Phillip Michael Schaeffer no se hizo de fama y se echó a dormir, prefirió robarla y ver qué pasaba. Desde fines del mes pasado, el norteamericano de 53 años ha sido noticia en todas partes por una peculiar estafa que protagonizó en un hospital de St. Cloud, Minnesota. Allà ingresó el 20 de abril para recibir atención médica y, a la hora de dar su nombre, tomó una identidad prestada, asegurando que era David Gilmour, guitarrista, vocalista y compositor âjunto a Roger Watersâ de la mÃtica banda británica Pink Floyd. Los entusiastas galenos, al ver que no tenÃa seguro médico, se apuraron a dorarle la pÃldora y, de cara al supuesto rockstar, lo atendieron sin cobrarle un céntimo. Jugando bien sus cartas, Schaeffer decidió retribuir las gentilezas ¡firmando autógrafos! 1xc1a
Y el pillaje no hubiera tenido fracturas de no ser por la sospecha de algunos del hospital. âAl dÃa siguiente, hubo una discusión entre los del staff de seguridad que llevó a creer que no se trataba, en realidad, de David Gilmourâ, explicó Jeanine Nistler, vocera del nosocomio, y agregó que âse revisaron las capturas de las cámaras para comparar las imágenes de la cinta con fotos en Internet del músicoâ, llegando a la conclusión de que âen efectoâ el hombre los habÃa engañado.
El asunto se puso tenso cuatro dÃas más tarde, cuando Schaeffer regresó a la clÃnica para continuar su tratamiento âgratis, claroâ y hasta presentó papelerÃo de su supuesto seguro médico británico. Hilando fino, los médicos comenzaron a cuestionarlo y él solo atinó a decir que estaba de gira en Canadá y habÃa pasado de visita por Minnesota para atenderse. Afinando el oÃdo, el médico de turno, David Covington, notó que el acento brit del rockero dejaba mucho que desear. Y lo más evidente: ni siquiera se parecÃa a Gilmour.
Cansado de que el gran imitador les mojara la oreja, otro miembro del personal del hospital buscó a un oficial de policÃa, le contó velozmente el caso y el agente no pudo menos que congraciarse con los engañados y confrontar a un Phillip que, de cara a la ley, itió no ser el músico y demás pamplinas. Puesto tras las rejas momentáneamente, el hombre ya se encuentra en libertad, aunque la policÃa continúa juntando evidencia para acusarlo de fraude. El chiste le costó caro: no sólo es posible que pase una temporada en prisión; también tuvo que pagar la cuenta del hospital, que ascendÃa a más de cien mil dólares.
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