3w2n67
Conforme pasan los años, algunas especies entran en vÃas de extinción. Y el autocine (o drive-in theater, según su asignación anglo) sà que ha perdido ejemplares en las últimas décadas. Original de New Jersey, el chiste de visionar pelÃculas en pantallas al aire libre desde coche propio data de 1933, aunque fuera en las décadas del â50 y â60 que explotaron su popularidad y fama. A punto tal que, por aquel entonces, el 25 por ciento del total de las proyecciones fÃlmicas en Estados Unidos se realizaba en aquellas salas sin paredes (ni techos), porcentaje que fue decreciendo estrepitosamente con el crecer de los VHS, DVD y medios digitales. Entonces la práctica desinflada y las cifras que gritan â¡peligro de olvido!â; porque en la actualidad, de los 4 mil que alcanzaron a ser, apenas 368 drive-ins sobreviven en dicho paÃs y aquel 25 por ciento hoy se traduce en un Ãnfimo 1,5 por ciento, lágrima de proporciones.
Consciente de los números y del estertor de los pocos autocines que apenas resisten, la fotógrafa norteamericana Stefanie Klavens decidió poner el arte a disposición de la nostalgia y crear una serie que (a) documente los espacios aún en actividad y (b) rinda sentido tributo por las alegrÃas regaladas. Entonces, Vanishing Drive-Ins, el proyecto en cuestión, por el cual la muchacha ha recorrido buena parte de los estados, amén de registrar lo que supo ser una gloria y hoy amaga con el punto final de su decadencia. âMi intención es dejar asentada una era de la cultura popular estadounidense que rápidamente está desapareciendoâ, destaca la autora. Y luego: âA través de estas imágenes, exploro la historia de la arquitectura y el diseño, la evolución de nuestra historia social y nuestros hábitos, y la importancia de preservar las marcas del pasadoâ. Una añoranza fotografiada, motorizada, viralizada.
© 2000-2022 pagina12-ar.informativomineiro.com|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.