Sobre la plataforma que flota encima de la pista de karting, los oÃdos se sienten asediados por moscardones. Bajo la autopista Perito Moreno, los tres Mecánicos de Satán se prestan para la foto del NO y, por más que su música no sea molesta como el aleteo de los karting, ruido y autos son dos cuestiones que de alguna forma los atrapan. âNuestro tema más recurrente podrÃan ser los autos, pero este disco cuenta mayormente historias de gente trastornada, salidas de mi imaginaciónâ, esclarece Luis Braini (guitarrista y cantante), a propósito de Dos, su segundo larga duración. 42205w
La vena fierrera arrancó con papá Braini, quien dedicó varios fines de semana a llevar a Luis y a su hermano Guido âbaterista del grupoâ al autódromo y curtirlos en talleres mecánicos amigos. âNos gustan los autos a un nivel normal: no tenemos coches tuneados, ni somos mecánicosâ, despeja Guido.
La reciprocidad entre el rock fuerte y los autos tiene un amplio currÃculum, pero Mecánicos de Satán hace de eso apenas un yeite simpático. âNo nos la tomamos muy en serio. Sin burlarnos, no entramos en la onda âautos, minas y glamourâ. Tal vez el estilo de música tenga relación con las carreteras y los coches, pero no sé qué cosa determinó a la otra: si los autos a la música o al revésâ, sigue el cantante del trÃo, que también participó del compilado 25 canciones para escuchar mientras te hacés una tostada, en el que figuran El Mató a un PolicÃa Motorizado, Pez, She Devils, Fantasmagoria, Hacia Dos Veranos, Las Armas y Sub, entre otros.
Dos desnuda con aceptable fidelidad los gustos de sus músicos, donde aparece la nube del stoner. Y en este punto se suman a la larga lista de bandas que suenan de un modo, sin reconocerse como tales. âPodrÃa ser en cuanto a la instrumentación âconcede Luisâ. Las bandas más stoner tienen cantantes que suenan como hombres, jaja. Hay una dureza ahà que nosotros no tenemos o que pasa a un segundo plano. Además, en ese género encuentro lugares comunes que nosotros no repetimos, quizá por tener otras influencias. Hay segmentos más psicodélicos en los que bajamos la intensidad, nos tomamos esos recreos.â
De la mano de la fuerza regresa la palabra âruidoâ. Eso les dijeron en muchos boliches sobre su música: que bajen un cambio, que sean buena onda y hagan algo acústico. âTocamos fuerte, en los lugares pequeños se complica, podés terminar torturando a la gente. En algunos casos no te amplifican la baterÃa, tienen un micrófono, te hacen salir sólo con una caja de voces, tipo ensayo. Hay quienes piden que bajemos el volumen pero, por el tipo de música que hacemos, es imposibleâ, explica Guido. âTambién nos cuesta encontrar lugares porque tenemos cierto hermetismo, no nos juntamos con gente del ambiente. Elegimos cuándo tocar, hacemos lo que queremos porque nunca tuvimos metas. Asà interpretamos qué significa tener una banda. No es lo recomendable, pero es lo que elegimos.â
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