A Dagny la mató un hombre, le pegó un tiro en la cabeza en la habitación de un hotel en Tbilisi, Georgia. En tres dÃas iba a cumplir treinta y cuatro años. El asesino era su amante, se llamaba Wladyslaw Emeryk y no fueron pocos los que aseguraron que aquella muerte la habÃa arreglado el marido de Dagny. Celos como agua, celos como aire. Pelusas de celos por todos los rincones. Celos. Quien conocÃa a Dagny se enamoraba de ella de inmediato y mientras lo hacÃa con la misma urgencia amorosa morÃa de celos antes del primer roce de piernas. Las biografÃas de los flechados Edvard Munch y August Strindberg relatan aquel jadeo interrumpido. 66b6a
Dagny nació en Kongsvinger, Noruega, y fue alumna de Anna Stang, la feminista creadora de una escuela para niñas en Kongsvinger. Ya escribÃa poemas y obras de teatro, traducÃa y estudiaba música cuando viajó a Oslo con una de sus hermanas para afinar sus dedos de pianista. La bohemia de Christiania (como llamaban a la ciudad peninsular) atrapó a Dagny y en la captura cayeron los que pretendÃan convertirla sólo en una musa. Relaciones breves para ella y eternas para los galanes huérfanos. Olvidados en los polÃgonos del cortejo algunos prefirieron morir antes que vivir una vida sin ella. Uno de sus amores trágicos, el poeta de la Joven Polonia, Stanislaw KorabBrzozowski, agregó su nombre a la lista de los amantes suicidas. En nuestra tierra patria protagonizó igual tormento el crÃtico literario José Luis RÃos Patrón cuando se mató (¿lo hizo delante de ella y de su novio?) porque MarÃa Esther Vázquez no quiso casarse con él.
En Noruega, Dagny era la culpable. Culpable de la soledad de Munch, âhirió emocionalmente a aquel hombre alto de rasgos cincelados de una manera tan profunda que nunca pudo recuperarseâ. Aquellas desgracias de amor llevaban las iniciales de Dagny Juel tatuadas en el dolor apoltronado de las vÃctimas que necesitaban darle un nombre al beso del veneno. Dagny, la âMadonnaâ de Munch, modelo y dama de sus retratos se casó con el escritor polaco Przybyszewski quien dejó a su mujer Martha Foerder y a sus hijos (después tuvo un tercer hijo con Martha mientras vivÃa con Dagny) para irse con Dagny, tuvieron dos hijos. Cuando Martha apareció muerta en el piso de su casa, Przybyszewski fue a la cárcel. CreÃan que él la habÃa matado pero después de unos dÃas de encierro lo soltaron y determinaron que Martha habÃa muerto intoxicada por monóxido de carbono. Martha se habÃa suicidado y la culpable era Dagny. Las razones del final precipitado del matrimonio que compartió una vida de amantes cruzados y romances en Cracovia y en Varsovia (Przybyszewski dejó a Dagny y se fue con la mujer de uno de sus amigos, Jan Kasprowicz) aumenta la posibilidad de que en verdad el disparo del 5 de junio de 1901 haya sido una conspiración entre Przybyszewski y Emeryk. Las razones de la trampa revelan denteras de posesión que olvidaron el valor irresistible de los planos auxiliares. Hay un cuadro de Munch, Celos (1895) que vuelve imborrable la batalla libidinal por Dagny. Tres figuras humanas se unen a través del rojo, el voraz e impertinente rojo del ahuecado vestido largo de la mujer âes un vestido aureola que envuelve y deja ver el cuerpo desnudoâ se une con el contorno también rojo del cuerpo de los hombres. Lazo carnal del poder de Dagny a través de la mirada de Munch, súbita inquietud de una mirada que compartió con los otros siete, sus amigos del cÃrculo de BerlÃn que tampoco pudieron atraparla.
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