¿Por qué? Porque su cruzada reaccionaria tiene un target en la mira: las feministas, a quienes acusa de creerse âcriaturas divinasâ, increpa por âmatavaronesâ y a las que señala por âtener paralelismos precisos con los nazisâ (sic). Se pone mejor, promesa. A saber: en su manifiesto de más de 80 páginas, el J4M&B reclama que los hombres deberÃan recibir jubilación antes que las damas âporque trabajan más duro y mueren más jóvenesâ; que no habrÃa que aceptar mujeres en las cúpulas directivas de empresas u organismos; que hay que prohibir la fertilización asistida para lesbianas y madres solteras; que hay que limitar el al aborto. También relativiza la violencia doméstica, el abuso... E incita a una instrucción escolar diferenciada entre niños y niñas, demandando âa su vezâ más maestros/profesores hombres porque, a su entender, las malvadas educadoras femeninas regalan notas a las purretas en detrimento de los gurrumines. ¿Algo más? Ah, sÃ: pide solÃcitamente que se anule el Equality Act 2010, ley antidiscriminación por motivos de raza, religión o género. Y busca introducir un ministerio gubernamental dedicado a... âlos hombres y la igualdadâ.
âSon los varones y niños los que necesitan representación polÃtica. No conozco una sola área donde las mujeres corran con desventaja en relación con los hombresâ, categoriza Buch. Y aunque la premisa es fácilmente desechable con cualquier âcualquierâ estadÃstica, hay que comprender que quizá Mike no entienda mucho de matemáticas. Como anota sardónicamente el Telegraph, â1.9 por ciento de los primeros ministros de UK ha sido femenino. El 0 por ciento de los directores del Banco de Inglaterra, alcaldes de Londres y los arzobispos de Canterbury ha sido femenino. Simple y claro: esto es un monopolio de la mujerâ. Por lo demás, acorde con MB, el techo de cristal no existe, las mujeres no llegan a la cima porque âquieren hacer otras cosas con sus vidasâ (tener muchos bebés, probablemente), y el mundo es cuadrado y está montado sobre un gran elefante.
Después de todo, Buchanan, que se jacta de haber creado âel único partido antifeminista en el mundo de habla inglesaâ, no tiene pruritos en publicar en el sitio de su partido (J4M&B) artÃculos como â13 razones por las que las mujeres mienten acerca de haber sido violadasâ o â10 razones por las que los falsos alegatos de abuso son comunesâ. Tampoco en pasar buen rato del dÃa buscando a âla feminista mentirosa del mesâ, sección donde denosta a minas como Gloria De Piero, parlamentaria laborista, por hablar de la brecha salarial. Ojito, también hay distinción a âla arpÃa con más trayectoriaâ, laurel otorgado a la excelsa Germaine Greer, responsable del fundamental La Mujer Eunuco. Felicitaciones a ambas.
Al menos el tipo es coherente (y absurdo y causa gracia), y ite que pasará el resto de sus dÃas intentando convertir al feminismo âen una mala palabraâ, en esa dirección profetiza vÃa sello editorial. Porque, amén de dar cuarto propio a una perorata sin ton ni son, Buchanan creó LPS Publishing, donde (auto)publica libros de su autorÃa, tales como The Glass Ceiling Delusion, David Cameron: The Heir to Harman y âun favorito personalâ Feminism: The Ugly Truth. Este último, auténtica joyita del absurdo, âtrata de responder a las 50 preguntas más difÃciles de la era modernaâ (sic). Selección aleatoria: â¿Es usted un misógino si sólo odia a las feministas?â (sÃ, Mike, claro); â¿Son las feministas menos inteligentes que las mujeres normales?â (perdón... carcajada espontánea); â¿Son menos atractivas que las mujeres normales?â (continúa de la risa anterior)... Y luego: â¿Las sufragistas eran tontas?â; â¿Por qué los hombres tienen pezones?â; â¿Todas las feministas padecen del sÃndrome premenstrual?â, entre otros signos de pregunta que quitan el aliento. Como el altÃsimo interrogante final, â¿Son las feministas delirantes? ¿Es el Papa católico? ¿Cagan los osos en los bosques?â, donde Buchanan demuestra que no sólo es afÃn al ridÃculo; también tiene un descollante uso de la ironÃa. Qué campeón. Para colmo, el arte de tapa decora con una señora-monstruo de dientes/colmillos putrefactos, la piel de ultratumba, ojos del horror, lo que permite dudar si el autor no traerá embrollados (más) conceptos, confundiendo a sus mentadas némesis con los más bajos exponentes del cine de terror. Por si las moscas, mejor no descartar hipótesis.
Lo último: consultado acerca de su misoginia, Buchanan se mata de risa. Dice que no lo es, que cómo, que sólo necesitan conocerlo mejor para descartar semejante aberración. Y luego: âEn lugar de ayudarme a resolver problemáticas reales, muchas personas me llama sexista. A ellas les sugiero que se eduquen mejor acerca de polÃticas de géneroâ. Y a Mike, ¿quién lo educa?
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