Dicen que la magia de la fotografÃa está en lo que no es evidente. ¿Qué se espera de una imagen congelada? ¿Qué hay entre el momento en que se saca la foto y se observa? ¿Son los mismos los que aparecen y reaparecen? Catalina Bartolomé lo dice desordenadamente, pero esa ansiedad en su relato no impide que se comprenda. Cuando una ve sus fotos entiende que allà se encuentra con sus estados, sus esperanzas, su memoria, su sensualidad y su compromiso. Esta fotógrafa, de piel traslúcida y rulos desordenados, está celebrando su muestra y su libro: Música. âLa idea surgió a la vuelta de un viaje a Chile. TenÃa ganas de seguir sacando fotos, pero además, cuando arranqué a trabajar en la revista Rolling Stone no sabÃa mucho sobre música, asà que no me quedó otra que ponerme a investigar.â Fue asà como decidió ponerle banda sonora a su vida, pero no cualquiera: era una voz femenina la que la llamaba. âVenÃa de otro palo, no entendÃa muchoâ. 6m54i
âCuando arranqué con este trabajo no conocÃa a ninguna de las cantantes, pero sà su música. Tomaba o con ellas a través del Facebook contándoles un poco mi proyecto e invitándolas a que sean parte y todas aceptaron. VenÃan a mi casa y les pedÃa que mientras las retrataba hablaran o cantaran. Lo que me interesaba mostrar fueron sus gestos, lejos de poses y caracterizaciones. Las veintinueve cantantes que están aquà fueron elegidas porque me interesaba que fueran conocidas solo en cierto ambiente musical, es decir, que todavÃa no hayan copado la popularidad. Por ejemplo, Luciana Tagliapietra es de Tucumán, no sé cuánta gente la conoce en Buenos Airesâ, dice.
Los retratos que están expuestos en Música exigen olvidarse del tiempo y espacio para poder observar detenidamente lo particular de los gestos que nos caracterizan. Austera en los manejos de los recursos visuales, es sutil y certera a la hora de abordar la cuestión del parecido. Aquà late una noción de semejanza. Por ejemplo, hay dos fotos que en el libro están puesta de tal manera que Julieta Salas y Juana Chang aquà son casi iguales. Ambas no miran a la cámara, están allà escapándole al lente. âLo que querÃa eran que estén cómodas, muchas veces la mirada del otro incomoda bastante. Con algunas de ellas todo arrancó tenso, pero después aflojaban, de hecho jamás les dije que se desnudaran.â
Con muchas de ellas sólo estableció una relación fugaz en las entrevistas. Con otras, el vÃnculo adquirió un carácter diferente y en algunos casos llegó a establecer una amistad. âLuego de este trabajo, a varias de ellas les hice las fotos de sus discos, y también las volvà a retratar para algunas revistas.â
La musa inspiradora fue âPrincesaâ, dice Bartolomé. Aparece con su melena larga, lacia y oscura, toma algunos mechones con su mano, y lo demás lo deja caer para cubrir sus pechos. Lo contrario que hace Noelia Mourie, que apenas se cubre con sus antebrazos, y sus ojos se escapan del centro, o mejor dicho de la lente de la fotógrafa. La música suena en sus gestos, en la mirada gatuna de Julieta Sky, en esas rastras que revolea Miss Bolivia que nos llevan a ese agite de su música bailable y antisistema o en las carcajadas que suenan como eco de MarÃa Ezquinaga. Catalina captura ese sacudón que sienten algunas chicas rebeldes al crecer: esas chicas que no quieren ser princesas sino reinas del ruido, como lo es y lo fue, desde temprano, la cantante Claudia Sinesi.
âTodas las fotos las hice en mi casa, salvo las de Poli, la voz de Sr Tomate, que vive en La Plataâ, señala. Poli se tapa el ojo izquierdo con su mano derecha, y son sus rulos lo que más resalta en la foto, pero también la ambigüedad de su imagen. âPoli dice que se hace cargo de lo que genera, su voz es bastante varonilâ, cuenta Cata.
Se detiene en la foto de MarÃa Esquiaga y dice que le encanta que haya elegido esa foto, donde âella está con la boca abierta mirándome, ¿no es re sexual?â.
La atenta captura de una mirada o un gesto, la iluminación elegida o la elección de un determinado fondo son algunas de las herramientas con las cuales esta fotógrafa construye cada imagen. Se ve en cada una de sus fotos que existió un vÃnculo misterioso, intenso, que luego, al recorrer cada imagen, se encuentra algo de las retratadas pero también del ojo curioso de Catalina.
Música se expone hasta el 29 de octubre en la librerÃa PAN EcheverrÃa 2576, Local 16. El libro se puede adquirir también vÃa mail [email protected]
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