No fue como lo de la semana pasada, claro. Hubo fiesta, pero distinta. HabÃa mucha menos gente, los jugadores parecÃan más relajados, en el banco no estaba Riquelme, en el arco de los contrarios no estaba Lucchetti, River no habÃa perdido el dÃa anterior para llevar al colmo el morbo, ni siquiera estaba el pintoresco arquero gordo del entretiempo del domingo anterior. Esta vez no hubo momentos conmovedores como cuando la gente cantó al ritmo de âDesde el almaâ, ni cuando estalló el grito de âDale campeónâ después del segundo gol de Cvitanich ante Banfield. Esta vez todo salió un poco más frÃo, adentro y afuera. 52571j
Lo novedoso resultó que hubo una vuelta olÃmpica (al pasito) un cuarto de hora antes del inicio del encuentro; que Sebastián Battaglia entró un ratito, luego de nueve meses de parate; y que se produjo la reaparición de MartÃn Palermo en la Bombonera, ovacionado por la gente, que pidió que se aplaudieran utópicamente los goles que ya van a venir. Desde que Palermo se jubiló, los goles se reparten entre varios. Cvitanich, que hizo cinco en el campeonato y con ese puñadito se convirtió en el goleador del equipo, ayer mandó la pelota dos veces a la red. En la primera, la jugada se anuló por mano; en la segunda puso la cabeza ante un centro de Erviti y le dio a Boca tres puntos más para ampliar las distancias con los de abajo. Pudo hacer uno más, pero le sacaron la pelota sobre la lÃnea, cuando el arquero habÃa quedado fuera de acción.
El partido, cuyo modesto interés estaba centrado en saber si Boca era capaz de conservar el invicto, fue algo asà como un entrenamiento. Por momentos tan livianito que daba para pensar en un acuerdo implÃcito para que uno mantuviera el record y el otro sumara un puntito importante para su lucha con los promedios. Pero no. Boca fue siempre más ambicioso y empezó a atacar tozudamente cuando All Boys se quedó con diez por culpa de Favale. En realidad, el árbitro expulsó mal al uruguayo Juan Pablo RodrÃguez luego de un manoseo con Schiavi. El defensor de Boca le habÃa apoyado el codo en la cara y el de All Boys reaccionó tirando una trompada chiquitita sobre el hombro del Flaco. Era para llamar la atención de los dos, para ponerles amarilla o de última, si se trataba de ponerse riguroso, roja para los dos; pero nunca lo que hizo el árbitro expulsando sólo a RodrÃguez.
En el juego de las diferencias con lo de la semana pasada también hay que anotar que aquella vez no estaba fresco el recuerdo del partido que el dÃa anterior habÃa jugado el Barcelona contra el Real Madrid en el Bernabeu. Las comparaciones surgen casi naturalmente, lo que empequeñece la imagen del equipo de Falcioni.
Boca fue el mejor de este campeonato y esto no se lo puede discutir nadie. Ganó lo que tenÃa que ganar, dominó a casi todos sus rivales, fue al frente en todas las canchas, los árbitros no lo favorecieron (lo de ayer de Favale fue una excepción), tuvo una solidez defensiva que no habÃa alcanzado en los últimos torneos y se bancó bien la ausencia de su mejor jugador, Juan Román Riquelme, en la segunda parte del torneo. Hay que reconocerle todos los méritos, incluida la inteligencia de su entrenador para pegar el volantazo táctico y jugar con el dibujo más adecuado a la realidad de sus futbolistas. Todo eso no quita que Boca está lejos de deslumbrar, de enamorar, de arrancarles un aplauso a los que no son hinchas.
La afectividad y la practicidad se confirmaron en el uno a cero contra un discretito rival. El festejo por el nuevo tÃtulo estuvo a tono.
Estadio: Boca.
Arbitro: Gabriel Favale.
Gol: 78m, Cvitanich (B).
Cambios: 28m Coronel (5) por Rudler (AB); 46m Franco Sosa (5) por C.RodrÃguez (B), 57m Perea (5) por Torassa (AB), 63m Blandi por Rivero (B), 73m Battaglia por Mouche (B), 80m Salom por Sánchez (AB).
Incidencias: 48m, expulsado J.P.RodrÃguez (A).
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