Volvió DâAngelo, con esa voz, esa piel. Tuvieron que pasar 14 años en los que apenas dio entrevistas ni colaboró con otros músicos, mientras sus discos Brown Sugar (1995) y Voodoo (2000) se convertÃan en tesoros, aún más valiosos por lo escasos. La última noticia sobre él que trascendió es de 2010, cuando lo arrestaron en Nueva York por pedirle una fellatio a una policÃa encubierta. Antes, en 2005, casi se mata por manejar pasado de alcohol y cocaÃna en una desolada ruta de Richmond, Virginia, donde en 1974 nació como Michael Archer, en una familia estrictamente religiosa pero desintegrada. D âcomo le dicenâ es hijo y nieto de pastores pentecostales; de niño vivió temporadas con el grupo de fieles de su abuelo en las afueras de la ciudad, en una región de montañas a orillas de James River, donde en el pasado se comercializaban esclavos. En el templo allà construido vio a su hermano mayor hablar en lenguas (nombre técnico del escabroso milagro de dominar idiomas desconocidos) y presenció sanaciones y exorcismos que recuerda vivamente, al igual que la comunión que sentÃa entre el fuego, el azufre y la música en esos campamentos. Apenas alcanzaba los pedales cuando empezó a tocar el piano en la iglesia del padre; D fue un prodigio: tenÃa tres años cuando su otro hermano lo escuchó sin querer, no golpeteando las teclas como cualquier criatura, tocando una canción. Los dos apasionados por la música, gracias a un tÃo coleccionista (camionero de dÃa, DJ de noche) se instruyeron en el gospel, jazz, soul, rock nâ roll y funk desde muy temprano. 4t4l38
La muerte de Marvin Gaye âel DÃa de los Inocentes de 1984â fue traumática para D. La misma noche en que sucedió (a Gaye lo asesinó de dos disparos su propio padre âpastor también, casualmenteâ, cumplÃa 45 años al dÃa siguiente y estaba en el pico de su carrera) tuvo un sueño en blanco y negro: estaba tocando el piano y Gaye âjoven, delgado y sin barbaâ se acercó, lo agarró de la mano y, sin soltarla, mirándolo muy fijo, le dijo: âEncantado de conocerteâ. Desde entonces cada vez que escuchaba su música sentÃa escalofrÃos y un miedo indescriptible. No dejó de soñar con él hasta los 19 años, en que lo hizo por última vez, en color: âMe imagino que te preguntarás por qué seguÃs soñando conmigoâ, le dijo ahora, adulto y con barba, desnudo a excepción del gorrito que siempre usaba. En ese momento D se despertó. Entre los dos sueños lideró una banda de soul que ganó un concurso medianamente importante en el legendario teatro Apollo de Nueva York, rapeó brevemente ây asegura que muy bienâ en un grupo llamado I. D. U. (Intelligent, Deadly but Unique), y firmó un contrato con EMI (el dÃa de la noche del último sueño), después de una audición improvisada en piano de tres horas. Su nombre celestial inspirado por Miguel Angel empezó a construirse después del single R&B âU Will Knowâ, que compuso para el soundtrack de la pelÃcula Jasonâs Lyric (1994) e interpretó una superbanda ensamblada para la ocasión, Black Men United (Boyz II Men, Gerald Levert, Usher, Lenny Kravitz en guitarra, y otras estrellas negras del momento a las que iba a sumarse él).
D escribió y armó el demo de su primer disco en su habitación de Richmond, con la grabadora cuatro canales que compró con el cheque del concurso que ganó aquella vez. Por eso Brown Sugar (1995), aunque se produjo cuidadosamente en Nueva York, conserva una crudeza perfecta, esa que crea intimidad y hace sentirse parte de una performance exclusiva y amorosa. Es jazzero pero muy cantado: entre el falsete y el terciopelo las voces se enredan como si fueran al menos tres los cantantes, pero no D hizo absolutamente todo (tiene oÃdo genio, toca todos los instrumentos), hasta el último arreglo, con su Ãdolo máximo Prince como modelo. No creas que no los veo mirarte, todos te quieren tener. Sos mi chica, canta en âLadyâ, que tiene video, y aun con toda esa ropa inflada D es sensual: basta un cameo en cámara lenta, un primer plano de la boca, para completar el hechizo de su voz absoluta; D es excitante hasta contando una historia trágica: ¿Por qué te estás acostando con mi mujer?, le reprocha a su mejor amigo; ¿Por qué sangran tanto? ¿Por qué llevo esposas?, se pregunta después de matarlos.
En aquel momento la letra podrÃa haber sido tranquilamente un rap, con el hip hop instalado definitivamente como el género más popular en Estados Unidos (en el â93 y â94 debutan Snoop Dogg y NAS, dos MCs fundamentales la década siguiente), y particularmente el gangsta rap âel de lÃrica más cruda y violentaâ tocando fondo, con los asesinatos en el â96 y â97 de Tupac Shakur y Notorious B. I. G., los nombres más representativos de la rivalidad entre raperos de la costa este y oeste. D es un erudito de la música negra: del rap en particular dice que es âel soul de la calleâ; una gran influencia para hacer su disco fue el colectivo jazz rap Native Tongues (Jungle Brothers, De La Soul, A Tribe Called Quest); reconoce que cuando trabaja intenta imitar a los mejores productores de hip hop. Cuando apareció Brown Sugar también lo hizo el término neo-soul (que abarcó los debuts de Maxwell y Erykah Badu, y el inolvidable The Miseducation of Lauryn Hill), pero él la única etiqueta que mantiene sobre su música es la de ânegraâ, y su era es necesariamente la del hip hop, aunque su eterno amor sean los viejos maestros (él los llama Yodas): James Brown, Stevie Wonder, George Clinton, Fela Kuti, entre ellos. D resultó la milagrosa combinación de todas esas negruras. Y como se mostraba machote pero romántico âno como los raperosâ las mujeres caÃan de a una a sus pies. Madonna fue una, dicen. El eligió a la cantante Angie Stone, que parió un hijo y sufrió el pesado rol de ser la mujer â13 años mayor, engordadaâ de la última bomba de la industria (Lenny va a tardar unos años más en ponerse sexy).
D no se privó de nada mientras todavÃa habÃa de todo, por eso tardó tanto en lanzar su segundo disco: estaba de fiesta, pero también aprovechando el generoso presupuesto de la discográfica en Electric Lady, el estudio que construyó Jimi Hendrix en 1970 y que llegó a usar apenas unas horas. HabÃa conocido a su aliado hasta hoy Questlove (baterista de The Roots y productor), otro músico de su cepa (natural y formado) y convocado a enormes talentos para la creación del exquisito Voodoo (2000), bajo cierta rutina obsesiva que incluÃa intensas sesiones de instrucción: escuchaban discos y miraban videos de shows con minuciosidad durante tres horas, después prendÃan la grabadora y tocaban entero algún álbum Yoda, hasta que la energÃa fermentada dirigÃa el resto de la jornada, que terminaba temprano al dÃa siguiente. En ese tiempo D también entrenó mucho su cuerpo: antes y después de Voodoo âhoy mismoâ es un hombre de elegantes rasgos y viril robustez, pero entonces fue un Dios animal de 26 años que llamaba a la adoración y el tacto. Quiero hacerte mojar entre las piernas, me gusta que caiga adentro, me excito tanto cuando estoy cerca tuyo, dice en la balada âUntitled (How Does It Feel)â, el single de promoción que apareció con aquel video imborrable donde toda la acción es él cantando desnudo en un desesperante plano que termina justo en la ingle. Muchas mujeres no lo soportaron y en los shows se ubicaban en primera fila y le gritaban que se sacara la ropa. Lo incomodaban muchÃsimo âsentÃa culpa y vergüenzaâ, lo hacÃan sentir un stripper cuando en realidad su presencia en el escenario pretendÃa ofrecer una ceremonia: D siempre comparó al performer con el predicador religioso, un médium entre el cielo, la tierra y el infierno, el presente y el pasado: él siente esas fuerzas.
Voodoo es un disco para escuchar con pasión una y otra vez, que lo representa muchÃsimo; todas sus influencias aparecen allÃ: el virtuosismo del jazz en la ejecución, las voces y palmas del gospel, el swing del funk, la producción de hip hop en la magnÃfica âDevilâs Pieâ (que habla sobre los demonios de la fama) o âLeft & Rightâ (en colaboración con los MCs Method Man & Redman), las melodÃas afro en âSpanish tâ, el corazón del soul en âFeel Like Making Loveâ, un cover de Roberta Flack (la autora de âKilling Me Softlyâ) de una belleza sobrenatural. Pero el fenómeno que habÃa desatado su carne con âUntitledâ eclipsó ese disco de colección. Una noche una mujer llegó a tirarle billetes; D padeció toda la gira y cuando terminó se dedicó a arruinar su cuerpo en el cÃrculo vicioso de la cocaÃna y el alcohol. La discográfica no le renovó el contrato. Y entonces sucedió el accidente y seis meses después la muerte del genio de las programaciones J Dilla (De La Soul, Busta Rhymes), que habÃa participado en Voodoo y del que se habÃa hecho muy amigo. Su muerte fue devastadora para D, pero como la de Gaye, terminó siendo vital para él: pidió ayuda, le costó, pero finalmente se rehabilitó.
En 2007 firmó un nuevo contrato con RCA y empezó a trabajar en su tercer disco. Lo de la fellatio en 2010 a la policÃa es anecdótico: âFue una mala decisión en la esquina incorrecta la noche incorrecta, tampoco soy ejemplo de nadaâ, dijo a la revista GQ en 2012, en una extensa entrevista (una de las pocas que dio en todos estos años) a propósito de una serie de sorpresivos y emocionantes conciertos en Estados Unidos y Europa, donde sonaron sus clásicos y también covers de Los Beatles, Hendrix y Zeppelin (D puede hacer esto con la guitarra). No por casualidad: hace unos meses participó en una charla en la Red Bull Music Academy y dijo que su música estaba tomando una dirección funk-rock. Por una cuestión de evolución natural, dice: se dio cuenta de que lo que une todo su árbol genealógico musical es el blues. Durante mucho tiempo el nuevo disco se iba a llamar James River; en su momento se filtraron dos canciones sin terminar que desaparecieron enseguida; todo indicaba que la espera se extenderÃa, al menos, hasta mediados de 2015. Pero de un dÃa para otro, el 15 de diciembre, apareció en iTunes, Google Play Music y Spotify. Se llama Black Messiah y es, otra vez, fabuloso, enteramente analógico y para escuchar a volumen máximo, sugiere.
Decidió lanzarlo de una vez en solidaridad con las revueltas populares en Ferguson, Missouri, luego de que en noviembre exoneraran al policÃa que mató al joven negro Michael Brown en agosto. Escribió para presentarlo: âEs una locura llamar Black Messiah a un álbum. Es fácil que se malinterprete. Muchos van a pensar que tiene que ver con religión. Otros, que me estoy llamando mesÃas. Para mà el tÃtulo tiene que ver con todos nosotros. Con el mundo. Con la idea a la que todos podemos aspirar. Todos deberÃamos aspirar a convertirnos en un Black Messiah. Tiene que ver con los levantamientos en Ferguson y en Egipto y en Wall Street y en todo lugar donde una comunidad se cansó y decide hacer el cambio. No tiene que ver con adorar a un solo lÃder carismático sino celebrar a miles de ellos. No todas las canciones de este álbum tienen contenido polÃtico (aunque muchas sà lo tienen), pero llamarlo Black Messiah crea un paisaje en el que estas canciones pueden vivir en plenitud. Black Messiah no es un solo hombre. Es el sentimiento de que, juntos, somos todos ese lÃderâ.
Black Messiah da ganas de llorar de alegrÃa. De decir gracias. Durante mucho tiempo DâAngelo sintió que pertenecÃa al linaje de Jimi, Marvin, B. I. G.: que tenÃa ese poder y esa responsabilidad; eso lo hacÃa sentir muy solo, cree Questlove. En una época en que estuvieron distanciados él y D sólo hablaron cuando murieron Michael Jackson y Amy Winehouse. âTodo bien, pero la única forma de que D se convierta en un gran artista con lo que sacó hasta ahora es si se muere. DâAngelo, Chris Tucker, Dave Chappelle, Lauryn Hill, viven todos en la misma isla: la de â¿Qué hacemos con todo este talento?.. Me frustraâ, opinó Chris Rock hace tres años en aquel artÃculo en GQ. D no murió y hasta es posible imaginarlo a futuro, con el pelo blanco, convertido en clásico junto con Jack White. â1000 Deathsâ es una canción que podrÃa hacer con él. Un cobarde muere mil veces, pero un soldado sólo una vez, dice ahÃ. En âThe Charadeâ recuerda más que nunca a Cee Lo Green, âSugah Daddyâ es pÃcara y perfecta, y D sigue siendo un romántico: Cuando me miras me abro al instante. Me enamoro tan rápido. Doo doo wah Iâm in really love with you, doo doo wah Iâm in really love with you, canta en âReally Loveâ, una canción que no podrÃa morir jamás.
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