âNunca fui un gran fan del metalâ, reconoce Chester Bennington. âDe chico amaba a The Cure y a Depeche Modeâ, explica, y seguramente confunda a más de uno: Linkin Park, la banda en la que canta este vegetariano hipertatuado de 34 años nacido en Phoenix, apareció en octubre de 2000 con un debut (Hybrid Theory) que les valió el mote de rap metaleros, en el peor de los casos, o de metaleros alternativos, en el no demasiado mejor. El álbum vendió 30 millones de discos y fue uno de los debuts más auspiciosos en el comienzo de una década que venÃa abonada por la explosión del nü metal, que luego cayó en desgracia e implosionó. El álbum fue número 2 instantáneo en Billboard y agarró a Bennington con 24 años y dos hijos en el jardÃn de infantes. A exactos diez años de aquello, Linkin Park tocará por primera vez en la Argentina la semana próxima en el estadio de Vélez, para presentar A Thousand Suns, el nuevo disco (el cuarto) de esta banda de California. Disco que, para cerrar todo, debutó primero en Billboard. 1z546y
Entonces, ese recorrido circular de Bennington y Linkin Park nació por y en el metal (al menos en su vertiente nü). âEs obvio que debo agradecerle al metal lo que me ha dado, pero nunca quisimos cerrarnos en él. Cuando escuché Ministry y Nine Inch Nails de pibe, dije: âMierda, estos tipos te la ponen en la caraâ. Su música era tan buena y tan energética que esos sonidos pesados terminaron influyendo en mÃâ, empieza a recordar el tramo. Chester dirá que él es âmás de lo melódicoâ. Obviamente no de escuchar a Serrat, pero sà a Stone Temple Pilots, el hardcore melódico y la banda de Robert Smith. Precisamente esa búsqueda, más coreable que irascible, define mejor A Thousand Suns que cualquier griterÃo de los álbumes anteriores.
â¿Qué le pasó a Richard?
âAh, no. Por suerte no nos ha pasado eso. Sà es cierto que hicimos un disco más retraÃdo que los anteriores, no va tan al palo siempre. Pero también es agresivo, cuidado, porque con la tecnologÃa aplicada al sonido podemos ser intensos y ya con eso no necesitás andar gritando todo el dÃa.
Es sabido que a los gritos no se entiende nadie (salvo tal vez los All Blacks y los operarios de Bolsa) y Chester y su coequiper vocal Mike Shinoda parecen haberlo comprendido: âHay un trabajo muy coral en este disco para acompañar lo musical, que me parece que es muy texturado, que tiene muchas capas de sonido muy decentesâ, evalúa su propia obra. Tal vez los seguidores acérrimos de la tradición de Linkin Park queden en orsai al escuchar A Thousand Suns, un disco donde por momentos hasta suenan a revival de garage cruzado con estribillos pop (algo como The Killers, para que se ubiquen). âTambién tiene que ver con que abrimos el juego con Mike. Si bien otras canciones que él ha compuesto las he cantado porque entendÃa lo que proponÃan, en un punto emocional es bastante jodido hacer una canción de otro. Hacer una canción es registrar qué pensás sobre algo y cómo te sentÃs, asà que cuando Mike me mostró éstas le dije que se dejara de joder y las cantara él, que saliera de esa cosa de sólo rapear. En fin, eso elevó su confianza y no me ha quitado lugar vocal, asà que genial.â
âNuestro mundo es muy diferente al que era hace 5 o 10 años. Viajamos mucho gracias a la música y en todos esos viajes hemos visto los conflictos, los paÃses ricos y pobres y en cada paÃs de ésos, sea rico o pobre, la brecha social. Hemos visto de muchos modos qué tan buena o mala puede ser la vida y cómo eso afecta a los jóvenes. Ese espacio de juego entre el mundo externo y el mundo emocional fue nuestro leitmotiv. Porque hacer una canción es, también, una experiencia de honestidad humana.
Linkin Park propuso en sus comienzos un grito de desesperación adolescente, un rabioso âno me rompan másâ adornado con rap, hardcore, metal y techno industrial. Pero cuando la ola rompió contra las costas de la moda, quedaron olvidados y tapados del polvo que levantaron los emos al empezar a revolear sus alas. âMirá, yo soy padre, tengo dos hijos de 15 y de 14. Escuchan música bastante agresiva en un buen sentido, música que propone algo con coraje, bandas de heavy sinfónico y progresivo. La salud emocional de los chicos es algo muy delicado y siento que los emos vinieron a sacar tajada de su angustia y a deprimirlos más en un pozo para seguir vendiéndoles sus canciones. Es como si los emos hubieran venido a robarnos a nuestros hijos y poner en su lugar a zombis depresivosâ, dice.
La contaminación, la guerra, el hambre digitada y la alienación de la TV y la PC aparecen expresamente citados en A Thousand Suns, cruzadas con odas libertarias como Wisdom, Justice and Love, un tema donde samplean a Martin Luther King. âNo somos expertos analistas de polÃtica internacional pero, personalmente, pienso que hay una elevación moral y ética en el mundo, en un montón de sentidos, respecto de cuando empezamos a tocar. En los Estados Unidos, los mormones, judÃos, católicos, protestantes y ateos conviven. Hay muchos puntos de vista filosóficos y religiosos diferentes, y no soy quién para definir qué deberÃa estar haciendo la gente. Pero sà te puedo decir que veo que la gente está harta del poder y las divisiones.â
âEn Estados Unidos, el poder de las corporaciones es gigantesco y eso genera mucho malestar aquà también. No hemos hecho felices a muchos afuera de Estados Unidos y entramos estúpidamente en esta guerra falsa, pero hay que tener cuidado porque en un paÃs sin dinero también podés tener poder. En un paÃs sin comida podés tener mucho más poder que en uno con mucha producción de alimentos. Creo que el mundo serÃa mejor si no tratáramos de tener siempre el control y el poder sobre las cosas sino sintiendo amor y teniendo tolerancia. En eso, las corporaciones y los gobiernos son responsables, pero también las organizaciones religiosas y los directores y maestros de escuela tienen su parte en todo este gran lÃo.
* Linkin Park toca el jueves 7 de octubre en el estadio de Vélez Sarsfield. A las 21.
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