Menos mal que existieron âexistenâ las amigas en mi vida. La primera amiga amada que aparece en mi memoria, fue una compañera de jardÃn. Jugar con ella era mi felicidad. No querÃamos despegarnos ni un minuto. 453u17
Sigo haciendo memoria y se me aparece, irremediablemente, la larga noche de la adolescente lesbiana que fui. Temerosa, encerrada en un armario que parecÃa indestructible. Pero el closet de hierro fue perdiendo poder gracias a ese hacer la vida y los dÃas con ellas, mis amigas del alma. Cuando estábamos juntas nos sentÃamos poderosas, nos hacÃamos poderosas⦠¡Qué placer nos daba conspirar colectivamente contra las jaulas familiares, escolares y clericales dominicales! Ãramos cómplices de nuestras desobediencias.
Esas tempranas juntadas entre amigas adolescentes, que más tarde pude reconocer como mis primeros aquelarres, fueron experiencias liberadoras donde me animé a elegirme. Fue con ellas que pude escuchar mi voz y deshacerme de la heterosexualidad obligatoria.
Por eso puedo afirmar que gracias a los caminos de la amistad me hice torta, y ese afortunado giro lésbico en mi vida me llevó al feminismo. Un movimiento lleno de ideas, historias, pensamientos y palabras reveladoras que me permitieron comprender un poco más el sentido de mi cuerpo. Y sÃ⦠la amistad es una experiencia tan polÃtica como la enemistad. Las brujas sabemos que somos amigas y tenemos bien en claro que el patriarcado es nuestro enemigo. Claro que no es fácil sacarnos el patriarcado del cuerpo, de los ojos, de la mirada, del clÃtoris, de la lengua, para al fin poder tejer relaciones de amistad y confianza entre nosotras. Pero esos empoderantes momentos en que lo logramos y nuestros aquelarres se llenan de sororidad, nos volvemos invencibles.
*Colectiva feminista Las Azucenas La Plata
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