El famoso manuscrito del Manifiesto del Surrealismo que André Breton empezó a escribir en 1924 en su casa de Lorient, más otros ocho manuscritos del mismo autor, ingresaron esta semana en el Panteón de los records financieros. La célebre casa de remates londinense Sothebyâs remató en ParÃs el conjunto de los nueve manuscritos de André Breton, entre ellos el texto que la casa califica como âel tratado de estética más célebre del siglo XXâ, es decir, el Manifiesto del Surrealismo. El remate alcanzó precios muy por encima de las estimaciones de los expertos. Inicialmente, se calculó que la venta de este cuerpo único de la historia del arte y de la poesÃa alcanzarÃa entre un millón y dos millones de dólares. El remate se cerró el miércoles por la tarde con un astronómico cheque de cinco millones de dólares. 1b4r1d
Los nueve manuscritos fueron adquiridos por el coleccionista francés Gérard Lhéritier y por el Museo de las Letras y los Manuscritos de ParÃs. Al principio del remate los textos fueron vendidos por separado pero luego, gracias a una âopción de reuniónâ, se vendieron en paquete, lo que evitó su dispersión y, por consiguiente, que los originales salieran del territorio francés. El conjunto excepcional propuesto por Sothebyâs corresponde a los textos que Breton le regaló a su primera esposa entre 1921 y 1931. Además del Manifiesto del Surrealismo en donde Breton desarrolló los principios de uno de los movimientos artÃsticos más importantes del siglo XX, también figuraba el manuscrito de âPescado Solubleâ, fruto de cuatro años de trabajo con el método de la escritura automática, y siete cuadernos escolares con el esbozo de âPescado Solubleâ. Estos cuadernos contienen textos y poemas-collages compuestos con recortes de diarios y dibujos. Las 59 páginas â32 de textoâ de âPescado Solubleâ fueron publicadas en 1924 en el mismo volumen del Manifiesto del Surrealismo, que estaba destinado a ser el prólogo del libro.
âPescado Solubleâ y el Manifiesto forman una pareja indisociable. El Manifiesto funciona como la guÃa y la declaración de intenciones de los poemas. A principios de los años â20, Breton atravesaba un perÃodo oscuro. Su libro de poemas precedente, Claro de Luna, habÃa sido un fracaso, la revista que editaba, Literatura, tenÃa apenas 30 lectores y dejó de aparecer en junio de 1924. Breton empezó a escribir el Manifiesto a manera de prólogo pero luego borró esa clasificación y empezó la redacción de una suerte de ensayo a la vez literario y estético en el cual interpelaba a Freud, Sade, Dante, Hegel y el mismo Santo Tomás de Aquino. Breton propuso en ese texto lo que serÃa luego el âprotocoloâ estético del movimiento. Para André Breton, el surrealismo funciona como âun automatismo psÃquico puro, mediante el cual se propone expresar, sea verbalmente, sea por escrito, sea de otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, fuera de todo control ejercido por la razón, fuera de toda preocupación estética o moralâ. Con un estilo de frases fulgurante, un esquema teórico nuevo y una prosodia totalmente nuevas para la época, el Manifiesto detalla la hoja de ruta de una metodologÃa estética cuyo término, surrealista, fue inventado por Apollinaire en 1917. El texto funciona con una docena de claves: homenaje a la imaginación, rechazo de la novela realista, refutación de las interpretaciones psicologistas, defensa del asombro, convicción de que el conflicto entre el sueño y la realidad puede resolverse, definición del surrealismo, principios de la escritura automática, imágenes surrealistas, collages y fragmentos, rebelión contra el conformismo, incitación a crear estados perceptivos sin los condicionamientos de ideas preconcebidas, sin el peso del âyoâ, libertad absoluta. Breton propuso en su texto un ejercicio oportuno para iniciarse a la escritura automática. Este ejercicio resume toda la intención de la ambición estética. Breton recomienda empezar a escribir un texto en un âestado pasivoâ o âreceptivoâ. âReconozca que la literatura es uno de los caminos más tristes que no conducen a nadaâ. Con ese protocolo, hay que escribir, âsin tema preconcebido, lo suficientemente rápido para no retener y para evitar la tentación de releerâ. Breton recomienda todo lo que la modernidad del siglo XXI proscribe: la no corrección, la fluidez, la no perfección, la fe âen el carácter inagotable del murmulloâ.
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