Una araña gigante y peluda domina la pantalla, expectante y amenazadora, estática y como mirando al aterrado protagonista, y la verdad es que podrÃa ser un plano salido de El increÃble hombre menguante. Pero más allá de su tenebroso tÃtulo clase B, La araña vampiro y de su atmósfera por momentos alucinada, muchas veces en el filo de lo fantástico, la nueva pelÃcula de Gabriel Medina es un relato esencialmente realista y lo único que comparte con aquel clásico salido del marote iluminado de Richard Matheson es que, como buena parte del buen y mal cine bizarro y de terror de los â50 y â60, funciona como expresión de las ansiedades y las angustias de sus protagonistas y de su época. 4j1pi
En esto, y a pesar de transcurrir en un espacio totalmente distinto, La araña vampiro se parece mucho a la pelÃcula anterior de Medina, su celebrada ópera prima Los paranoicos. Esta era una pelÃcula esencialmente urbana, la nueva transcurre enteramente en el bosque y la montaña; pero ambas tienen en su centro a protagonistas asfixiados por sus propias neurosis. Y ambas se parecen un poco a su autor, Medina, autodefinido como un ansioso crónico que combate a diario dudas, miedos, inseguridades con dosis desparejas de meditación y rivotril. Como tanta gente: no se trata de un caso clÃnico único y él lo sabe. Pero se trata de pelÃculas diferentes y estrechamente hermanadas, justamente porque ambas salen de la misma cabeza atormentada.
Los que hayan visto Los paranoicos recordarán el trance por el que pasa su protagonista, el inefable Gauna (Daniel Hendler). Un personaje semiautobiográfico que estaba atado a un abusivo âmejorâ amigo y referente social y profesional; el exitoso del mundo del cine y la televisión que siempre parecÃa estar varias vueltas por delante del protagonista, girando todavÃa en falso con un primer, tÃmido intento de guión. Eso, y una chica anhelada (JazmÃn Stuart), porque a pesar de su contemporaneidad e inmediatez, Los paranoicos estaba claramente marcada por el cine clásico y en el cine clásico (como en la Nouvelle Vague) siempre hay una chica. Ahora, en La araña vampiro, es un chico todavÃa más joven, Jerónimo (MartÃn Piroyansky, que se llevó el premio a mejor actor en la competencia internacional del último Bafici por esta pelÃcula), pasando unos dÃas en una casa en la montaña, con su padre (Alejandro Awada).
De entrada está claro que no hay mucha comunicación entre ellos. Primero, mucho silencio y cara de y-ahora-qué-hacemos. El padre apenas raya el hielo cuando le dice a su hijo que él sabe âque esto es raroâ, pero que âera algo que querÃa hacerâ. Que querÃa ver si lo podÃa âayudarâ. ¿Ayudar a qué? Es un misterio, pero el protagonista viene arrastrando algo âataques de pánico, sobremedicaciónâ desde su mundo en la ciudad. Está en medio de la nada, es de noche, y se encuentra haciendo lo mismo que hubiera hecho probablemente de haberse quedado en su hipotético departamentito microcéntrico porteño: fatigar un videojuego en âprimera personaâ. Pero entonces sobreviene la crisis: lo pica una araña. No es una arañita de jardÃn de patas finitas, es ese bicho de tamaño considerable, movimientos pausados, pelos, tan de pelÃcula de Jack Arnold. Para la mañana siguiente, la picadura ya empezó a transformarse en un volcán purulento, un cuerpo alienÃgena que no para de crecer. Un médico lugareño le arroja sin anestesia la terrible verdad: que ha sido atacado por una âaraña mala, una araña-vampiroâ. âFlaco, te estás muriendo âle diceâ. La única manera de salvarte es conseguir que otra araña igual vuelva a picarte.â Y entonces empieza el viaje, y la aventura, con la única compañÃa de un baqueano borracho, Ruiz (Jorge Sesan), que arrastra sus propias psicosis.
La araña vampiro nació de una búsqueda, explica Medina; y la búsqueda fue producto de una crisis. âToda mi vida, desde que tengo uso de razón, tuve una pelÃcula en la cabeza âdiceâ. De chico me la pasaba inventando pelÃculas, dibujando los afiches y representándolas con Playmobil y juguetes, o protagonizándolas yo mismo, con mis hermanos y mis padres como público. Eran pelÃculas como las que me habÃan obsesionado, ciencia ficción, acción, aventura, terror, nutrido por muchos Sábados de súper acción y también por Función privada. Desde el primer dÃa de séptimo grado supe que tenÃa que atravesar un año más y todo el secundario y dedicarme al cine. Pero después de estrenar Los paranoicos, después de haber volcado tantas obsesiones y ansiedades y energÃa e ideas en mi primera pelÃcula, por primera vez me sentà vacÃo. No sabÃa por dónde empezar, no encontraba nada.â
Y un dÃa, dice, volvió a la naturaleza. Más precisamente al lugar en el que habÃa pasado buena parte de los veranos y los inviernos de su infancia y su adolescencia, en La Cumbrecita, Córdoba. âHabÃan sido muchas vacaciones leyendo Huckleberry Finn y Tom Sawyer, pero después de la adolescencia dejé de ir. Y hace un tiempo volvà con mi mujer e hicimos una caminata por la montaña. De pronto, en el bosque, enfrentando un árbol, empecé a sentir que estaba realmente rodeado de materia viva. HabÃa un silencio increÃble, y me dije: acá está el punto de partida de la pelÃcula.â
Film de iniciación con algo de cine de terror, al igual que Los paranoicos, La araña vampiro cree en las enfermedades, pero también cree en alguna forma de cura. Con la condición de atravesar una crisis, de cruzar una frontera, de tener que hacer un sacrificio, incluso un sacrificio fÃsico. Medina planea volver sobre estas mismas obsesiones para sus próximos dos proyectos (un regreso al mundo de Los paranoicos, que por ahora lleva como tÃtulo Los psiquiatras, y un film de terror chiquito, independiente, sobre âenfrentar la propia locuraâ), lo cual le da básicamente una continuidad autoral, si vale esa palabra más bien gastada, o en todo caso inclaudicablemente personal, a su cine. El cine de un fóbico, de alguien que dice sin ruborizarse que se deprime cuando ve talar un árbol o levantarse un edificio alto que le resta luz natural a su barrio, un bicho de ciudad que cree en la naturaleza, un ansioso y un paranoico que fue picado, desde muy chico, por esa especie de araña vampiro âla enfermedad y la salvaciónâ que puede ser el cine para quienes les llega en el momento justo.
© 2000-2022 pagina12-ar.informativomineiro.com|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.