Mercedes Castro Corbat estudió profesorado de Dibujo y pintura en la Prilidiano Pueyrredón, y paralelamente Historia del arte en la Facultad de FilosofÃa y Letras de la UBA. Estudios interrumpidos por su partida de Argentina y retomados en otros formatos en Inglaterra, Italia y Estados Unidos. En Gran Bretaña estudió en el Kent Institute of Art and Design, donde hizo o por primera vez, gracias a una amiga de Israel, con la joyerÃa contemporánea, una vocación que siguió en Roma. 84d4o
Luego de 17 años, y habiéndole picado el bichito de soldar metales, regresó a nuestro paÃs y estudió con el maestro de maestras, Jorge Castañón. Su foco de interés pasaba por lo artÃstico, en muchos casos fusionado con lo textil, el collage y los reciclados, como en su colección âGuirnaldasâ, de joyas en caucho reciclado. Obras, piezas de arte que en algún momento de su proceso se vuelven portantes como una de sus últimas series donde da cuenta del fenómeno de las garitas de ¿seguridad? en versión amuleto y escapulario.
âA partir de mi regreso a la Argentina en 2005. Cuando me fui dejaba la puerta de mi casa abierta y cuando volvà me encontré con la triste realidad de la inseguridad. El paisaje barrial del Gran Buenos Aires se habÃa modificado, poblándose de rejas, alarmas, cámaras de seguridad y casillas pintorescas que escondÃan bajo su encantador aspecto el deterioro que se habÃa producido en el tejido social. Se habÃa instalado la âGarita Protectoraâ en nuestra realidad.
âFascinada por estas casitas tan atractivas, empecé a tomar fotos y a hablar con sus âhabitantesâ. Circunscribiéndome a un área especÃfica de Zona Norte, precisamente el recorrido desde mi casa a la escuela de mis hijos, me concentré en catalogar los distintos tipos de garitas, agrupándolas por morfologÃa, por color, por material, por sus entornos. Realicé una serie de fotos intervenidas y collages creando una serie de imágenes de garitas protectoras y a la vez empecé a desarrollar la idea de una instalación que tuviera como eje la idea de la garita como hábitat y como falso dispositivo de seguridad. Coincidentemente, en ese momento en Argentina se estaba hablando mucho de este tema y de la idea de que la inseguridad era una sensación. Tuve la oportunidad de presentar mi instalación ese año, a la que llamé: âSensación de seguridadâ, que consistÃa en una verdadera garita a la que cubrà con un ploteo del relevamiento fotográfico de garitas que habÃa estado haciendo en el último año. Salvo la garita, todo lo demás era falso, desde las plantas hasta las cámaras falsas que existen en el comercio con el fin de engañar a los delincuentes.
âAl hacer este relevamiento fotográfico y al entablar una comunicación con algunos de los guardias de seguridad, descubrà que cada garita tenÃa su idiosincrasia y que además cada âhabitanteâ daba su impronta a ese hábitat laboral donde pasa 12 horas al dÃa, del mismo modo que cualquier persona lo hace con su puesto de trabajo. En algunos casos, descubrà grandes jardineros con los que intercambiamos brotes y plantas. Escuché la nostalgia del misionero que extrañaba la infinitud de la selva desde su metro cuadrado laboral. Dudé de la eficacia de la parafernalia que nos rodea al escuchar, como me dijo uno de los guardias: âSomos como espantapájarosâ y confirmé que la eficacia de las garitas funciona más como un amuleto que como un verdadero dispositivo de seguridad. Descubrà que las garitas también me interesaban desde el punto de vista estético, ya que, irónicamente, la belleza de algunas de ellas contrastaba con la fea realidad en la que vivimos.
âNunca falta el mate, el banderÃn del equipo de futbol, alguna estampita de un santo o virgen, como una doble protección. Espejos y espejos retrovisores de autos, adaptados a las paredes para anular puntos ciegos y a la vez cortinitas que garantizan intimidad dentro del espacio público. Orgullosas banderas argentinas, luces y arbolitos de Navidad en diciembre, huertas con increÃbles tomates en verano. Coquetas casillas para perros que combinan con el decorado de la garita. Me sorprendió ver el cuidado y dedicación con el que se mantienen los jardines que las rodean. Me gustó ver grandes clásicos del diseño de mobiliario haciendo homenaje al principio último del diseño, bello y funcional.
âEl tema de la protección en la joyerÃa no es menor. La idea de la imagen protectora de un santo, una virgen, Buda, que se lleva colgada como protección, es algo instalado en nuestra cultura desde tiempos inmemorables. La serie surgió a partir de esta idea de la imagen protectora como amuleto o escapulario, como un objeto material al que se le atribuyen propiedades mágicas de protección contra todo lo negativo. La joyerÃa contemporánea permite comunicar una idea de forma Ãntima y a la vez pública. Me gusta la idea de la obra itinerante, la posibilidad de entablar un diálogo entre el y el que registra esa pieza portada por el . Es en la potencia de ese encuentro donde radica el mayor valor de este nuevo lenguaje artÃstico. Eso es lo que más me gusta y valoro de la joyerÃa contemporánea.
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