamos con ella en los primeros ensayos, el año pasado.
S. T.: âFuimos trabajando minuciosamente todos los rubros, sumamos artistas, hicimos trabajo de mesa. Y desde luego, los ensayos. La actriz más joven, SofÃa Tizón, tiene 14, no entendÃa el texto por momentos.
T. S.: âY un dÃa, muy en los comienzos, haciendo un acercamiento a la situación de AntÃgona, les digo: las tres son heroÃnas, salen de la tragedia, Las otras dos actrices entienden el punto de partida, pero SofÃa me pregunta desde sus pocos años â¿qué es ser trágico?, ¿cómo se consigue?â. âComo un superhéroeâ, le digo. âAh, buenoâ, entendió. Y decidió hacer a la princesa Leia en un principio. Pero fue difÃcil para todo el elenco. Y no te cuento cuando lo hicimos en el Conti, en la ESMA, donde sobre todo los actores se sintieron muy afectados.
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