En el equipo kazajo Astana, el italiano Vincezo Nibali formó una especie de isla con su clan de sicilianos, al cual debe quizá su triunfo en la carrera ciclista más dura y famosa del mundo, el Tour de . Procedente de una familia humilde de Messina, el italiano entró en la meta final de ParÃs con la mayor ventaja (7m37s) en la general desde el alemán Jan Ullrich en 1997 (9m09s). 3d5s1x
La última etapa en los Campos ElÃseos le abrió las puertas del exclusivo club de los corredores que, aparte del Tour, ganaron la Vuelta a España (en 2010) y el Giro dâItalia (en 2013).
Nibali se aprovechó de los abandonos del británico Chris Froome, ganador del año pasado, y del doble campeón español Alberto Contador. Pero eso no quita mérito a la extraordinaria actuación del italiano de 29 años, que en casi cada etapa âllana o de montañaâ impuso siempre su ley.
Sospechas de doping acompañaron los años pasados a todo corredor con el maillot amarillo, pero Nibali tenÃa ya un problema de imagen antes de la largada. La elección de su patrón hizo fruncir el ceño a muchos. ¿Por qué firmar contrato precisamente con el equipo del tristemente célebre Alexander Vinokurov, cuya carrera se vio marcada por un caso de doping sanguÃneo en 2007 y por otras acusaciones de trampa?
Si bien no se puede acusar directamente de nada al âTiburón de Messinaâ, el reconocido periodista irlandés David Walsh le aconsejó âcambiar cuanto antes de equipoâ.
Nibali se mueve desde hace años en medio de un grupo de su plena confianza. El entrenador de sus tiempos juveniles, Paolo Slongo, está siempre a su lado. La habitación la comparte desde hace ocho años en cualquier equipo con Alessandro Vanotti. El jefe del equipo, por debajo del manager Vinokourov, es Giuseppe Martinelli, que en 1998 llevó ya a Marco Pantani a la victoria, última de un italiano en Francia.
En la tradicional âconferencia de prensa del campeónâ, la vÃspera de la última etapa en los Campos ElÃseos, al ganador del Tour le desagradaron algunas preguntas. Las respuestas fueron escuetas.
âEl pasaporte biológico y los controles tan estrictos han provocado que ahora esté aquÃ. Hemos conseguido muchos progresos, y yo he obtenido buenos resultadosâ, dijo el corredor, que no tiene inconveniente en que se analicen posteriormente sus pruebas de orina congeladas.
En su debut en el Tour, en 2008, Nibali no pudo seguir a su compatriota Riccardo Ricco, que luego dio positivo y más tarde fue suspendido de por vida. A la pregunta de si podrÃa mirar a todos a los ojos y decir âestoy limpioâ, Nibali respondió el sábado en Perigueux con una contrapregunta: â¿Debo hablar ahora de los largos años de sacrificios a los que me sometà para llegar tan lejos?â.
Pese a su claro dominio hay también indicios de que todo discurrió de modo limpio. En su triunfo en la última etapa de los Pirineos, Nibali fue en Hautacam 2m49s más lento que el danés Bjarne Riis, cuando hace 18 años ganó el Tour en el que, según él mismo confesó, se dopó con EPO.
Nibali logró ayer al pie del Arco de Triunfo el primer Tour de para Italia desde la victoria de Marco Pantani en 1998. La victoria parcial en la prestigiosa última etapa en la capital sa fue para el alemán Marcel Kittel, que subrayó su estatus de mejor sprinter del momento.
Cuando Kittel derrotó en la recta final al noruego Alexander Kristoff y al lituano Ramunas Navardauskas tras 137,5 kilómetros de etapa, hacÃa tiempo que Nibali habÃa celebrado ya sobre la bicicleta su primera fiesta por el tÃtulo.
Con una ventaja de 7m37s sobre el francés Jean-Christophe Peraud y de 8m15s sobre el también local Thibaut Pinot, el italiano logró la diferencia más grande en la clasificación general de los últimos 17 años. Camino de ParÃs, el ganador tomó la tradicional copa de champagne mientras pedaleaba. Ya sobre el podio, tuvo que tragar saliva y luchar para no dejar escapar sus emociones. âNunca habÃa vivido algo parecido. Nunca habrÃa podido imaginarme estar aquÃâ, dijo Nibali, quien tras 3660,5 kilómetros y 21 etapas de esfuerzo se convirtió en el séptimo italiano en ganar el Tour.
El italiano se impuso además de una forma en la que pocos lo hicieron en el pasado reciente. El ciclista de 29 años dominó en todos los terrenos y fue el gran patrón del pelotón. Le puso su sello al Tour, pero el paÃs anfitrión también disfrutó con sus ciclistas al ver a dos de los suyos en el podio por primera vez desde hacÃa 30 años.
Pinot se llevó también con su tercera plaza el maillot blanco al mejor joven de la carrera. El jersey al mejor escalador fue para otro hombre destacado de la nueva generación, el polaco Rafal Majka, que en un principio debÃa ser únicamente el âaguadorâ de Contador.
El ciclista más regular fue el eslovaco Peter Sagan, que pese a que no logró ninguna victoria de etapa se vistió de verde en el podio de ParÃs gracias a las once veces que llegó entre los diez primeros.
El protagonismo sobre el asfalto en ParÃs fue, como es tradicional, para los sprinters. âEstoy súper orgulloso. Todo fue perfectoâ, dijo Kittel. âAhora sé que mereció la pena sufrir en las montañas.â
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