La idea de un âpaÃs normalâ parece una vetusta utopÃa que se replica infinitamente en taxis y charlas de bar desde hace tantos años que es difÃcil rastrear su creación. Es tan imprecisa que alberga casi tantas interpretaciones como especies habÃa en el Arca de Noé. Pero que los procesos de ânormalizaciónâ existen, existen. El propio dictador Jorge Videla mencionó la palabra varias veces. Desde luego, como una creación subjetiva pero no antojadiza de quien la proclama: suele estar conectada con sistemas de pensamiento o cosmogonÃas ya existentes que, en un juego de suma cero, supone ganadores y perdedores. Hoy, la manifestación en Plaza de Mayo va a volver a ejercer su repudio hacia la última dictadura militar, un proceso por definición ânormalizadorâ, que no reparó en los derechos ni la dignidad humana para alcanzar su objetivo. Con la visita del presidente de los Estados Unidos como catalizador, si nos quedamos sólo en las formas, estamos ante un caso de árbol que tapa el bosque. 5bp44
A 40 años del golpe, la historia escrita y oral que se puede recibir en el entorno y la escolaridad tienden a centrarse en las formas. Es en parte lógico, un relato sanguinario es susceptible de devenir en mito cuando las caras más visibles se disipan por orden de la naturaleza: algunos murieron presos, otros todavÃa tienen esperanza de ser liberados. Pero la juventud no puede dejarse llevar por el vaciamiento del contenido polÃtico, económico y social que el auto-titulado âProceso de Reorganización Nacionalâ quiso implementar mediante el terrorismo de Estado. Hoy las órdenes no provienen de un tipo de bigotes vestido de verde; pululan por los tribunales, los venden amables personajes entre gritos, sonrisas y PNT desde los debates viciados del prime time, aduciendo neutralidad, asepsia. Exigiendo más ânormalidadâ.
Ese anhelo incluye también más privilegios para la gran burguesÃa nacional, más dividendos extraordinarios para latifundistas que especulan, más prerrogativas para fabricantes extranjeros que con sus productos acorralan a la industria local, más participación de los organismos de crédito internacionales y más nacionalismo, pero del chauvinista. ¿De dónde sale todo eso? Probablemente de tu bolsillo. No te preocupes, es normal.
âVolver al mundoâ, âsincerar los preciosâ, âliberar el comercioâ, âtomar deuda para crecerâ. Si no escuchaste alguna de estas cosas en los últimos meses, no estuviste leyendo las noticias. La cosa se pone peor cuando algún alto funcionario pretende retomar la discusión del número de desaparecidos, o reinstalar la teorÃa de los dos demonios. Todas son decisiones âtécnicasâ, inalcanzables para gente común como vos, y que no te van a perjudicar en nada: sólo van a hacer de la Argentina un paÃs más normal. Quizás esto ya lo sabÃas. Pero, a 40 años de la peor dictadura de nuestra historia, y a 15 años de 2001, no está de más recordarlo.
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