Rap, electrónica, pop, rock, folk. En una industria que necesita las etiquetas como el agua para guardar sus productos en un frasco y ponerles un moño, las bandas como Michael Mike son, tal vez, las más incómodas. Desde sus comienzos, los seis integrantes del grupo nunca se quedaron quietos. Distintos proyectos, bandas y ramificaciones los fueron llevando de un lado al otro; un poco arrastrados por el viento y otro tanto por la inquietud y la disconformidad de quedar parados en la misma baldosa. Las rutas de cada uno de ellos se cruzan, superponen y yuxtaponen como en un entramado de subtes. 3o596p
Desde el nacimiento de la banda (en febrero de 2005, en una sala de ensayo en Saavedra), el camino hasta Música negra, su reciente disco, fue alternando entre distintos estilos, géneros y estados de ánimo. Desde chicos, Tomás Gaggero y Marcos Orellana vienen dándole a todo instrumento que ose ponerse adelante. Compañeros de colegio y hoy casi hermanos, ambos disfrutaban de tocar en los actos e improvisar temas en cualquier lugar donde los dejaran. Ese âjuntarse a boludearâ lo llevaron âya sin pedir permisoâ a lo largo de sus primeras bandas (Roberto Seguiño y Proyecto Tambor, hoy disueltas) y después a âpor orden de apariciónâ Michael Mike y Onda Vaga, sus dos bandas actuales. Ninguno recuerda el momento exacto del bautismo del grupo, pero rescatan la improvisación y lo lúdico como un constante alimento de Michael Mike: âSiempre fue algo bastante distendido, por momentos demasiadoâ, dice Tomás. De esa manera surgieron los dos primeros trabajos de la banda. Con la premisa de grabar un disco, se internaron un mes en una quinta y, mientras hacÃan Ama tu ritmo (editado en 2007), en el cuarto de abajo de la casa bocetaban temas y bases de forma casera en una suerte de sala de juegos. Asà quedó Delen! (2006), también titulado âEl disco de abajoâ, que pasó de ser el lado B de Ama tu ritmo a convertirse en el debut del sexteto.
Sin una estrategia, un plan o una pretensión clara fue también como el sonido de Michael Mike se fue desarrollando. Sus canciones pueden saltar de un folk moderno al mejor estilo Beck hasta un rap a coro à la Beastie Boys, pasando por un rock furioso como el de Los Brujos o un pop cargado y casi ochentoso. âNo sé bien qué hacemos âconfiesa Marcosâ. Canciones con muchos sintetizadores.â
Ese colchón de sintetizadores donde descansa la música de Michael Mike es su rasgo más caracterÃstico y el punto en común de todo lo que hicieron. Marcos: âEran los nuevos chiches que venÃamos adquiriendo y los querÃamos usarâ. Nena o Neno (2009) subió la apuesta y las revoluciones hasta la pista de baile de la mano de hits saltarines como âLo que a vos el amorâ, âJTSâ o âEddingâ, y terminó de consolidarlos como banda gracias a una seguidilla de shows en vivo que se transformaban en verdaderas fiestas. Algunos de esos recitales presentaron la variante de sumar un par de invitados y tocar con su Orquesta de Sintetizadores.
El paso siguiente del sexteto que completan Julián Srabstein (ex integrante de Doris), Jean Deon, Guido Coto y Pedro Lombardi era una incógnita que no parece haberlos preocupado. Asà como alguna vez partieron del nombre âArtimañas del rapâ para un próximo disco, la corriente los terminó llevando para otro lado. âEstamos acostumbrados a ir al estudio sin nadaâ, dice Tomás. Con las facilidades y el relajo de usar un estudio propio âMUDT (Música de Toilette)â como aquel cuarto de abajo que fue Delen!, los Michael Mike continuaron por la senda de la espontaneidad sin ponerse detallistas a la hora de dar por terminada una canción: âSi ya está buena, queda asÃâ. Asà también fue como el cuarto disco, Música negra, salió de la sala de parto.
El cuarto trabajo de MM baja los decibeles para convertirse en el disco más uniforme de la historia del grupo. Desobedeciendo a las expectativas generadas alrededor del LP anterior, donde el rap y el baile parecÃa cercano a encorsetarlos, Música negra sigue esquivando los rótulos y ofrece las canciones más âseriasâ de la banda. Con un reconocido intento por bajar un cambio con respecto a Nena o Neno, acá no es fácil encontrar un clásico. La fiesta, esta vez, parece ir en slow motion; avanzando a un ritmo lánguido y envuelto en un clima más introspectivo, el nuevo disco de Michael Mike suena más ajustado que nunca, pero fiel a la única etiqueta que siempre los distinguió: ninguna.
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