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Durante toda mi vida me fui cruzando con diferentes pelÃculas que me gustaron más o me gustaron menos. Como si yo mismo fuese un festival de cine, tengo mi sección de pelÃculas internacionales, de pelÃculas nacionales, de pelÃculas viejas. Pero hay una que, para mÃ, está fuera de competencia. No me importa si es excelente o si es pésima, lo importante es que marcó un antes y un después en mi apreciación cinematográfica. Esa pelÃcula es I Heart Huckabees, de David O. Russell. No es una pelÃcula muy vista, se puede alquilar o ver en cable con el horrible tÃtulo de Extrañas coincidencias. Tiene un elenco increÃble: Jason Schwartzman, Dustin Hoffman, Isabelle Huppert, Mark Wahlberg, Naomi Watts, Jude Law y Lily Tomlin. Pero eso, más allá del placer de ver buenas actuaciones, no me significa demasiado. Quizá deberÃa hacer un breve resumen de la historia para hacerme entender. La trama arranca cuando un personaje, poeta mediocre y defensor de los espacios verdes, acude a la oficina de unos detectives existenciales. SÃ, detectives existenciales. El personaje está en una crisis interna, preguntándose si su vida, sus acciones y sus creencias tienen algún sentido, alguna importancia en el imperturbable avanzar del mundo. Estos detectives lo investigarán en su cotidianidad y tratarán de darle una perspectiva más clara del asunto. Ellos opinan, a grandes rasgos, que todo importa, que todo está relacionado, que cada decisión nuestra está unida a todas las decisiones de los demás, que formamos parte de algo indivisible. Nuestro personaje, en el camino, se encuentra con otra gurú, en este caso sa, mucho más nihilista en su visión. Para ella nada importa, todo es caos, y hay que bancársela. Mientras la historia transcurre, el personaje se irá debatiendo entre estas dos maneras enfrentadas (o no tanto) de entender el universo.
La pelÃcula es una comedia con toques absurdos y toques fantásticos. Pero, sobre todo, es una comedia existencialista. No sé si este género existe, o si tiene más representantes. Ojalá que sÃ. La comedia es un género bastardeado, y el fantástico también. Que una comedia fantástica llegue a estos niveles de profundidad filosófica es algo visto muy pocas veces.
A mi entender estamos frente a una muy buena pelÃcula. Pero âmuy buenaâ en cuanto a bondad, no a una evaluación crÃtica de la utilización del lenguaje cinematográfico. Eso me importa muy poco en I Heart Huckabees. Es buena porque la trama avanza y nos va presentando diferentes personajes, casi opuestos algunos, pero todos con planteos existenciales igual de graves. No hay buenos ni malos, hay diferentes realidades, diferentes preocupaciones y diferentes puntos de vista. La pelÃcula no juzga, humaniza, une a todos sus seres en sus dudas sobre el cómo y para qué vivir. No hay nadie que no tenga preguntas al respecto. Y la pelÃcula intenta arriesgar una hipótesis esperanzadora, aunque no naïf.
¿Por qué esto fue tan importante para mÃ? Me parece que vi la pelÃcula en un momento en el cual las mismas preguntas que tenÃa el protagonista las tenÃa yo. ¿HabÃa elegido bien mi carrera? ¿ServÃa para algo ser guionista o dramaturgo? ¿Mi existencia era significativa en algún sentido, aunque sea mÃnimo? Nunca pensé que una comedia yanqui fuera a intentar responder todo eso, nunca pensé que el cine podÃa servir para eso. Pero Huckabees hizo eso y un poco más.
Hasta ese entonces el placer de ver pelÃculas se limitaba al placer de ver a genios de la imagen o de la estética narrando historias en las que era muy usual agarrar por el lado de la crueldad, porque eso era mucho menos grasa. Pero siempre habÃa una evidente necesidad de señalar los errores del mundo y erigirse como un crÃtico iluminado. Con Huckabees entendà que podÃa haber otra manera de entender el arte. Un arte que no buscaba la genialidad, pero sà buscaba la bondad. Y eso marcó el inicio de un perÃodo distinto de mi vida en relación con las pelÃculas, un perÃodo que todavÃa continúa. Hoy ya no me interesa pasar dos horas viendo lo genial que es tal director y su modo crudo de mostrar la violencia, por ejemplo. Prefiero ver una pelÃcula que trate de mostrar una salida, aunque su calidad sea inferior. Prefiero acercarme a gente copada y buena onda que a genios oscuros y enroscados. Hoy por hoy me encuentro más afÃn con esa forma de entender el sentido del arte. Elijo a los artistas humildes y generosos, que pretenden darme placer al compartir su manera benévola de ver el mundo.
Pasar un buen momento viendo una pelÃcula o una obra de teatro, emocionarse, conmoverse, es, para mÃ, un valor fundamental. Y no lo era antes de Huckabees. Por eso está fuera de competencia. Por eso soy fan.
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