Al cierre de esta edición, hacÃa apenas unas horas que un astro del cine habÃa subido la escalera al cielo a unos âen él todavÃaâ jóvenes 63 años. Robin Williams, el gordito mofletudo de nariz colorada que te hizo reÃr, enternecerte y emocionarte hasta las lágrimas, dejó un mundo bastante denso para las almas sensibles. Se habla de un posible suicidio por asfixia, pero eso no es lo que convoca. Para los sub 30, Robin fue un maestro de la risa, el humor y el drama: de sus comienzos en el stand up y el programa Saturday Night Live, junto a John Belushi, Dan Ackroyd y Chevy Chase, hasta su última sitcom, The Crazy Ones, junto a Sarah Michelle Gellar (sÃ, Buffy, la cazavampiros), pasaron casi cuatro décadas. En el medio, gozadas por chicos y grandes, su debut en Popeye, la genial peli de rinocerontes, monos, cazadores medio limados y juegos mágicos Jumanji, la tan abrazable señora Doubtfire en Papá por siempre, el eterno niño Peter Pan en Hook. 6n3v3l
Y eso tan sólo en lo que refiere a comedias. La versatilidad de un genial y a veces conflictuado actor le permitió romperla en La Sociedad de los Poetas Muertos, Buenos dÃas, Vietnam y El Hombre Bicentenario, o en dramones increÃbles como la historia real de (Hunter) Patch Adams (donde además hacÃa su presentación ante el público masivo la otra gran pérdida esencial del cine en este año, Philip Seymour Hoffman), la excelente Despertares, la tenebrosamente controversial Retratos de una obsesión. Y hasta se dio el gusto de trabajar con Monty Python en Las aventuras del Barón Munchausen.
Además de ser un actor eximio, prestó su payasesca voz a personajes tan queridos como el genio de AladÃn, se reconoció gran fanático de la saga Zelda (de hecho, asà nombró su hija) e incluso apareció en un capÃtulo de Padre de familia, donde todo el pueblo se convertÃa en él. Y, como si fuera poco, da unas impecables clases de stand up en Weapons of Self Destruction.
Más allá del curioso dato de que sólo recibió un Oscar por actor de reparto en la peli En busca del destino, Robin Williams se erigió no solamente en un actor único sino en un personaje maravilloso. âLa vida sólo te da una pequeña chispa de locura. No debes perderlaâ, recomendó alguna vez. Habrá que hacerle caso. Chapeau, maestro. Buen viaje.
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