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Arnoldo Gaite describe a Wladimiro Acosta como âun artista rebelde con impulsos creativos sometidos a los lÃmites del respeto a sus semejantes, porque entendió, ejerció y se enamoró de la arquitectura por su destino de alojamiento de la vida del hombreâ. Lo hace en Wladimiro Acosta, que acaba de publicar, en donde organizó inéditos y textos que hasta ahora no se encontraban con facilidad. La figura de Acosta mantiene con los años un alto interés y sus reflexiones acerca de la vivienda siguen marcando a los jóvenes estudiantes. 6v595f
Gaite tiene una larga historia con Acosta, arquitecto nacido en Odessa en 1900 y venido muy joven a nuestro paÃs, por haber sido alumno en el taller de arquitectura y luego docente. Gaite abrió la publicación con un escrito suyo y luego cedió la palabra a diversas personalidades del quehacer arquitectónico. En la primera parte transcribe a Telma Reca en âVivienda y climaâ y a Alberto Gerchunoff en âVivienda y ciudadâ. Además figuran las opiniones sobre el maestro de Alberto Prebisch, Carlos Méndez Mosquera, Juan Manuel Borthagaray, Jujo Solsona, Jorge Flank y Julio Cacciatore.
En la segunda parte figuran textos de Acosta sobre Relaciones entre la industria y el arte de construir, Nueva arquitectura, Vivienda mÃnima, el Plan de labor de su taller y proyectos y obras construidas.
En la tercera parte Juan Molina y Vedia escribió âLo moderno y lo nacional en nuestra arquitecturaâ. Pancho Liernur aportó sus âConsideraciones acerca de los fundamentos ideológicos del sistema Heliosâ. Anahà Balent tomó la obra del Hogar Obrero y del City block. Ana MarÃa Rigitti colaboró con âProyectos y obras en Santa Feâ, Patricia Ons y Cecilia Campos reflexionaron sobre la evolución en la planta de la vivienda unifamiliar, y por último Ricardo Blanco escribió sobre el diseño de muebles. El libro cuenta con un apéndice con cronologÃa, bibliografÃa y un Ãndice de proyectos y obras.
Viendo la obra de Wladimiro Acosta, es interesante advertir que proyectos como las casas colectivas para la isla Maciel, de 1960, el Instituto Politécnico en Caracas, de 1948, o el edificio de departamentos de Figueroa Alcorta, de 1942, mantienen un interés y actualidad notables.
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