âYo trato de no desviar la inocencia de la gente, no te voy a hablar de las letras. En lo posible creo, contra lo que mucha gente cree, que el asunto está en lo que uno escucha. Porque le achicás el campo posible de juego. Si uno empieza a describir las letras, la gente empieza a leerlas desde ese punto de vista, y a mà es lo que menos me interesa. Para mà la lÃrica es ésa, contra los que dicen âla letra tiene que ser llanaâ... Llanas, una pavada. Tiene que ser lo más estimulante posible. Es una incógnita, una poesÃa se confirma cuando a través del tiempo se permiten lecturas diferentes en diversos momentos. Como cualquier libro. 1c3u3u
âMe sueño durmiendo, durmiendo y soñando, es medio borgeano también. En general me acuerdo muy poco de los sueños, por eso trato de soñar de dÃa. En realidad son ensueños, están más cercanos a ideales. Tengo entendido que uno recuerda los sueños si despierta en el momento en que los está soñando. Pero duermo como un lirón, y realmente me despierto a la mañana y en contadas ocasiones recuerdo algo de mis sueños. Es como que vivieran los sueños y no hace falta trasladarlos a ninguna vigilia.
âNo, estoy acostumbrado. Tampoco me nutro de los ensueños, eso que relato me indica que está pasando algo, pero en realidad no soy un artista que se nutre de los sueños para llevarlos a la vigilia y transformarlos en lÃrica.
âEn general siempre ha sido asÃ. Este álbum pareciera leerse más personal, no tan dirigido, con esas pretensiones que uno tiene de describir ideales que abarcan a demás personas que la propia intimidad. En este caso se las puede leer casi en primera persona y como un resumen, tiene que ver un poco con el amor, con el deseo, con la muerte, con los sueños. El amor está siendo muy desacralizado y hasta ridiculizado, y creo que lo que sucede es que la gente tiene pocas experiencias de amor, porque las experiencias del amor no se repiten mucho. Es tan poco natural el amor que no se repite mucho en la vida. Cuando uno âpadeceâ (dice con comillas y hace el gesto) de amor no vuelve a ser virgen. Es difÃcil enamorarse de esa manera más de una vez en la vida. Pareciera que el espÃritu no puede hacer ese gran esfuerzo muchas veces. Acá hay una serie de canciones que tienen que ver con las maneras en que el amor se define entre las personas. Hay incluso un par de temas que parecen canciones de amor para dealers, porque hablan de un aeropuerto: âTenés los numeritos en tu cuelloâ...
âEn realidad hay una canción, Mientras tanto el sol se muere, que es una canción de amor genuina. Está dedicada a mi compañera. Le estaba debiendo una canción por más que estaba en varias, hasta que encontré una que valÃa la pena. Esta es una canción de amor que vale la pena porque de alguna manera dibuja a alguien que va a hacer un intento, sobre todo a alguien como yo, que no tengo una religión efectiva, que si me das a elegir, como dice Mark Twain, âprefiero el paraÃso por el clima y el infierno por los amigosâ. En definitiva es la canción de amor del álbum. Las otras son de relaciones, el deseo tiene que ver donde la traición tiene que ver. En cambio, la canción de amor más genuina que hay es ésa.
â... lo que pasa es que tomo Tafirol y Martini, y a veces exagero con martinis y tafiroles, como dice la letra.
âVivimos rodeados, es un mundo de marcas. A tal punto que hoy para un productor independiente se está haciendo prácticamente imposible la producción de eventos, porque hay un nivel sobre todo masivo que está marcado por los sponsors. Hoy en dÃa ningún show se paga con entradas. Se paga con sponsor, con televisación. Las marcas forman parte de la vida cotidiana. Por ejemplo, los tafiroles, en mi caso.
âEn el caso de lo que mencionaste del disco anterior, sÃ, porque el No logo se transformó en un logo. Es una marca registrada de la señora Naomi (Klein).
âSÃ. Las corporaciones y todos estos pooles de dinero que abarcan revistas, radios, todo eso, están detrás de lo que pueda rendir algún dividendo. Hoy en dÃa la cultura del entretenimiento da mucho dinero; y bueno, a partir de ahÃ, los capitales y las marcas van detrás.
âYo me llevo para la mierda, porque por un lado me aumentan todos los servicios; al alquilarlos, me combaten, hay cosas que no me las alquilan. Me cuesta más que a nadie porque no puedo comprar paquetes como las productoras grandes. Para un productor independiente, en los dos extremos hoy en dÃa están mal. Cuando recién asomás la cabeza, después de Cromañón no han quedado prácticamente lugares para tocar, y tenés que tocar en esos maratones, primero en una serie de 25 grupos, y la gente escucha apenas los últimos tres. Y por otro lado, cuando te va bien, como en el caso mÃo, que llenás estadios, el problema es cómo solventás eso porque todavÃa estoy pagando cosas de lo que hice en La Plata. Ahora, cuando contratás para tener el nivel de la gran guita que circula en estadios, de los sponsors, ringtones y la televisación, todo lo que yo no tengo... me cuesta competir con espectáculos de ese nivel. Acá hay que reemplazarlo con talento porque sabés que probablemente no puedas contratar lo mejor. Y es más: por ejemplo, River me está vedado. Porque está medio capturado por una productora importante y ahà se puede usar un piso que lo tiene la productora importante. Es como es: las reglas de juego están dadas asÃ. En realidad no me preocupa porque a través del tiempo siempre he inventado estadios. El de La Plata no se usaba hasta que lo usé yo.
âTrato de no transmitir estas miradas a cuestiones ideologizantes. A veces son caprichos, y otras veces son más significativos para uno. En definitiva, no tengo más argumentos. Porque el argumento base, hoy en dÃa, con un personaje como el mÃo no funcionarÃa porque está probado que vendo discos, se llenan los estadios. No hace falta que te modifiquen como cuando sos una banda novel, y te dicen âlo conveniente es esto, andate a cenar si están los paparazzi afueraâ, y hasta deciden cuántas horas y cuál es el ingeniero y el productor de turno. Hoy lo que me ofrecen es más dinero del que yo puedo ganar. A veces uno tiene caprichos que duran lo que duran. A mà me siguen durando.
âLos panfletos no los mandé yo. Tienen todo su derecho, pero yo no creo que esto esté sucediendo ahora. Creo que se ha terminado la inercia contracultural que en la Argentina duró muchos años. Ahora escuchan cualquier cosa. Escuchan una cumbia, después Los Redondos, después Juanes. No hay esa carga contracultural, a tal punto de que todo lo que es hypeado de una manera demoledora es exitoso de una manera demoledora: Harry Potter, High School Musical o Gran Hermano. Los chicos quieren fama, fortuna, y creen que la manera de conseguirlo es con las promesas de las corporaciones del espectáculo. Durante muchos años, las bandas independientes fuimos favorecidas por la gente que desconfiaba de los productos que la industria del espectáculo ofrecÃa. Siempre hay gente joven tratando de abrirse paso, pero están cerca de un agujero negro. Cuando uno está orbitando cerca de tanto dinero, estar tan cerca seguramente modifica en algo las razones artÃsticas que tenés para generar cualquier cosa. Estos parates que tengo no son por cuestiones artÃsticas. A mà se me van acumulando cosas que me gustarÃa publicar de todo tipo. El asunto es que cada vez que llega el momento de ponerme de productor de mà mismo, es un dolor de cabeza, porque hacen todo lo posible para que lo tuyo no funcione.
âClaro, y la tentación a veces es mucha. Porque hablan de cifras que yo como productor no puedo ganar. Están atrás otros capitales que refuerzan la producción con millones de dólares. Más que nada, la gente tiene que estar medio a favor de que eso sea exitoso. El rock como cultura ha perdido el dominio y los chicos han dejado de ser militantes del rock. Lo digo porque ahora te ponés a ver los programas donde se saben las letras de cualquier cosa. Antes, el sector que escuchaba rocanrol no se sabÃa las letras de Arjona; son músicas que tendrán su valÃa, pero no pasaba. Ahora les pasan música de fondo y se saben la letra de todos. Independientemente que hay una legión de chicos que sigue con el rock.
âEso tiene que ver con el derrame de la economÃa en la sociedad. Los eventos cuestan lo que cuestan: alquilás sonidos, luces, estadios, eso tiene valores de gente que no piensa en estos detalles. Lo que pasa es que el mundo de Orwell y Huxley se parecen: el de Orwell, de hombres miserables; y el de Huxley, una elite que consume a diestra y siniestra lo que se le cantan las pelotas. Como está presentado, no tenés posibilidad. No sé cuánto sale ahora armar un show, pero supongo que las entradas que cobran los chicos es lo mejor que pueden hacer. De movida, hay valores de los que no te podés mover, lo mismo que la venta de CDs. Ahora: asà como nada se paga con las entradas, con la piraterÃa tampoco, es algo más que una promoción de tu trabajo. Porque dinero no ganás, aun siendo tu productor.
âA mà me gusta dar un punch más homogéneo. Cuando uno tiene la posibilidad de hacer la lÃrica, la música, ilustrarla... tiene más fuerza, porque hay una unidad. Yo aprovecho y me genero este formato extraño, para que mis ilustraciones se luzcan más. Supongo que el fetichismo ayuda, el hecho de que la gente quiera tener moléculas y no bits. Eso tiene que ver con las bandas de culto: por más que sean masivas, la gente quiere tener el objeto y eso ayuda, pero de cualquier manera hoy se piratea a trocha y mocha. Eso está siendo vehiculizado de lugares injustos, cuando escucho algún músico que está en una de estas corporaciones y dice âyo entrego generosamente mi material por Internetâ, es porque no gana un peso por la venta de discos. Vos ganás en el momento en que firmás el contrato, después no ves un mango más. Pero un productor independiente que se nutre de lo que hace, que la gente robe derechos intelectuales y artÃsticos que tenés, no está bien. Esto que hizo Radiohead acá no podrÃa funcionar. Es más probable que ingrese un hacker y te morfe la cuenta bancaria a que te entren a mandar dólares.
âSÃ, pero eso funciona en un lugar donde las cosas menores tienen un valor despreciable. Donde nadie se afana la leche o el diario. Acá si hacés lo mismo, te lo bajan y no te mandan un carajo, porque las condiciones económicas son diferentes. Es muy difÃcil para un productor independiente que vive de lo que ingresa por la venta; si no, no lo comercializarÃa. Es más fácil para quien está fuera, o porque no vende mucho, o porque la compañÃa le paga el contrato. Es caro hacer un disco. TendrÃas que resignarte a hacer las cosas con portacasete, como hizo Andrés (Calamaro), pero si uno quiere hacerlo profesionalmente es caro. Es la manera de reencontrarse con el dinero para mantener el trabajo.
âCuando éramos más jóvenes y contraculturales, la independencia era como una bandera. Pero como ya no le importa un carajo a nadie, es algo que me importa a mà exclusivamente. Sigo asÃ, perdiéndome de ganar mucho dinero. Pero tiene sus ventajas: no tengo que atender a productores rompepelotas.
âVeo mucha televisión, pero no me gustarÃa estar ahÃ. Hay una protección, aunque ha fracasado, la sigo manteniendo. Con la notabilidad que tengo me llevo para la mierda, más que eso no tolerarÃa. Yo no tengo nada para decir... doy esta serie de reportajes para avisar que tengo un trabajo en la calle. Pero no tengo interés de decir cosas. Sà de manera artÃstica y con lenguaje artÃstico. Pero no tengo otra cosa para opinar, ni para decir. Y creo que, en realidad... (hace un largo silencio) A veces uno prefiere callar; cuando uno habla, termina diciendo cualquier pelotudez.
â¿El artista? Conmigo es muy fácil: está trabajando. Aunque no lo veo como un trabajo, me da placer, vengo a Luzbola o a Luzbulo todos los dÃas a las 7 de la mañana, y voy acumulando trabajo. Y cuando ya descansaron mis nervios de todas las transas alrededor de las cuestiones económicas y me embalo, me meto, puteo hasta que sale el disco. Lo que hago es laburar, componer canciones, músicas, letras, ilustrarlas, leer.
âEstoy comprando más libros de los que leo. El último que leà es La modernidad lÃquida, de Zygmunt Bauman. Un trabajo rico como descripción de cómo están las cosas. Pero me entusiasmo por el viejo hábito, aunque es más lo que hago que lo que absorbo. Uno aprende las cosas en la primera etapa de la vida y después trata de sacarse ese bagaje durante la vida. Yo tengo que estar empezando el año que viene a armar varias cosas. También manejo la estética de la pantalla. Cuando empecé, tenÃa que decirles a los que iban a dedicarse a videar eso qué temas incluÃan: tienen que ver con la sensualidad, el erotismo, la muerte y el amor. En realidad, todas las canciones tratan un poco sobre eso.
âA esta altura, lugares comunes son los que sobran. Pero no está de más intentarlo.
âLo que pasa es que se han hecho descripciones del rock barrial o chabón que son antojadizas. Tiene que ver con alguien que necesita agrupar y tener un epÃgrafe para la foto. Hay de todo, hay chicos fuera de la cultura por marginación, a otros les importa un queso, y otros: hasta en la Villa 31 hay un pibe que se pela leyendo. La relación con las letras no tiene que ver con la clase, porque la mayorÃa de los chicos de clases aposentadas son de una ignorancia supina. No es que por un buen pasar económico aprovechan para ilustrarse. Hay un abandono de la cultura y la educación durante años que se está notando. Un tipo de mi edad vivió con una tendencia cuya moda era tener un libro bajo el brazo, aunque no lo leyera.
âNo tiene que ver con un público especial. El público que va a ver a Juanes es igual de ignorante que el de The Police. Es lo mismo. En un lado son unas señoras que creen que arte es UtilÃsima y en otro lado hay un montón de pibes que están pendientes del hypeo, y que creen que lo que dice New Musical Express es una posta total, por más que duren un par de temporadas y que no aportaron nada a la cultura rock.
âHay una copia permanente. Estoy más escéptico que en otras épocas. Ya no es ético ni estético sino éxito o fracaso: los chicos creen que copiando algo exitoso eso puede ayudarlos, cuando es al revés. La fórmula para asomar la cabeza es hacer algo diferente, atractivo, diferente, ingenioso, distinto. Pero eso no es lo que está sucediendo: un montón de chicos que imitan a Calamaro, bandas que imitan a Los Redondos. Va más allá de una clase social. Se ha quitado la cultura y la educación de las metas más significativas que una sociedad tiene que tener para perdurar.
âPero no me interesa traducir a otros lenguajes. La poesÃa tiene ese poder de astringir a distintos estratos sociales, porque si son ricas como estimulantes permiten la interpretación diferente de la gente. Lo que intento hacer es emocionar a otros a través del mismo mecanismo en el que soy emocionado. No bajar lÃneas. Generar algo estimulante para que alguien se detenga a ver de manera oracular. Para mà son crÃpticas la mayorÃa de las poesÃas, no sólo las que hago yo. Recién empiezo a âentenderâ cuando me involucro. Y cuando me interesa, empieza a funcionar el fenómeno, empiezo a volcar en mà la interpretación. Algo que me interesa y me hace crecer metafÃsicamente.
âNo, de movida no sé qué significa. La gente no se da cuenta de que el mayor ignorante de cómo funcionan las cosas con uno es uno mismo. Uno es testigo de sus miserias y egoÃsmos. Lo primero que hago es levantarme, avergonzarme de mà un rato, y a partir de ahà voy a desayunar y a leer un diario. En definitiva, el personaje que uno es, es la necesidad de miles de personas de que a alguien le quepa ese chaleco de ser honesto y todas las virtudes que te endilgan, y gracias a Dios tus amigos también saben que tenés en cuentagotas y también tenés una cuota de miserabilidad que puede ser muy grande. Uno no puede estar creyendo en lo que la gente dibuja con uno. Prefiero estar pensando en la gente que quiero, que tolera mis miserias y estar como francotirador, y tener una mirada de francotirador, no estar involucrado en el personaje que uno es. No me reconozco en ese personaje público.
â... nahh, me libera mucho pensar en términos de mi punto de vista, me libero de mà mismo. No necesito estar pensando en mà desde un lugar determinado porque es conveniente para mi imagen, de movida porque soy un artista muy añoso. Ya me pasó el éxito, ya me pasaron montones de cosas, necesidades de confirmar en la vida, para sentirse que uno es alguien. A nivel emotivo, Ãntimo y religioso, yo no voy a ninguna parte, yo ya llegué. No tengo una religión que me permita creer en el infierno, el cielo. Donde tenÃa que llegar el ser humano, mi carrera ya llegó.
âTengo una formación desde la nueva izquierda, existencialista por la edad. Pero no pretendo ser un artista existencial. Creo en la obra, no creo en el personaje. El martirologio, el suicidio público para cumplir con la vocación de la gente... Para sacrificios, conmigo no cuenten. A mà me gusta hacer las cosas con arte. No morirme joven, ni ninguna de esas pelotudeces.
âA medida que uno se va poniendo grande aparece la cosa de sumergirse en la nada. Es lo que hace que la gente crea en las religiones: el miedo a la muerte, a la nada. Soy claustrófobo, asà que algún temor me asoma. Ya cuando tengo una edad que miro a mis costados y tengo un par de ejemplares de mis amigos que capotaron y entregaron el sachet... cuando uno es joven es inmortal, es una cuestión que ahora te preguntás. Pero no he tenido ninguna revelación, no puedo mentir que creo. No sé cómo hace la gente. La gente prefiere tener un Dios toda su vida y que le quite su libertad, porque para llegar al cielo hay que cumplir una serie de pasos. Y a mà me gusta que la vida me sorprenda. De los diez mandamientos mÃos, nueve son no te aburrirás, y el décimo me olvidé.
âNo, si uno se dedica a lo que le gusta, con ahÃnco e involucrándose emotivamente. Nunca he tenido el famoso sÃndrome de la página en blanco, un carajo. No tengo tiempo de editar, arreglar o promover lo que hago, porque me dedico full time. Está bien que trabajo sólo por la mañana, temprano y después del mediodÃa descanso, estoy con mi familia. Pero esa secuencia de todos los dÃas forma parte de la manera que me entretengo, me divierto y me pasa la vida bien.
âLa claustrofobia tiene que ver con que no se puede torcer el destino. Lo que no me gusta del avión es que durante diez horas no puedo tomar decisiones de lo que quiero hacer. Si vas en un bondi, se rompe en Atalaya, te bajás, te vas a dedo, podés modificar el viaje. No me siento encerrado, pero sà cuando hay algo que no puedo modificar. Eso me provoca una inquietud grande. Lo difÃcil es la fobia, el hacerse cargo del cariño de miles. Todo el tiempo alguien te vigila. Hay gente que se maneja muy bien, o maltrata o tiene paciencia, o tiene la premisa de decir âtodo lo que soy se lo debo a la genteâ. Yo creo eso también, pero uno no puede hacerse cargo del cariño de miles porque es una secuencia ininterrumpida.
âHay grajeas electrónicas, pero como tenÃa la idea de hacer algo más referido a la banda, están sumergidas y generan texturas. Antes tenÃan un rol más protagónico. Ahora están más sumergidas sumándose a las texturas de las guitarras. Algún sonido que provoca una interpretación sin tomar un rol protagónico. Como toco muy mal la guitarra, los solos generalmente los hago con un teclado, con un preset de pedal y los hago reemplazar por un guitarrista que toque bien. TenÃa pensado salir con el nombre de Los Fundamentalistas, pero soy tan tirano, y quiero que todos hagan lo que yo quiero, era al pedo, porque no estoy en una banda. Estoy decidiendo todos los detalles. Lo que impide una secuencia más corta entre trabajo y trabajo es comercializarlo. Tengo en proyecto varias cosas. Es la idea que tengo para quedarme tranquilo.
âMe permite no estar inquieto por saber de qué manera voy a presentar el trabajo futuro.
âNo, pero he tenido ataques de fobia feos. En un cine en Uruguay me tuve que levantar e irme. Cuando vivÃs de esta manera, con mucho aire (muestra el lugar, su espléndida mansión en el oeste del conurbano), no te das cuenta. Voy a Uruguay para que no me jodan mucho. Siempre Ãbamos durante la semana, entonces están prácticamente vacÃos. Pero una vez me quedé y fuimos un fin de semana. De pronto estaba en esos cines nuevos, medio chiquitos. Se empezó a llenar de gente, me puse a transpirar frÃo, y tuve un aviso de lo que puede ser el panic attack, una cosa muy incómoda. En realidad me aburre salir, cada vez que salgo gana fichas de que aquà adentro me divierto más, primero porque las cosas que me gustarÃa ver tengo que ir al vip, o tengo que estar en un lugar donde me rompe los huevos la gente. Por eso es que intento viajar para ver espectáculos.
âNo, porque trato de darme la maña para que eso no suceda. Otra vez que me pasó, como venir en un coche del centro, y que me agarre un piquete, y me tuve que bajar del coche. Virginia (su mujer) me carga cuando camino en la ciudad. Yo voy cambiando la manera de caminar. Pero toda esa especie de historia que hicieron en el reportaje anterior de que los Ãbamos a buscar, y que mantenÃamos secreto el lugar de mi residencia, era para que no se perdieran al llegar, porque venir acá es complicado. Pero nada más.
â... me acuerdo. En realidad hablé de las bengalas. Lo rescataron como una cosa fundamental, yo no dije eso: dije que formaba parte del folklore de las bengalas. Porque ya nos empezaron a prohibir los lugares abiertos, y GarcÃa dijo: â¿Qué? ¿Van a prohibir las navidades?â. Hay como una especie de locura en tirar una bengala en un lugar cerrado. Los lugares de Chabán no han sido mucho más seguros que el CBGB, que tenÃa una sola salida. Pero no era una cuestión fundamental. El rocanrol no tiene ningún condimento fundamental. Pero yo tengo imágenes impresionantes de River que venÃan con las bengalas y se generaba una estética muy fuerte.
âEpica. Pero no soy un fanático, que si no prenden las bengalas no siento que no esté pasando nada.
âTiene que pasar, pero estimulado por un hecho estético potente. No es que sea simplemente el aguante. No es una tontera tener un público que resuene, a tal punto que muchos artistas extranjeros hablan del público argentino en especial, no sólo del de rock, por su grado de respuesta. Aquel que ha ido a ver shows en otros lados... te das cuenta de que los Rolling Stones en Canadá están sentaditos. Sinceramente prefiero la gente con la remera y saltando. A mà me parece bueno, siempre y cuando no le toleren cualquier capricho y boludez al artista. No he tenido iración por un artista como han tenido con respecto a mi personaje. He tenido iración, pero jamás esa especie de fanatismo militante. No sé muy bien cómo son los mecanismos, pero es grato y es bueno. Resuena la gente con lo que hacés y va a verte a distintos lugares donde vos toques. Ahora, si es aunque arriba esté pasando cualquier cosa... Si el tipo está cayéndose de overdosis, tengo la pretensión de que tiene que nacer de arriba del escenario. Yo siempre fui un sorprendido de que me pasaran esas cosas. Esto es lo extraño de los proyectos donde estuve. Con números de culto pero masivos, generalmente los artistas de culto son minorÃa, pero Los Redondos eran masivos.
âEn realidad ni en la primerÃsima época tocamos con menos gente que el ámbito donde estábamos. Y eso te da una especie de costumbre a nunca planteártelo. Cuando era un lugar para 300 personas habÃa 200 afuera, para 2000 habÃa 500 afuera. Siempre habÃa capacidad llena. Nunca sabés cuándo es más: de los pubs a Cemento, de Cemento a Satisfaction, de Obras a los estadios más chicos, a River, qué sé yo. Hubo una progresión conmovedora, pero no te das cuenta porque uno va siendo testigo de cada integral. Todos los parciales los vivió uno de la misma manera. No sé cuándo comencé a sentir que pasara algo. Yo sentà que pasaba algo antes de que fuera a verme nadie. Siempre me está pasando algo, que estoy en un momento bueno y puedo exponer a lo que me dedico y hay mucha recepción no sólo de la crÃtica a través del tiempo, espero que en éste también.
âMirá, independientemente de que a uno le gustarÃa ser recordado, tengo para mà que es mucho más digno el olvido. En el recuerdo están esas sumatorias de mentiras; no, mentiras no... De esas confusiones que hay alrededor de uno, que lo que perdura de uno es una imagen monstruosa, pero eso no quiere decir que la vanidad, no esté sólo en la memoria sino también en el presente. La vanidad me dice que me gustarÃa ser recordado, pero hay una parte de mà que cree que hay mucha más dignidad en el olvido.
âEso quizá le harÃa mejor a mi espÃritu. Veo todos estos libros biográficos, son una sarta de delirios, ni siquiera los datos âno las especulacionesâ tienen que ver con la verdad. Son la sumatoria de cosas que les han dicho. Gente con roles secundarios. Si fuera la obra, me es grato pensar que va a pasar. Pero que se cuenten anécdotas de ese muñeco diseñado por una multitud de mentes de necesitados no es una cosa que me agrade.
âSinceramente a mà me gusta la vida mientras yo estoy vivo. Deseo no complicarle el futuro a mi hijo, y que pueda estar tranquilo con la imagen que se tiene de mà como artista. No creo en la representación sino en la obra. Cuando veo los canales de divulgación cientÃfica y digo âyo estoy vivoâ, y los cuatro o cinco libros que se escribieron con Los Redondos... no puedo hacer que se den cuenta de que eso con la verdad guarda un 15 por ciento y lo demás es un delirio. Me imagino si se levantara San Pablo y viera lo que se dijo de él, se cagarÃa de risa. La gente no está a favor de creer que vos sos menos de lo que ellos necesitan que seas. La gente se niega a que seas más elemental, más simple a lo que ellos necesitan que el artista reverenciado sea. Cuando te pasa la notabilidad, le cuesta a uno protegerse de eso. Porque la gente te ficha, quieren que seas ese muñeco. La gente que he conocido después de la notabilidad no quiere tener a mi intimidad realmente, es una de las cosas molestas. La gente no está a favor de que seas menos de lo que ellos necesitan. Por un lado, estar a la sombra de un notable agobia bastante. Si el aura alrededor tuya es respetable y te quieren, cuesta mucho reconocer en el poster lo que la gente prefiere.
âTodo lo que sea desacralizar, que me pasa cuando salgo, que los pibes están temblando al lado mÃo... No tengo esa cosa de ofenderme con facilidad. No tengo cosas sagradas, no coincido con ese humor. Les habrá roto las pelotas a alguien, que se habrá ilusionado. Quizás ha sido algo en lo cual se han refugiado los chicos que encontraron en la letra, música, y el comportamiento artÃstico que hicieron Los Redondos diferenciados del resto de las cosas, quizás ha sido esa famosa honestidad. Uno no tiene a su propia honestidad, ha sido algo que les cuesta entender que pueda estar sujeto a cualquier cosa. Hay algo que para ellos es un referente o algo importante, en lo cual se han refugiado en sus problemas de gente joven y entienden que hay algo... Se habrán preparado para ir a vernos.
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