Cuando tenÃa 9 o 10 años, se sentaba y dibujaba un Transformer, y los mayores le decÃan cosas como: âFa, tenés mucha imaginaciónâ. Brian Janchez cuenta que era algo que le molestaba mucho. âMe rompÃa las pelotasâ, asegura, bien explÃcito. âBásicamente porque yo no veÃa los Transformers pensando: âAh, qué imaginación tienen estos chabones, qué capos, ¿cómo se les va a ocurrir que un escarabajo se convierta en un robot?â. No, yo simplemente los veÃa y me divertÃa. Siempre escapé de eso. Siempre quise evitar al boludoâ, dice Brian Janchez (nacido una Navidad de 1985), un historietista que es una potente y cálida mezcla entre la bronca espasmódica de Louis C.K. y la sensibilidad chabón (chistes de pijas incluidos) de la escuderÃa Judd Apatow. Pero también dueño, en el trazo y en la viñeta, de una simpleza, trabajada, que lo hace ser el Fontanarrosa de la generación que leyó al mismo tiempo Maus, ganadora del Pulitzer, y el manga Slam Dunk. Y que, además, los leyó con igual desparpajo y asombro. No por nada Janchez dice que Akira Toriyama, autor de Dragon Ball, para él es âPerón, aunque no soy peronistaâ (y para explicar su iración por GarcÃa Márquez dice: âMe gusta más que Toriyamaâ). 301z6x
Janchez, como editor (de su editorial Noviembre y la revista de humor online llamada, con sonrisa de Grinch, Nik) y principalmente como autor (âQuiero sacar un libro por año. Quiero ser como Woody Allen. Necesito que el libro sea accesible económicamente y que salga yaâ), parece calibrado por ese âno pensarâ y esa alquimia cultural que suena imposible, dos virtudes que tienen menos de cavernÃcola y mucho de genuino instinto Hazlo Tú Mismo: âOjo, asà como creo que el boludo es el que te dice âcuánta imaginación tenésâ, hoy lo pienso y es mi mejor amigo, porque lo terrenal de mis historietas también lo hago pensando en que todos puedan sentirse un poco reflejados ahà y que se entiendan. Me puedo comer la puteada porque hago chistes de pijas. Ok, pero la mamá de mi novia Laura agarró mi nuevo libro y dijo que lo iba a leer. Si el libro se llamaba SuperMegaWars no lo iba a leer. A mà me interesa que lo lea cualquiera, que, como me pasó con Shloishim, lo levanten mientras lo vendo el DÃa de la Democracia en Plaza de Mayo y digan que está buenÃsimoâ. Por lo pronto, esa furia suele nacer en revistas (La Mano) y sitios de historietas online (Brian surgió en el clave Historietas Reales) y son traducidas a través de los años en libros como el mencionado Shloishim (el duelo por la muerte de su padre, editado en 2010), McKosher (el registro de siete dÃas de trabajo en el McDonaldâs Kosher del shopping Abasto, 2011), la antologÃa infantil Hormigas en el culo (2012) y ese diario de viaje en Israel que fue El sabio de Sión (2013). Hoy se traduce en ese nuevo libro que lee la mamá de su novia y cuyo tÃtulo es de los más felizmente disruptivos y traviesos de la historieta nacional: Marisa quiere pija y otras historietas de amor (esos otros relatos, que acompañan las 32 páginas de Marisa... se titulan, por ejemplo, âCosas que se hacen en los telosâ, âAndate a la puta que te parióâ, âMe la mete tu abuelaâ y â¡Vamos a ponerla!â). Brian se rÃe: âEl tÃtulo es como tirar la piedra y quedarse sonriendo, a ver qué pasa. Era el jueguito, era el ruido; me gusta el nombre Marisa, me parece de vieja, de señoraâ. Ese soez tÃtulo esconde, por brutal, el verdadero poder de Brian: su capacidad de âpoder contar y poder escupir todo, todo el tiempoâ. Janchez fue autobiográfico a niveles incisivos, pero con el perfecto grado de contención (el duelo, la desidia generacional, la sensación marciana de estar lejos), y hoy ese âescupir todoâ implica procesar determinada idiosincrasia, determinada idea del contraste (âacá la comedia romántica con chistes de pijas, y el blanco y negroâ) y sus reacciones (âMarisa... nació como un juego: mejorar la pelÃcula de Kevin Smith, Zack y Miri hacen una pornoâ). En ese proceso, o multiproceso, Brian pierde lo instintivo (que vive en su forma de editar, en su constante alteración de géneros, en sus publicaciones, sean online o en papel) y se va convirtiendo en alguien que sabe contar de forma clásica, que tiene más corazón que odio (o cantidades iguales) y que logra traducir eso en modos que hacen que sus comics se acerquen más a una sitcom lúcida y sentida (y vivida) que al mero gesto, o incluso al mero saciar un capricho personal. Y él lo sabe: âSoy muy conservador con los géneros a la hora de mis comics y de lo que cuentoâ.
¿Janchez hace las historietas, como autor y editor, que le gustarÃa leer y que no existen? Por lo menos en las ediciones que él hace, accesibles y con tirada de 150 ejemplares. âAlgunas sÃ, pero no es lo que yo quiero que hagan. Hago lo que hago porque creo que no existe. Pelotazo, para chicos, apareció porque nadie estaba haciendo eso. Me divierte más sentir que estoy haciendo algo importante, o mejor dicho sentir algo que no existe.â Y sigue: âMe acuerdo de que hace algunos años, cuando estaba haciendo McKosher (por 2007) y lo querÃa vender afuera, veÃa al guionista Diego Agrimbau, y lo tenÃa como un modelo a seguir, el modelo de Trillo, de alguien que triunfa afuera. QuerÃa hacer eso. Pero me di cuenta de que para publicar afuera tenÃas que trabajar de publicar afuera: no podÃa estudiar y no podÃa trabajar. TenÃa que trabajar solamente de eso. Decidà hacer mis historietas yo y ganar todo ese tiempo que pensé perdÃa de la otra forma. Me edito yo y listo: son las cosas que quiero hacerâ.
âNo escucho música, ni sé cómo se escribe Dylan. Pongo la radio y escucho la Metro porque le preguntan a la gente si coge y hace trÃosâ, asegura Brian, fanático del básquet y de los comics, que sorprende cuando afirma: âLo que la verdad me gustarÃa hacer es El Hombre Arañaâ. Y habla loas sobre Brian Michael Bendis, uno de los guionistas del personaje Marvel, mientras confiesa que Daniel Clowes, Chris Ware y todos esos Ãdolos del nuevo comic norteamericano no lo impresionan: âPara mà es aburrido lo que hacenâ. Y no hay mueca en Brian, que como buen salvaje y sensato editor de sus furias y sus lúdicas certezas cierra: âEl dÃa que tenga cinco minutos y escriba un cuento, se va todo al carajo. Tengo adentro lo mismo que tienen todos para escupir. Fontanarrosa decÃa que escribÃa porque tenÃa ideas y cosas que no podÃa dibujar. A mà gusta hacer lo que quiero. Lo genuino por ahà son mis ganas de hacer eso en ese momento. Y con eso alcanzaâ.
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