El 23 de febrero próximo comienza la primera audiencia del juicio contra Yanina González, una joven con retraso madurativo acusada por el âabandono de persona agravado por el vÃnculoâ de su beba de dos años, que se presume en 2013 fue molida a golpes por la ex pareja de González, un individuo llamado Alejandro Fernández, en libertad pese a las denuncias y acusaciones que figuran en su contra y pese a los antecedentes de tipo violento, maltratador y golpeador de mujeres y niñxs. El dÃa que en el barrio se velaron los restos de Ludmila, la pequeña asesinada, una de las vecinas y ex pareja de Fernández dijo llorando âque esto podrÃa haberle sucedido a mi hijitoâ. En una oportunidad el hombre le habÃa exigido mantener relaciones sexuales y, como se negaba, llegó a agredir fÃsicamente a la criatura. Gabriela Conder, la abogada de Yanina, habÃa pedido su absolución por falta de pruebas para la imputación o la morigeración de la pena hasta tanto se llegara a una resolución. Todo esto fue desoÃdo por el juez de turno, a instancias de la persona menos pensada, como puede serlo la titular de una fiscalÃa especializada en delitos de violencia de género, en este caso Carolina Carballido Calatayud, y más tarde por los integrantes de la Cámara de Apelaciones, que sólo concedieron la prisión domiciliaria hasta tanto se sustancie el juicio. 371v3l
El episodio que marcó a fuego el pasado reciente y el presente de Yanina, de 23 años, no es el resultado de un ataque abrupto ni mucho menos se enmarca en el caso policial de turno. El quiebre desnuda una historia de vida signada por violencias antiguas. La de un padre golpeador, las de parejas que replicaron ese comportamiento en forma sistemática; una madre ausente desde la cuna, el propio retraso madurativo que nunca fue contemplado ni asistido desde ningún ámbito institucional. A Ludmila, o Lulú, como su madre sigue recordando a esta hija de una relación anterior, la mataron a golpes porque Yanina se negó a mantener relaciones sexuales, pero también la habÃan golpeado antes, en reiteradas oportunidades. La joven poco pudo hacer bajo amenaza, como la del 17 de agosto de 2013, cuando trasladó moribunda a Lulú hasta el Centro de Salud de Derqui por los traumatismos craneoencefálico y torácico que presentaba. Ese dÃa Fernández âla apretóâ para que no contara nada o le pasarÃa algo a ella y a la otra beba que llevaba en su vientre, recuerda la abogada Gabriela Conder. El horror sólo pudo ponerlo en palabras y con cuentagotas con el tiempo, ya en la Unidad 33 de Los Hornos, donde nació Tiziana, hoy de un año y dos meses.
Sin embargo, la fiscal Carballido Calatayud se empecinó en que las pruebas echaron por tierra âla versiónâ planteada por la joven. âGonzález intentó deslindar responsabilidad aduciendo que su ex pareja le habÃa pegado a la nena ese dÃa, que la golpeó contra la cama y la zamarreó, y que le pegaba con el puño cerradoâ, argumenta en el pedido de elevación a juicio para justificar la carátula de âabandono de persona agravado por el vÃnculoâ. Decidió, en definitiva, ignorar su vulnerabilidad y acusarla de un âdelito de omisiónâ, como es el abandono de persona, cuando debió investigar un âdelito de acciónâ, como fue el homicidio calificado de la niña. âDurante la investigación no se indagaron pistas alternativas que permitieran identificar al autor del hecho, aun cuando los indicios apuntaron siempre a Fernándezâ, detalló Conder. âLa interpretación de la fiscal y de la Justicia es que, por ser la madre de la beba, Yanina es la que debe garantizar sus derechos, y que en este caso no cumplió con su rol de garante, algo asà como que ella no hizo lo que tenÃa que hacer para que el tipo no la matara a golpes a la nena, desconociendo todo lo que sufre o pasa una mujer que está viviendo una situación de violencia, sometimiento, opresión y amenazas. Lo paradójico es que la causa esté radicada en una fiscalÃa especializada en violencia de géneroâ. La periodista Laura Salomé Canteros, que cubre el hecho desde sus inicios para el periódico Marcha, caracterizó el caso como un femicidio vinculado. âEl acto delictivo acaecido, el asesinato a golpes de su hija de dos años presuntamente en manos de su pareja, Alejandro Fernández, podrÃa haber sido investigado como femicidio vinculado, según lo indica el inciso 12 del artÃculo 80 del Código Penal de condena a quien asesina âcon el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se mantiene o ha mantenido una relaciónâ en un contexto de hogar violento.â Al parecer, la fiscalÃa también habrÃa desconocido este capÃtulo.
En marzo de 2014, Yanina prestó declaración indagatoria en el Juzgado N 6 de GarantÃas de San Isidro, a cargo de Nicolás Ceballos, acompañada de su abogada, que en esa instancia exigió la absolución por falta de respaldo probatorio de la imputación o la morigeración de la pena hasta tanto se disponga su sobreseimiento o absolución, o se arribe a una condena. La negativa del juez y el posterior rechazo de la Cámara de Apelaciones a un nuevo pedido de excarcelación inmediata y anulación de prisión preventiva contra Yanina derivaron hace tres meses y como beneficio extraordinario en la prisión domiciliaria en una vivienda humilde del conurbano bonaerense, en Moreno sur, lugar cedido gracias a la solidaridad de Carina Leguizamón, una militante de base que acompañó desde el principio las luchas del frente de mujeres exigiendo justicia para Yanina. âDecidà ofrecer mi casa como domicilio legal para que transcurriera su perÃodo de prisión hasta que culmine el juicio porque ella sólo nos tiene a nosotras, las activistas de los barrios y de los movimientos de mujeres. Nunca recibió ayuda del Estado, ningún funcionario detectó la gravedad de su situación. A Yanina todavÃa le cuesta entender por qué se la juzga. Fue encarcelada estando embarazada y sin tener plena conciencia del delito que le tiraron por la cabeza. Porque fue asÃ, le colgaron una mochila de muerte que hoy deberÃa cargar otro.â
Carina se arremanga: va haciendo más guisos y más lugar del poco que ya habÃa en esa casita aún en construcción del Plan Federal de Viviendas. Madre de diez hijos, a punto de convertirse en abuela de un primer nieto, esta integrante de Vecinos Organizados en Moreno Sur, âuna movida que se fue consolidando con los años y que nos fortalece en la lucha diariaâ, asegura que siempre valdrá la pena convertir cuatro paredes en refugio de mujeres, sobre todo de aquellas discriminadas por género, por madres solas y pobres, y por los prejuicios enquistados âen una clase judicial con actitud cero frente a la perspectiva de género y los derechos humanosâ.
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