Se criaron en una época de plástico. De luces de colores, de sonidos robóticos, de balas de fogueo e interminables consumos accesibles. Un combo feliz, al menos en apariencia, que moldeó un espÃritu blando, con el deseo a flor de piel y la consumación de ese deseo a través de la consumición. Un éxito constante y al alcance de la mano: una promesa posible que estalló en mil pedazos en 2001 o un poco antes. Lo que vino fue la miseria para cada uno: el individuo se rompió y no supo más quién era. Los libros de iniciación de, por orden de aparición, Mauro Libertella (El invierno con mi generación), Yair Magrino (Wonderboy), Federico Lisica (Un error maravilloso) y Nicolás DomÃnguez Bedini (Médanos de oro) son esa búsqueda auto exploratoria para entenderse y entender una época. Con la polÃtica y sus consecuencias, a veces en forma explÃcita y a veces no. u6p54
Libertella narra las anécdotas y consumos de un grupo de amigos que enfrenta las pasiones exacerbadas de la adolescencia, con la mirada virada hacia el interés propio como respuesta polÃtica al menemismo. Lisica revisa ese mismo costado pero con personajes que tironean al protagonista ây a la tramaâ hasta mostrarle que nada era tan amigable ni accesible ni real. Magrino expone la consecuencia, la inevitable necesidad de abrazarse y rearmarse colectivamente ây emigrando a Españaâ para dar cuenta de un sistema que expulsó hasta los sueños. Y DomÃnguez Bedini, también desde una micropolÃtica posterior âque no es más que lo polÃtico del dÃa a dÃa que no se asimila como partidario o institucionalâ, cuenta los avatares de unos que se agrupan y resignifican la soledad, y los modos culturales actuales.
En El punto ciego, recopilación de las conferencias Weidenfeld 2015 que se publicaron este año en Argentina, el escritor español Javier Cercas dice que la tradición de la novela moderna âde Cervantes en adelanteâ muestra la vigencia del formato, y se pregunta por el objetivo: dice que la novela no es entretenimiento sino una herramienta de investigación existencial, de exploración de lo humano. âNo debe quedarse en lo anecdóticoâ, completa Magrino.
Y sin embargo son historias, novelas, más o menos simples, de amores, de amistades, de desencanto, de tropiezo y aprendizaje. Dice Lisica que, todos pasando los 30, se trata de una generación atravesada por las pelÃculas de iniciación, de Cuenta conmigo a 500 dÃas con ella o Los Goonies. Cada uno tiene sus escritores predilectos también, de Arlt a Orwell, a Huxley. Todos hallaron en el concepto de inicio un modo de contar.
Lisica querÃa escribir sobre los â90 y sus impactos. En Un error maravilloso hay un pibe que escribe sinopsis en una distribuidora de VHS, una mujer que lo encandila, un grupo de amigos que se desgaja, un torneo de fútbol con el equipo del secundario, fiestas del PO con Las Manos de Filippi de fondo y una época que, a tirones, va quedando hecha trizas. âLa imagen es la de un pibe que quiere pararse y bailar en el medio del samba, pero se cae. Asà está el protagonista de la novela iniciáticaâ, define.
Magrino también querÃa narrar esa época pero desde su quiebre posterior, del panorama âdevastador donde no quedó otra que juntarseâ. Buscó referenciarse en los consumos culturales: âEn los videojuegos: Mortal Kombat, Street Fighter, Wonderboyâ. Asà nace su personaje, con Ska-P de fondo, una revolución en ciernes y mirada nostálgica.
Sobre esa nostalgia con que se mira la época juvenil, Magrino dice que hace poco vio un documental sobre los aymaras en el que explican que, para ellos, el tiempo âgráficamenteâ se ubica en relación a la cabeza: el futuro atrás y el pasado delante; y uno avanza de espaldas, lo único que verdaderamente puede conocerse es el pasado. Por eso ahora se revisan escribiendo. Como una âmistificación del pasado que fue mejorâ, según la llama Libertella, reconociendo una relectura de la candidez juvenil a partir de cierta âcrisis de los 30â.
Sus cuatro novelas son autorreferenciales. âHay algunos giros, pero es lo que sucedióâ, dice Libertella, que cuenta su dificultad para escribir más allá de su propia vida (en su primer libro lo habÃa hecho sobre la muerte de su padre), y rÃe: âEs un problema porque me estoy quedando sin vida que contarâ. Son jóvenes adultos, adultos jóvenes, escribiendo sobre sus inicios, hablándose a sà mismos. Y, a la vez, a los jóvenes que inician hoy.
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