Pablo Boffelli, arquitecto, dice que le "encantarÃa meterle un dinosaurio al dibujo de un cliente, pero no creo que convenga". Pero Boffelli es también conocido como Feli, alias que sà le permite meter dinosaurios, gatos y cocodrilos, en ciudades atestadas de personas que casi no se ven o sienten, abismadas como están en su hacer cotidiano. 5325q
Algo de todo esto congenia en Punch, el libro que revisa y modela el mundo según los ojos y lápices de este artista santafesino de poco más de treinta años. Punch se presentó esta semana en Buenos Aires, junto a PapaPop, de Ariel López V. Los dos bajo el sello GalerÃa Editorial (Bs. As.), cuyo criterio de selección, postulan desde la web los editores, "se ubica en una zona polémica, limÃtrofe entre la historieta, el humor gráfico y la ilustración, alejándose de cualquier género especÃfico y sellado". Bienvenida la novedad de Punch, y el descubrimiento de este dibujante extraordinario, que invita a ingresar en páginas de las que difÃcilmente el lector sepa cómo salir.
¿Cómo se origina Punch? Eso es algo que ni siquiera tuvo previsto el autor. "Creo que se concreta desde el dÃa a partir del cual nunca paré de dibujar; en el secundario, en lugar de estudiar, dibujaba, y nunca lo dejé de hacer", dice Feli a Rosario/12. "Yo no vengo de la historieta ni de las artes plásticas, estudié arquitectura (UNR) y técnica electrónica, nada que ver. Gracias a Internet pude empezar a mostrar mis dibujos y linkear con gente que se dedicaba a esto. Asà comenzaron a aparecer oportunidades para publicar en alguna revista, hacer alguna muestra o un trabajo de ilustración. Pero siempre continué dibujando para mÃ, muy pocas veces para otras cosas. Tuve la conducta de dibujar y de mostrar lo que hacÃa".
Feli se sitúa en una lÃnea imprecisa, que no permite categorizar fácilmente. Rasgo que le habilitara, amén de su talento, a participar de ese libro insigne que para la historieta que vendrá es Informe: Historieta argentina del siglo XXI, que José Sainz compilara para Editorial Municipal de Rosario. Las nuevas tecnologÃas cumplen allà un rol bisagra, al permitir manifestaciones plásticas y técnicas diferentes, que abren un interrogante en donde caben muchas manifestaciones, todas personales y acordes con las nuevas generaciones. "En el 2014, los chicos de GalerÃa Editorial, que son de BahÃa Blanca pero viven en Buenos Aires, vieron que mis dibujos coincidÃan con la lÃnea de libros que venÃan publicando. Me invitaron y estuvimos charlando durante un año. Ellos no querÃan que hiciera dibujos especiales para el libro, sino que seleccionara un compendio a través de una idea, y que el libro fuera el resultado final. Como tengo muchos dibujos, fue medio difÃcil agarrar y elegir. Supuestamente me deberÃan gustar todos, pero como habÃa que elegir alrededor de ochenta y tenÃa cerca de mil, era difÃcil. Ahà fue dónde apareció José Sainz. Ãl me ayudó a armar, empezó a distinguir dibujos que me identificaban más. Hicimos una carpeta que se llamaba 'Paisaje complejo', se la mostramos a los de GalerÃa y en un mes se resolvió todo".
Punch no contiene historietas. Si hay algo parecido, lo es desde la organización icónica similar, pero nunca narrativa. Las asociaciones se manifiestan de modos imprevistos, en procura de un pacto de lectura renovado. Es más, Punch no exige un seguimiento secuencial, basta con paginarlo para acercarse a sensaciones superpuestas, todas válidas, que confluyen sueños con cemento de edificios blancos e interiores que guardan otros. Al respecto, Feli dice que asà como no viene del mundo de la historieta tampoco la consume, "yo vengo de la literatura, del cine, de la música. Un disco uno puede escucharlo desde el inicio hasta el final, pero también podés escuchar los temas que más te gustan. El disco encierra también una idea, un sonido, pero no una historia. Si bien hay discos conceptuales que empiezan y terminan, lo que enmarca al disco es una cuestión de audio, ligada al momento sonoro de la banda. Este libro expresa una etapa mÃa, de un montón de años. Algunos de los dibujos los hice hace más de cinco años".
-Por momentos pareciera que sos uno de los que deambula entre las páginas, ventanas, y situaciones del libro.
-Algo con lo que llegamos a ponernos de acuerdo con los chicos de la editorial y con José, fue que el protagonista del libro no fuera un personaje sino el espacio. El lugar es el protagonista. Es como al mirar una esquina: el protagonista no es la vieja que cruza la calle sino la esquina misma, con el tipo que saca la basura, el que le está choreando al que está al lado suyo, el que está tocando bocina, el que pasea el perro. Quizás la ciudad sea la protagonista de Punch.
La formación profesional de Feli se nota y hace que su libro se parezca a algo sin embargo inasible, que germina diferente. De todos modos, hay una claridad conceptual que seduce de manera irresistible. "En arquitectura uno tiene que dibujar lo esencial para que se entienda la idea; tal vez, algunos de los dibujos tienen ese equilibrio: no tener algo de más para no entorpecer, ni tampoco algo de menos porque no se entenderÃa lo que quiero decir. No hay una búsqueda de una virtuosidad en las expresiones o en el trazo, para mà son más importantes las ideas, la lÃnea está subordinada a la idea".
¿Qué significa la edición de Punch para el autor? "Es como poder cumplir, tener un trofeo casi. Es como un pez grande que hace mucho estás intentando pescar. Como si luego de varias mojarritas, de pronto te toca un dorado o un moncholazo que te podés llevar a tu casa a comer".
Gran parte del trabajo de Pablo Boffelli puede consultarse en el sitio http://felipunch.com.ar/, asà como en su página de Facebook. Punch se consigue en Oliva Libros (Entre RÃos 579), Mal de archivo (Moreno 477), y en Club Editorial RÃo Paraná (Catamarca 1427).
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