La demagogia es, muchas veces, parte del jazz. Las escalas veloces, la apelación al asombro antes que a la sensibilidad, en ocasiones, buscan confundirse con el virtuosismo de improvisar al filo de la navaja. En el jazz, se sabe, parte de la gracia pasa por resolver situaciones que la prudencia aconsejarÃa evitar. Pero entre esa especie de equivalencia musical de la âvida peligrosaâ y la exhibición frÃvola hay una distancia inmensa. Son muy pocos âson los mejoresâ los que no sólo no reniegan de la primera sino que jamás incurren en la segunda. Ernesto Jodos es uno de ellos. 6p2f5y
Mascarón de proa de lo que apareció como una nueva generación de músicos de jazz argentinos, tan capaces de medirse de igual a igual con sus pares de otros paÃses como de tener un estilo propio, es, en un aspecto, uno de los más activos y prolÃficos, y en otro, uno de los más ascéticos. Ha grabado solo, con grupos propios y ajenos, con un atÃpico trÃo llamado Cambio de celda, completado por baterÃa y violoncello, y en dúo con el compositor y pianista Gerardo Gandini. En todos los casos aparece, además de una búsqueda profunda de uno de los fetiches del jazz, el âsonidoâ âpalabra que, por supuesto, involucra muchas más cosas que el timbreâ, una fuerte renuncia a cualquier intento de referir la identidad al pintoresquismo. Su último disco, Ernesto Jodos TrÃo, editado con una bellÃsima presentación por Sony-BMG, está dedicado a la música de Lennie Tristano, Warne Marsh, Lee Konitz y Billy Bauer. Tratándose de alguien que compone la mayorÃa de lo que toca, el dato podrÃa parecer extraño, más allá de que también aquà hay algún tema propio, aunque inspirado por Tristano. Sin embargo, pocos discos suenan tan propios como éste en que un pianista argentino, junto a su trÃo, elabora sus figuras contra el fondo de la estética de Tristano. âEn el comienzo lo que hubo fue, simplemente, un gusto por el sonido que generaron cada uno de ellos por separado y, también, tocando juntosâ, explica Jodos. âA Tristano lo escucho desde que tenÃa trece o catorce años. Después comencé a estudiarlo, junto con la obra de quienes tocaron con él y son considerados sus discÃpulos. Hay allà cierto uso de los polirritmos, la bitonalidad, que es clave para mÃ. Y después comenzó a rondarme la idea de poder estar relajado en el momento de tocar. La posibilidad de dejar fluir las ideas con la menor tensión posible. Para esta escuela, aunque no lo haya sido con exactitud, eso fue también muy importante. Tristano buscaba la fluidez y el hecho de no tocar mecánicamente. Y, para nosotros, partir de música que conocÃamos de antemano nos permitÃa tocar con muchÃsima soltura. Música que, por otra parte, tiene un lirismo muy especial; tiene esa especie de sin parar y esas extrañezas en la armonÃa, en el uso de los silencios y en el ritmo que la convierten en tan interesante y original.â
El trÃo con el que grabó Jodos incluye a Hernán Merlo en contrabajo y Eloy Michelini en baterÃa. Y el mismo grupo presentará el disco, hoy a las 21, en La Trastienda Club (Balcarce 460). âLo que busco âdice el pianistaâ es tocar algo que sea una expresión del momento. De lo que sucede con el grupo. Y parte de lo que sucede en el momento es lo que pasó inmediatamente antes, es decir cuál fue la música pactada como punto de comienzo, sea propia o de otro. La única diferencia tiene que ver con qué tipo de material es el que aparece. Cuando escribo mis propios temas me genero determinados campos para trabajar. Y cuando toco temas de otro, esos campos fueron determinados, obviamente, por ese compositor. En ese sentido, el lienzo más blanco que hay es el de los standards, por más versiones que uno haya escuchado. Estos temas de esta gente, de Tristano, Marsh, Konitz y Bauer, a mà me pusieron a improvisar en un lugar en el que mis temas no me ponen.â Esos temas de Tristano muchas veces están estructurados sobre temas del be-bop. Si el solo lee al tema, esos temas miran a su vez a otros y son, además, mirados por el trÃo de Jodos. âNo sé si encuentro un sonido. En todo caso, es lo que más me cuesta. Voy decidiendo a medida que voy tocando. Trato de limpiar y determinar qué cosas no tocar. Tal vez me voy creando un estilo por la negativa. Por cuáles son las cosas que no hago más que por las que sÃ. Sé muy bien qué cosas no quiero tocar. Después, en todo caso, viene el momento de tocar y de mantenerme en una actitud crÃtica. No ir por rumbos que me resulten fáciles o mecánicos. Esa es mi manera de ir encontrando algo propio. Y, también, el esfuerzo de ponerme en situaciones distintas. Tocar música de otros, trabajar con otros grupos, probar con instrumentaciones diferentes. Necesito confrontarme con distintos contextos para verificar si hay algo mÃo que permanece en todos ellos. Con ciertos lÃmites, claro. Si algo es tan pero tan propio que a nadie le interesa tocar con uno, tampoco sirve.â
Ernesto Jodos presenta su disco Ernesto Jodos TrÃo hoy a las 21, en La Trastienda Club (Balcarce 460).
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