DifÃcilmente Angus Kennedy pensase en su oficio como un trabajo de riesgo. A diferencia de los consabidos peligros que aparejan los deberes de policÃas o bomberos, el suyo aparentaba ser el puro placer. Es que el británico tenÃa un trabajo de ensueño para muchos: el de catador oficial de chocolate de la revista especializada Kennedyâs Confection desde 2010. Degustando a razón de medio kilo por dÃa, sin embargo, las cosas se pusieron negras. Y para nada dulces. 56i1k
Con apenas 47 años, los médicos del residente de la localidad de Maidstone le dieron un ultimátum: el cacao o la vida. Y, sin más, Angus se vio obligado a renunciar a su ticket dorado. âEn los últimos años, gané peso en forma considerable y una revisión reciente demostró que mis arterias estaban lejos de estar en formaâ, explicó el hombre al que el altÃsimo riesgo cardÃaco le valió más que ricos tentempiés; le costó un salario anual de 40 mil euros y un trabajo que adoraba. âLamento tener que alejarme de la publicación para concentrarme en una carrera menos dañinaâ, expresó el inglés.
Sin embargo, repasando los artÃculos del catador, queda claro que âde tanto en tantoâ reconocÃa los pormenores del trabajo. En 2010, por ejemplo, itió que visitaba al dentista una vez al mes y vigilaba cuidadosamente su consumo de otras comidas, por miedo a ganar peso. Ese mismo año, pregonaba las ventajas de Le Whif, un chocolate inhalable que se consume por las fosas nasales. Y, claro, no engorda.
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