Hay dos razones por las cuales un equipo puede ganarle a otro por 6 a 0 en medio de la pobreza generalizada que brinda el fútbol argentino de entrecasa: a) que el ganador ha jugado el mejor de los partidos posibles, o; b) que el perdedor fue un desastre. En la goleada que Vélez le estampó a Colón (la más grande en lo que va del torneo Apertura) acaso hubo más de lo segundo que de lo primero. Como credencial más importante de triunfo, Vélez mostró el inusitado poderÃo de sus delanteros. Juan Manuel MartÃnez marcó tres goles, Santiago Silva, dos de penal (uno en cada etapa) y el restante corrió por cuenta de Jonatan Cristaldo, quien entró en reemplazo de Maxi Moralez. Pero no ofreció una actuación deslumbrante. Hizo cuatro tantos en 13 minutos del segundo tiempo, aprovechó a fondo las ventajas que le concedieron y punto. Después no hizo mucho más para llegar a ser, junto con Arsenal, uno de los escoltas de Estudiantes, todavÃa a cinco puntos de distancia. 6i1u1z
En todo caso, el plus para semejante diferencia lo puso Colón, su actitud hueca ante el partido, su mansedumbre, su nula reacción en la defensa. Si Fernando Gamboa no hubiera asumido hace tres fechas, el 0-6 lo harÃa tambalear en su cargo. Su equipo pareció entregado, vencido de antemano. Sin fibra para reaccionar después de la media hora inicial. Hasta allà habÃa apretado bastante en el medio, habÃa controlado bastante bien la movilidad de Maxi Moralez y habÃa compartido con Vélez el manejo de la pelota. Pero luego de que, a los 33 minutos, MartÃnez estrellara un remate en el travesaño y Silva se pasara de largo en su intento por mandarla a la red, Colón se derrumbó. Dejó de hacer lo poco que habÃa hecho, le dejó hacer a Vélez lo que quisiera, y permitió que demasiado pronto lo abrazara la derrota.
Desde luego que hubo un mérito de Vélez. Advirtió que su rival vacilaba y lo tomó del cuello con pulso firme. Pero no desplegó un fútbol supremo. Ni siquiera fue el domingo más inspirado de Moralez, que llegó fÃsicamente con lo justo, golpeado en su tobillo derecho. En lugar de su movilidad y habilidad aportó la rotunda eficacia de MartÃnez y Silva. Con ellos y con la inestimable colaboración de los santafesinos, la goleada decantó por su propio peso.
Silva lo cuerpeó a Garcé, le ganó la pelota, forzó el penal y anotó el 1-0 a dos minutos del cierre de la primera etapa. El arranque de la segunda fue demoledor. A los 54 minutos, MartÃnez peinó en el primer palo un corner de Papa desde la izquierda y marcó el 2-0 que liquidó el partido. De allà en más, Colón se ausentó sin aviso y no hubo nada ni nadie que se asomara para detener la voracidad lanzada de Vélez.
CorrÃan 57 minutos cuando Garcé le cometió otro penal al intratable MartÃnez y Silva convirtió el 3-0 que se transformó en 4-0 dos minutos más tarde, cuando MartÃnez le ganó dos veces la pelota a las piernas blandas de Quilez y la picó por encima de Pozo desde una posición cerrada. A los 68 minutos, Zapata le metió un pase profundo a MartÃnez para que definiera solo mano a mano ante Pozo. Y a seis minutos del cierre, Cristaldo, el reemplazante del ovacionado Moralez, se vino desde la derecha hasta el centro y batió a Pozo con un tiro recto y poderoso. Fue todo lo que hubo. Ni más ni menos.
A Vélez le ofrecieron una goleada a precio de lista y lo único que hizo fue aprovecharla. Colón puso la cara. Y le estamparon seis mazazos que sólo tienen un costado positivo: será imposible que vuelva a jugar peor de lo que lo hizo ayer.
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