âA lo largo de esta escalera sin fin como la escalera de Ezequiel se expande un Pavo Real cuya cola triunfal despliega un enjambre de ojos fabulosos; el espléndido pájaro, sin embargo, peca por el sarmiento de su andar y por el verbo irrisorio que el lagarto de su cuello mete como una astilla en la dispersa armonÃa.â Yendo en peregrinación hacia Berazategui a visitar y entrevistar al gran Pavo Real del mundo (y del mundillo) de arte, el célebre poema del poeta simbolista Saint Pol Roux, con su mención a los ojos crueles del pavo real, animal cuyas plumas parecen ojos, sÃmbolo de la belleza, la gloria y la inmortalidad, pero también de la vanidad, funciona como una metáfora perfecta para presentar a De Loof: ya sea como diseñador, fotógrafo, decorador, anfitrión o lo que sea que haya emprendido, su figura tiene el esplendor de un pájaro fantástico, real y mÃtico, majestuoso y mágico; y también, por momentos medio pavo. Hace apenas dÃas de la inauguración de la muestra de retratos fotográficos de De Loof en Foster Catena y la imagen que se encuentra al llegar a su casa en Berazategui contrasta fuertemente con esa imagen gloriosa: De Loof está tirado en la cama despertándose de la siesta y su padre le reprocha su indolencia; sólo pasan un par de minutos hasta que el gran Serge reacciona y ofrece comer un buen churrasco. âDesde que se murió mamá que siempre comemos churrascoâ, comenta y empieza a hablar. El churrasco puede esperar. La charla transcurre en su hábitat actual: su cama. âHace 5 años que estoy acá y no salgo nunca de la cama. Estoy todo el dÃa en el Facebook, con la compu. No salgo ni a dar una vuelta a la manzana. Y la crisis me agarró acá: no puedo ir a inauguraciones de muestras ni a fiestas. ¿Por qué me agarró? Según los médicos estoy deprimido y ansioso. ¿Si no tengo un cuaderno? SÃ, tengo un montón que me regalan. Pero no escribo nada: están todos en blanco.â Sergio está deprimido, o quizá sólo mimoso: por estos dÃas, en la red social más conocida, lo suyo a veces bordea el patetismo, aunque su sentido del humor siempre resignifica todo. âEs cierto que Facebook coincidió con mi depresión, pero lo hago un poquito a propósito. Facebook es mi nuevo arte, casi como si fuera un reality mÃo. Y causar eso que vos decÃs es parte del trabajo. Es algo que hago para todas las personas que están mal. Yo estoy mal, pero podrÃa no ponerlo y no ocuparme de los que están mal. Porque hay muchas personas que se identifican, yo creo que lo hago un poco por eso. Todo lo que veo exitoso de los demás me pone histérico y re envidioso. No soporto el éxito de los demás. Me da mucha envidia y siento que a mà ya me fue bien. Yo tengo más notas hechas que Matusalén.â 496r3x
Otra paradoja âdeloofeanaâ: una generosidad acomplejada, ya que cualquiera que vea las caras de los artistas retratados (lo mismo sucedió siempre en los poco convencionales modelos convocados por él para sus desfiles) no sólo va a reconocer a una selección impecable de artistas plásticos contemporáneos, sino que también va a encontrarse con la mirada cálida, confiada y hasta agradecida de los propios artistas mirando hacia la lente, y, finalmente, hacia el público. Además entonces de funcionar bien como muestra, El Buscador 3 (la serie ya incluye dos libros anteriores con el mismo nombre) reivindica ese don de De Loof, esa suerte de Andy Warhol de Remedios de Escalada, para los castings poco convencionales: âHay una anécdota por la cual hago retratos, que es que cuando falleció Juan Calcarami pensé en que nunca le habÃa hecho un retrato. Y eso me afectó, sentà que nunca le habÃa hecho un homenaje, por eso empecé a hacer retratos de mis amigos. Ahora harÃa otra igual, porque siguen habiendo muchas personas a las que les quiero hacer retratos. Es infinita la cantidad de gente. No pararÃa de hacer fotos, pero voy a esperar primero que se termine de vender esta serieâ. El dÃa de la inauguración âen coincidencia con las muestras de los fotógrafos Juan José Souto, Laura Escobar y Lucila Grandin, todas muestras interesantes eclipsadas por el esperado regreso de De Loof a la vida socialâ los retratos de Marcia Schwartz, Sebastián Bonett, Nahuel Vecino, Deborah Pruden, Vicente Grondona, Fabián Burgos, los Mondongo, Javier Barilaro, Florencia Böthlick, Daniel Joglar y Patricio Rizzio convivieron con ellos mismos en persona. Nadie se querÃa perder la oportunidad de rendirle tributo al buscador, justamente el más buscado de la noche. âLa verdad es que me quedo mudo ante el afecto de la gente. Vino todo tipo de personas y además vendÃ. La muestra empezó con la idea: ahorré algo de plata y organicé un asado en la casa de Deborah Pruden. Ahà convocamos a la gente y con muy poco presupuesto hice las fotos con una cámara muy buena de Javier Barilaro.â
Como el Pavo Real del poema, De Loof tiene una mirada voraz y fabulosa, una mirada múltiple que siempre supo cambiarle el sentido a los objetos (convirtiendo viejos trapos en alta costura, basura en un decorado rococó) pero también a las personas que lo rodean: y es que como todo monarca, De Loof lo que más extraña y sufre es la ausencia de un séquito. Como bien demostró la inauguración de la muestra, entrar en su órbita aún conserva algo fantástico, ya su capacidad para brindar cierto reconocimiento, una protección, una contención virtual o la extraña inspiración que supo ofrecer un artista que siempre vivió como tal. Aun detrás de las máscaras y los disfraces De Loof, toda su vida supo hacer valer su sensibilidad, su mirada. Lo mismo que lleva a De Loof a estar momentáneamente postrado es lo que hace, curiosamente, que la gente lo quiera. O le tema. âMe gusta que salgan gente como Nahuel Vecino (al que hace poco le ofrecieron dinero para hacer de modelo de Fénix y rechazó la propuesta), Deborah Pruden y Ruy Krieguer, gente que es muy difÃcil de conseguir, que tiene bajo perfil y no sale nunca. Lo hacen por mÃ, porque me quieren. Y aunque lo hice con muy poca producción me quedaron lindos todos, ninguno de los que posó me quedó feo. Yo se lo adjudico a Dios porque es muy difÃcil que salgan lindos todos.â ¿Será que acaso, De Loof, como Poli Armentano, no tiene enemigos? âPuede ser, es cierto que soy bastante temido, aunque creo que no me perjudicó mucho eso. Hay muchos chetos que no me quieren porque estoy viejo, o porque vivo en Berazategui. Pero hay muchos chetos que me quieren. Es más o menos parejo.â Más allá de los choreos (como el de la marca de indumentaria Bolivia), los âhomenajesâ (en su momento la galerÃa Belleza & Felicidad), el cansancio y los excesos (âme quedé sin ideasâ) el problema quizás es que Serge es muy sensible. Y un problema que no tiene solución, ya no es un problema: âMi médico que dice que salgo al toque porque no soy una persona para estar asÃ. No sé cómo voy a salir, creo que lo de mi mamá me mató. Fue el 18 de febrero en Miramar, se quedó dormida, asà que tuvo una buena muerteâ. Aunque el luto por su adorada madre se entienda, también da la impresión de que al creador de Bolivia, El Dorado, Caniche, Morocco, Café ParÃs, El Diamante, La Victoria y demás espacios mÃticos para el arte, la moda y la noche porteña, los aires de San Telmo le resultaron más propicios que los de Palermo. Cuando se le pregunta si quizá sea un poco âpalermofóbicoâ, De Loof se rÃe: âNo sé si echarle la culpa a Palermo, si quizás a haberme dedicado más al alcoholismo y a la droga que a otra cosa. Y eso me pasó en Palermo. Pero ahà también hice buena plata, viajé mucho, fui a Porto Alegre, a Bolivia, a México, hice un desfileâ. De Loof es consciente, quizá demasiado, de sus propios errores. ¿Será que el âverbo irrisorioâ de este Pavo Real le generó cierta condena social? âSÃ, capaz que yo lo percibo asà y estoy errado, porque la convocatoria de la muestra dice otra cosa. ¿Si no me estoy autoboicoteando, diciendo que ya a las 3 de la tarde estoy borracho? SÃ, pero lo hago igual: el bar y el autoboicot. No sé, a mà me encantarÃa poner un restaurante chiquitito, supongo que ya se va a dar. El problema es que fui demasiado top demasiadas veces. Eso me afecta. En realidad no me sorprende la convocatoria de la otra vez, he tenido aplausos de pie de todo un auditorio, varias veces. Estoy demasiado agrandado para ser feliz.â Finalmente, De Loof se levanta de la cama. Es hora de comer los churrascos.
La muestra El Buscador 3, de Sergio De Loof, se podrá visitar hasta el 24 de octubre en Foster Catena, Honduras 4882, piso 1, de martes a sábado de 13 a 19.30. También muestran Juan José Souto, Laura Escobar y Lucila Gradin.
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