âNuestra preocupación es hablar de nuestra historia. QuerÃamos centrarnos en la relación de esos objetos con la propia historiaâ, dice MarÃa Toninetti, integrante del Colectivo de Hijos. La apuesta de Proyecto Tesoros es que sea el punto de partida para habilitar la palabra de todos. Es un proyecto que está en progreso y cuyo puntapié inicial estuvo dado justamente en algunas charlas sobre los objetos y documentos que pertenecÃan a sus padres, detenidos-desaparecidos y asesinados en la última dictadura, y que ellos atesoraban. âEmpezamos hace dos años porque muchos de nosotros tenÃamos cartas dobladas o documentos mal guardados, y como yo me dedico a la restauración y a la conservación pensamos en hacer un archivo que reúna todas esas cosasâ, cuenta MarÃa. âFue una propuesta que enseguida tuvo respuesta para hablar de nosotros mismos, de nuestra condición de huérfanos en tanto vÃctimas del accionar genocida. Huérfanos producidos por el genocidio.â 2z2b3j
En las historias de quienes integran el CdH hay una multiplicidad de experiencias, cada una particular pero también compartida con muchos otros. âA partir de esta presentación ârescata Agueda Goyocheaâ se abrió la posibilidad de que se incorporen otras voces. Esa es la apuesta. No se trata de una muestra cerrada, hay un nosotros mucho más amplio que es necesario hacer visible.â Los objetos fotografiados por Verónica Villanueva se pueden ver en la página web Proyecto Tesoros, que está en construcción y es abierta a quienes quieran participar con sus objetos, restaurarlos y aprender a conservarlos. Además, se registraron los relatos de quienes los atesoran para que emerjan otras posibilidades de la palabra.
âEl objeto elegido es una excusa para rastrear recuerdos. Porque a partir de ellos es posible compartir un relato, unir historias, encontrar puntos de encuentro y también de desencuentroâ, cuenta MarÃa. âNosotros estamos presentesâ, subraya Agueda. âLos objetos tienen la posibilidad de interpelar por su fuerza, por su carga y ahà hay un vÃnculo entre el que no está y el que atesora. El vÃnculo que se establece con los objetos es personal. Uno va recorriendo la historia y en determinados momentos eso lo ancla para poder trabajar su identidad. Compartir un espacio como CdH permite pensarnos personal y colectivamente. Eso es distinto respecto de otros momentos de la vida. Ahora ese camino lo podemos compartir con otros que a la vez son muy iguales y también distintos.â
MarÃa eligió el traje de gaucho de su papá. Se lo trajo un compañero de él cuando fue a conocerla. âMe contó que mi papá bailaba folklore. Este amigo era compañero de militancia y del ballet de folklore de RÃo Gallegos. Siempre lo tuve ahÃ, guardado en un cajón. La ropa es diferente de otro objeto porque remite directamente a lo corporal: me pude imaginar cómo era su cuerpo. Y también tiene más resonancia con la ausencia, se intensifica porque el cuerpo ahà no está. Asà me enteré de su veta artÃstica, que hasta ese momento no conocÃa.â
âLo interesante de todo esto âcontinúa Aguedaâ es el tema de los relatos que se van armando. Seguramente todos guardamos cosas de un abuelo o de una abuela; esto tiene que ver con la transmisión, con lo que el otro atesora. Creo que acá lo fuerte está en que es una herencia donde el que da no está presente y el que recibe elige pequeños fragmentos donde posar el ojo, la mirada, la palabra. El valor es el que cada uno le asigna para armar su propia historia. Quizás esa parte que se completa es lo novedoso que incorpora el CdH, lo que cada uno va explicando con sus palabras, desde su presente. No tiene que ver tanto con que perteneció a una persona que está desaparecida sino cómo ese objeto de algún modo me constituye.â
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