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A Masque of Madness + Retrospectiva de Norbert Pfaffenbichler
Boris Karloff (William Henry Pratt, Londres, 1887-1969) fue el monstruo de Frankenstein, fue el Grinch del doctor Seuss, fue Imhotep en La momia, fue Fu Manchu, fue un paródico Dr. Jekyll/Mr. Hyde, fue el villanesco Dr. Niemann, fue varios personajes inspirados más o menos libremente en la obra de Edgar Allan Poe, y fue también el doctor barón Victor von Frankenstein (es decir, la criatura y su creador). Fue todos ellos; fue muchos criminales y cientÃficos locos y monstruos, para la Universal y para Val Lewton y la RKO, y para Roger Corman, y en la pelÃcula A Masque of Madness (Una máscara de locura) del austrÃaco Norbert Pfaffenbichler âuno de los grandes descubrimientos de esta edición del DOCâ vuelve a encarnarlos a todos, todos juntos y revueltos. De algún modo, el propio Karloff ya se habÃa deconstruido e interpretado a sà mismo cuando hizo del actor de terror retirado Byron Orlok en MÃralos morir, de Peter Bogdanovich, un año antes de su muerte; pero la pelÃcula de Pfaffenbichler, que reúne y edita múltiples imágenes tomadas de sus pelÃculas, parece capturar algo más de Karloff, algo esencial en esa multiplicidad, algo que une sus mil rostros cinematográficos: al icono del horror clásico como una composición frankensteiniana.
A Masque of Madness no es un mero collage de escenas de Karloff sino una secuencia de sentidos diabólicamente orquestados en un montaje de asociaciones, logrando que unas imágenes se comuniquen con otras; incluso que un personaje (que es Karloff) dialogue directamente con los otros (interpretados por el propio Karloff, claro); o que Karloff le abra, literalmente, la puerta a Karloff. Durante algo menos de una hora y media, el actor inglés aparece en aproximadamente 170 personajes diferentes interpretados a lo largo de medio siglo, y comprimidos âdice el director de este experimentoâ en una pelÃcula destinada a romperte la cabeza. âEl protagonista experimenta un viaje de terror esquizofrénico en el cual sólo se enfrenta a versiones de sà mismo en diferentes máscaras, a diferentes edades, de diferentes géneros y razas. Karloff comenzó su carrera en el cine mudo y continuó trabajando sin parar hasta su muerte; por eso uno puede seguir los desarrollos técnicos y estéticos de un medio en un único film, un film conceptual y pesadillesco que funciona como homenaje a un gran actor y también como una bizarra lección de historia.â
El crÃtico Christoph Huber escribe sobre Una máscara de locura: âObra maestra barroca, confirma a Pfaffenbichler, nacido en 1967, como el director austrÃaco de vanguardia más fascinante de su generaciónâ. En el programa de cortos Notes on Film, que también ha programado el DOC, se incluye el igualmente irresistible Conference, âocho minutos de Hitler, recreado a lo largo de las décadas por 65 actores, editado como un ensayo sobre el grotesco, tan gracioso como escalofriante. El Führer es una figura fácilmente reconocible, y sólo Jesús lo supera en representaciones cinematográficasâ. En otro corto, A Messenger from the Shadows, emprende una operación semejante a la que hizo sobre Karloff con fragmentos de 46 films de Lon Chaney, el hombre de los mil rostros. De alguna manera, al mostrar la repetición interminable de los roles de grandes iconos como Karloff y Chaney, Pfaffenbichler âsin ponerse teórico, simplemente ordenando materiales de archivo, identificando algunos temas como la guerra, el colonialismo, la cienciaâ representa, según se ha interpretado por ahÃ, a la vez el éxito y la prisión de los actores encasillados en un género, âel cÃrculo infernal de reiteraciones al que quedaron condenados. Cada uno es el monstruo y su vÃctimaâ.
Norbert Pfaffenbichler dará una Master Class en Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929
Pinochet et ses trois generaux (1977-2004), de José MarÃa Berzosa
â¿Qué es la felicidad para usted, general?â La pregunta se reitera en cámara con cada cambio de interlocutor, en un tono de pretendido candor y complicidad, como invitando a Augusto Pinochet y a tres de los principales de su junta âel almirante Merino, el general Leigh y el general Mendozaâ a que revelen sin pudor su verdadero parecer sobre Chile, sobre la democracia y sobre la âgesta patrióticaâ que creen estar llevando adelante. Es decir, que desplieguen sin pruritos la ideologÃa en la que se sostiene su régimen de barbarie. Pinochet et ses trois generaux es el resultado de un trabajo de largo aliento que el director español instalado en Francia, José MarÃa Berzosa, empezó en 1976. En aquel entonces consiguió un privilegiado a Pinochet, durante un viaje a la Antártida chilena. Cuando volvieron a Santiago, el general (âsu excelenciaâ, como lo llama el documentalista más de una vez, buscando ganarse su confianza) aceptó reunirse con Berzosa y su equipo, y dejar registro de su âpensamiento polÃticoâ. Merino, Leigh y Mendoza también se prestaron con cordialidad a ser entrevistados, y a veces llegan a parecer incluso convencidos de que se trata de una gran oportunidad para dejar testimonio de su âmisiónâ moral y polÃtica, de su formación y de sus espÃritus pretendidamente cultivados, ofreciendo, por ejemplo, vagas opiniones sobre sus compositores clásicos favoritos.
El propósito de Berzosa era hacer un documental para la televisión sa sobre Chile después del golpe del â73, aunque no un film de denuncia para los ya convencidos sino una exploración de aspectos poco conocidos sobre los jefes de la dictadura. Los entrevistados no sabÃan, por supuesto, que Berzosa era amigo de Buñuel, ex colega de Renoir y un reconocido cineasta de inclinaciones polÃticas más bien de izquierda. Emitido originalmente en 1978 por la televisión sa en formato de miniserie, 26 años después el director se propuso armar una pelÃcula con buena parte del material registrado. A modo âde contrapuntoâ, incluyó testimonios de familiares de las vÃctimas y de los desaparecidos del régimen pero, aunque no se le puede negar valor de archivo, ésa es la parte más previsible del conjunto. Lo más interesante e impresionante son aquellos momentos en los que los militares se exhiben junto a sus esposas como ejemplares hombres de familia: una expresión evidente de lo que Berzosa ha definido como âel fascismo ordinarioâ. âDetrás de un padre amable puede haber un dictador sanguinario. Ese es el tema de mi pelÃculaâ, le dijo Berzosa a la revista chilena The Clinic unos años atrás. âMe obsesiona en polÃtica la ignorancia de la gente, cómo la gente vota por elementos exteriores, el aspecto fÃsico, su simpatÃa, su cordialidad, que en la pelÃcula los tienen todos. La gente no tiene ninguna reflexión polÃtica y no tiene idea del programa polÃtico del señor por el que van a votar, ni de cómo se va a comportar con la gente que no tenga su opinión. Alguna gente me ha dicho: âMuestras a esos señores como gente amableâ.â
En este contexto, la bobÃsima pregunta sobre âla felicidadâ funcionaba, explicaba Berzosa, âcomo un lubricanteâ. En un momento, Pinochet intenta definir la democracia chilena âen pocas palabras: chilena, pragmática, auténtica, autoritariaâ (sic). Y luego agrega un intento de explicación del oxÃmoron, algo acerca de cierto espÃritu de libertad que debe convivir con el autoritarismo que impide la expansión del marxismo. âChurchill dijo que la democracia es el peor de los regÃmenes polÃticos, si se exceptúan todos los demás. La palabra âdemocraciaâ se ha puesto en todas las salsas: Stalin inventó las âdemocracias popularesâ; la izquierda mundial llamaba a nuestras democracias actuales âdemocracias burguesasâ. Pero la de Pinochet, la âdemocracia autoritariaâ, es una frase genial.â
Syrie, autoportrait, eau argentée, de O. Mohammed + Homenaje a Les Films dâIci
âFilmada por mil y un siriosâ, indica un cartel en Siria, autorretrato, agua plateada, el documental codirigido por Ossama Mohammed y Wiam Simav Bedirxan, estrenado en Cannes en mayo del año pasado.
La pelÃcula de Mohammed documenta âlas atrocidades y la devastación de la guerra civilâ siria a través de los registros combinados de cientos de âtestigosâ, documentalistas amateurs que utilizaron las cámaras de video de sus celulares para tomar las imágenes del desastre y luego las subieron a Internet, además del material filmado por Bedirxan durante el sitio de Homs, en mayo de 2012 (Homs es una importante ciudad industrial, la tercera del paÃs, después de Damasco y Alepo). Fue justamente Bedirxan, una joven maestra de escuela kurda, quien tomó la iniciativa de arse por mail con Mohammed âcineasta militante, crÃtico del régimen de Bashar al Assad, exiliado en ParÃs desde hace tres añosâ para preguntarle qué es lo que filmarÃa él si estuviera en Homs al momento del sitio. Mohammed la instruye âo aconseja al menos, como una tutorÃa a distanciaâ y luego incorpora a la pelÃcula, además de los videos de los celulares, algunas reflexiones y confesiones propias, como la culpa que siente por estar siguiendo el horror desde lejos, desde la seguridad de su hogar europeo. Algunos crÃticos han desdeñado su film por cierta pátina demasiado creativa o estetizante que le agrega en el montaje, pero otros creen que sin ese procedimiento, que pone un filtro, las imágenes seleccionadas serÃan imposibles de digerir para la mayor parte del público, que sólo sabe de la difÃcil situación de Siria por los diarios y los noticieros. Hay imágenes de chicos brutalmente golpeados y humillados por los soldados, de manifestantes arrestados, desnudados, sodomizados o directamente asesinados a tiros, de animales mutilados, de niños muertos. El espectáculo es de una crueldad ilimitada e inexplicable, que también incluye algunas grabaciones de torturas que âasume Mohammed, con total sentido comúnâ sólo pudieron haber sido tomadas por los soldados del servicio secreto sirio. La resolución de las imágenes es a menudo baja, como puede esperarse de filmaciones no profesionales hechas con teléfonos, pero eso parece contribuir a su crudeza e inmediatez.
âLa protesta popular contra Al Assad se convirtió en una suerte de revolución cinematográficaâ, dice Mohammed, quien no conoció en persona a Bedirxan hasta que se encontraron en Francia para el estreno.
Syrie, autoportrait, eau argentée pertenece a la producción más reciente de la compañÃa sa Les Films dâIci, que este año cumple 30, motivo por el cual esta edición del DOC la homenajea con la proyección de varios de sus films más importantes. âLas obras de Les Films dâIci son un ejemplo de coherencia y honestidad creativa, casi dirÃamos artesanal; su sello de marca es el acompañamiento a los autores en desafÃos artÃsticos muy valorables en las actuales crisis económicasâ, escriben en el programa de la muestra los cineastas Carmen Guarini y Marcelo Céspedes, fundadores de la productora de documentales Cine Ojo y del Doc Buenos Aires. Entre los films dâIci que se verán en esta celebración-aniversario están Point de depart (Robert Kramer, 1993); Boulevards du crepuscule (Edgardo Cozarinsky, 1992); la imperdible Disneyland mon vieux pays natal (Arnaud des Pallières, 2002); y varios estrenos, como On este vivants (Carmen Castillo, 2014) y Un amor, de Richard Copans, âhistoria de amor con el fin de la Guerra Civil de España y la guerra contra el nazismo como trasfondoâ.
Hamdan, de MartÃn Solá (Argentina / Palestina / Nueva Caledonia, 2013)
A poco de empezar la pelÃcula, el rostro en primer plano de este hombre, con una expresión marcada acaso por cierto cansancio, se apodera de la pantalla. Se trata de Ali Mahmoud Hamdan Sefan, y está a punto de contarnos una parte fundamental de su historia: los quince años que pasó en prisión. Activo militante palestino, fue arrestado en los â70 tras enseñarles a unos muchachos a usar explosivos. El relato en off de los duros años que pasó encarcelado por militares israelÃes está acompañado por imágenes que cobran fuerza expresiva al combinarse con sus palabras: planos de rutas desiertas, de casas devastadas, eventualmente de algún rostro que, como el suyo, carga en silencio con su propia experiencia.
El director MartÃn Solá (1980) supo de Hamdan años atrás a través de un amigo suyo, palestino, que le contó su historia acá en la Argentina. âCuando surgió la posibilidad de hacer la pelÃcula allá âle cuenta Solá a Radarâ, lo que más nos interesó, por supuesto, fue encontrar la manera de acercarnos a este personaje que formó parte de la resistencia palestina en los â70, y que vivÃa en la aldea del norte, de la que venÃa este amigo mÃo. La primera vez que nos encontramos fue en la oficina del director de la escuela de esta aldea. Hamdan llegó y casi no nos habló; sólo nos hizo dos preguntas sobre la Argentina: cómo era el clima y el tamaño del paÃs. Le explicamos qué es lo que querÃamos hacer, y nos dijo que nos contestarÃa en una semana. Una semana en la que no sé qué pasó; intuyo que habrá averiguado quiénes éramos; pero una vez que accedió, hubo confianza absoluta.â
âEn 1973, mientras vivÃa en Siria, recibió la misión de pasar explosivos a través de la frontera y entrenar a una persona de su confianzaâ, explica la sinopsis de la pelÃcula, publicada en el programa del DOC. âEl elegido fue Omar, un vecino de su pueblo. Luego de dos meses, Omar se adelantó sin respetar el objetivo original de la misión e hizo detonar una bomba en un autobús. La investigación llegó hasta Hamdan, quien fue encarcelado.â
Hamdan no le puso condiciones a Solá, pero sà hubo dos preguntas que se negó a contestarle, recuerda el director: âDónde lo habÃan entrenado y cuál era el verdadero objetivo final de su misión. Nos dijo, y lo cito casi textual: âLos israelÃes me interrogaron durante quince años y no les dije nada; no se los voy a decir a ustedesâ. Asà que el objetivo de aquellos explosivos será por siempre un misterioâ.
Solá se encontró con un personaje ambiguo, cuya complejidad queda expresada en ese plano fijo de su rostro que vemos al principio y reencontramos al final de su relato. âUn plano que toma valor en el contexto: no es lo mismo verlo cuando no sabemos nada de él que después de conocer su historia. Y yo creo que justamente lo que tiene de interesante Hamdan como personaje es que te ubica en un lugar difÃcil: no es la vÃctima que se suele mostrar en muchos lugares, ni un refugiado; es alguien que accionó y pagó las consecuencias. Pero esa complejidad es la que lo vuelve rico. Y yo sé que no soy quién para juzgar su experiencia: uno ve la situación en la que se vive hoy en los territorios ocupados, la dificultad que encuentra cualquier palestino para garantizarse la subsistencia básica. Es como la describe Hamdan en la parte final de la pelÃcula, y no es tan sólo una forma de decir: una cárcel a cielo abierto.â
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