Aquel campeonato hubiera sido imposible sin Alec Lamont. El, un empleado ferroviario, un devoto del fútbol, un escocés que jugaba para St. Andrews Athletic Club en la cancha que ese equipo del que él mismo era el alma tenÃa sobre la avenida Montes de Oca, fue el armador de la competición. âHabrá hoy un partido entre el Buenos Ayres Association Football Club y St. Andrews Club, que se jugará en el Old Ground, en Flores, detrás de la playa de cargas del Ferrocarril del Oeste. El inicio será a las dos de la tarde en punto. Los integrantes de St. Andrews se juntarán en la Plaza Victoria a las 12.30â, avisó el diario The Standard el 12 de abril de 1891. Fue un desafÃo de cierta sencillez para St. Andrews, que ganó 5 a 2. En el otro partido de la fecha inaugural, durante el mismo dÃa, Old Caledonian venció a Belgrano Football Club por 6 a 0. Ambos, llenos de goles y llenos de voluntad, fueron los primeros partidos, por un campeonato oficial, que se jugaron en la Argentina. 65442h
Y si hubo un campeonato oficial fue porque el fútbol, ese que aquà se jugaba definitivamente diferenciado del rugby desde 1887, afianzaba sus tiempos expansivos. Lamont gestó la Argentine Association Football League, que organizó ese campeonato entre abril y septiembre, con ocho fechas que incluyeron la participación de un quinto equipo, Buenos Aires & Rosario Railways. Hurlingham, el sexto inscripto, no llegó a jugar.
Aquella primera fecha anticipó lo que serÃa el campeonato. Saint Andrews (compuesto por mayorÃa de ferroviarios británicos) y Old Caledonian (formado por trabajadores de la empresa que colocaba las instalaciones sanitarias en Buenos Aires) compartieron la primera posición. Hubo un desempate para ver cuál se quedaba no con el tÃtulo, pero sà con las medallas. Triunfó Saint Andrews por 3 a 1, con goles de Charles Douglas Moffat. El propio goleador en 1934, entrevistado en la revista El Gráfico por el periodista Félix Daniel Frascara, aseguró que su equipo ganó âpor casualidadâ y que enfrente sobresalió el que acaso fue la primera gran figura de un campeonato argentino: Jack Sutherland. âJack ya en Escocia era un crack y acá no habÃa forma de pararlo: tenÃa un juego completo, destacándose, sobre todo, por la gambetaâ, recordó Moffat. Para él, el talento de Sutherland era equiparable al de los religiosos que, como James Gybbon Spylsbury en Flores, se valieron del fútbol âtanto para conseguir adeptos a la religión como para apartar a los muchachos jóvenes del boliche.â
La historia oficial del fútbol de la Argentina no consideró propio a este primer campeonato porque no se continuó con otro en 1892. Sin embargo, algo muy potente habÃa comenzado.
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