kResulta inquietante, pero la respiración del chabón suena casi en la nuca. Por el rabillo del ojo se ve que lleva remera negra de alguna banda de metal. Motörhead, parece. Ahora, salvo que el tipo quiera imitar la fatality con la que Jade acaba de despacharse a Scorpion, no es peligroso. Sólo quiere jugar un poquito al Ultimate Mortal Kombat 3, uno de los tantos clásicos que los gamers de ley, de cualquier generación, pueden ver, conocer y experimentar en la muestra Play The Game. 3j3x2y
Ahà se pueden ver consolas resguardadas tras vitrinas como si fueran piedras talladas del antiguo Egipto, aparatitos casi mÃticos como la Coleco, bastiones del nerdismo como la Atari y rarezas nacionales como la Teleclick, una consola que producÃa Magiclick, la empresa de los chisperos que âprometÃanâ duraban cien años. De allà a la última Playstation, la PS4, la exposición recorre cuarenta años de vicio pantalleril. Y muchos de ellos se pueden probar.
El mÃtico Pong es uno de los disponibles al público. Como experiencia, es rarÃsimo mover las âpaletasâ con perillas que se giran. El Pong está dispuesto casi como objeto sacrosanto, rodeado de otros clásicos. Pero mientras el NO estuvo allÃ, la brecha generacional se hacÃa evidente en cada sala. Cada grupo etario se concentraba en una, la que más le tocaba el corazoncito. ¿Cómo sorprenderse, entonces, con dos pibitos âMessisâ jugando en la última sala con las consolas de última generación, de gráficos perfectos y jugadores que se mueven mejor ante el comando que a la hora de definir en la final de un mundial (era por abajo, sabe el chiquilÃn de casaca blaugrana que, efectivamente, la emboca con un golpe del comando).
A la promoción de la expo hay que hacerle una objeción: prometen recuperar la experiencia de juego original, pero al reencontrarse con los clásicos de pie y ante comandos más cercanos a los de los fichines que de las consolas, se hace difÃcil recuperar las tardes de la infancia ante el televisor de tubo de 20 pulgadas matando las horas con el cartucho alquilado. También se le podrÃa reclamar la falta de aventuras gráficas o juegos experimentales en la selección, pero los primeros son muy largos para una exposición y los segundos aún no tienen clásicos indiscutidos. El listado de la lÃnea de tiempo cubre esos géneros recordando al Ultima, o a los de Sid Meyers.
Aunque reconforta el corazoncito gamer, la muestra olvida un debate. Una brecha de las que rompÃa amistades. La gran cuestión gamer de los â90: ¿Sega o Nintendo?
* En Fundación Telefónica, Arenales 1540. Lunes a sábados de 14 a 20.30.
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