Como si alguien me hubiese robado las palabras, era incapaz de narrar la sigilosa inmovilidad de la luna en la ventana. 3t2b42
Uno: Ni religión ni polÃtica. En la mesa familiar, digo. Ni religión, ni polÃtica ni fútbol. Bueno, la verdad que el fútbol en casa nunca fue la piedra de la discordia. Ni siquiera una piedrita. Alguna vez le dije a mi viejo, yo me acuerdo, que maldecÃa no tener la pasión del futbol. Porque eso me hacÃa extranjero en este paÃs. A él se le notaba que no era de acá cuando no podÃa con la jota. A mÃ, con la carencia de ira por la pelota. El no lo sintió como un reproche porque amaba el futbol. Desde jugar en las inferiores del Torino, allá en su Italia natal, probarse (¿o jugar? Me parece que jugar) en la cuarta de la Juve y llegar a hacer la América poniéndose la camiseta de River, habÃa tenido siempre, él, la llama de esa pasión. Es cierto, me dijiste, que su socio creyó que la sangre dicta casi todo y me compró, ni bien nacÃ, la camiseta de Boca para llevarle la contra. Pero a mÃ, la verdad, ver rojo y blanco nunca fue como el ajo para Drácula. SÃ, bueno, puede ser, si pienso hondo, que algún domingo le haya prestado la oreja a la Spica para saber si Marzolini la metÃa y gastarlo un rato al viejo en la cena. Pero hasta ahÃ. La pasión es otra cosa. Dolores de estómagos, cristalizaciones del fin del mundo cuando el equipo va al descenso, la vida no tiene sentido por un penal mal cobrado, no hay nada peor que la cargada del compañero de laburo cuando el lunes se perdió. Eso, y lo digo como lamento, lo miré siempre de afuera. Asà que, en casa, ni religión ni polÃtica.
Dejame que te diga que lo de la religión fue sencillo porque salvo mi madre que habÃa colgado el cuadro de Cristo en la cabecera de su cama como todo gesto de devoción y eso porque lo habÃa pintado su hermano, el cura, el resto, ni cinco. SÃ. Tengo un tÃo cura, me dijiste y me miraste con la tranquilidad de a quien jamás le pesó la cosa. Ni para bien ni para mal. Poco peso de la santidad en casa. Ni santos de yeso, ni penitencias con Dios te salve, ni irnos a la cama con Pésame Dios mÃo. Poco. Cada cual eligió. Yo tomé la comunión porque los pibes de la cuadra lo hacÃan. HabÃa que ir una vez a la semana al galponcito de atrás de la Iglesia para tratar de entender lo de uno y trino debajo del cinc que hervÃa con la subtropicalidad rosarina y encima aceptar que confesarse ante un hombre era ser perdonado por el Padre. Osé decir si no era mejor charlar directamente con el de arriba y evitar la sotana sentada en un cubÃculo de madera. Asà me fue con el sopapo del Ministro. Si asà pega el de abajo, pensé, imaginate el de la eternidad. Una vez la preguntaron a mi viejo si creÃa en Dios y en la Iglesia. Dijo que en Dios podÃa ser. Pero como en todo en la vida y en la religión también, la intermediación encarece el precio final del producto. Lo entendà de más viejo, claro.
O sea que el tema era la polÃtica. Eso me dijiste. Y tuve que convenir. Entonces explicame porqué andamos a los gritos este domingo de asado al aire libre discutiendo categorÃas y corrientes ideológicas de los que alquilan el poder. Tu pregunta fue cuando llegó la ensalada de fruta con helado, antes del amargo digestivo que se acostumbra en casa para engañar la conciencia y creer que picada, pan, salame, queso, tinto, achuras, tinto, costilla, ensalada, tinto, vacÃo, papas con mayonesa y perejil, tinto, pollo y tinto pueden ser digeridos por obra y gracia de una hierba de lo más noble. Tu pregunta fue, que querés que te diga, tarde.
Todo comenzó con un adjetivo. Ahora, ya pasé los cuarenta, es cierto, entiendo que los sustantivos explotan menos que los adjetivos. No es el fondo. Es con qué se lo sirve a ese fondo. Alguien a quien no recuerdo, lo podrÃa confesar con el de arriba, dijo que era hora de dar paso a un modo más progresista de hacer polÃtica. Es verdad que a la mesa estaban sentados los que habÃan votado a los de antes, lo que implicaba acusarlos de no progresistas, enfrentados con los ganadores de setiembre y octubre que pusieron cara de estandarte de progresismo. Y estábamos nosotros, los que nunca ganamos ni a los fosforitos en los cumpleaños infantiles en donde se supone que hay regalos para todos. Se supone, en nuestro caso. El tema fue que adjetivar de progresista derritió el helado y puso agria la ensalada de frutas.
Progresistas qué viene siendo, dijeron como inquisición irónica del ala perdidosa. La batalla estaba instalada. Progresista es lo contrario a vos, le dijo un sobrino a un tÃo, que cree que los oxidados de siempre deben seguir esquilmando a este paÃs. Progresista sos vos, se rió el tÃo pidiendo cognac a su esposa para templar la ensalada y el helado (juro que dijo templar), que en tu vida trabajaste y tenés veinticinco pirulos de vago viviendo a costillas de conservadores como tu viejo, preguntó retóricamente. Ante el clima, recurrà a lo que sobra en casa. No a la contemporización, claro, sino al Diccionario. En voz alta, casi teatral, leÃ: AplÃcase a un partido liberal de España que tenÃa por mira principal el más rápido desenvolvimiento de las libertades públicas. DÃcese de las personas, colectividad, etc, con ideas avanzadas y de la actitud que esto entraña. Real Academia, acoté.
El Fernet tiene propiedades digestivas casi milagrosas. Mi madre apareció con dos botellas, dijo que la aburrÃan las peleas polÃtica de gente bien comida y tomada y pidió que todos brindáramos como hacÃan los abuelos en Piemonte para estar bien de la panza y della testa. La commedia é finita, dijo. Y todos nos callamos. Y tomamos, es cierto. Pero yo me quedé pensando, me dijiste
Cristina Fernández no es hoy ni senadora ni presidenta. Y el viernes se sienta a la mesa de decisiones de la Casa Rosada y anuncia un acuerdo por la canasta navideña que, de paso, nadie mostró en contenido ni continente. Pongo dudas sobre si corresponde. Me decÃs que es lo mismo. Una semana antes o después de que asuma, ganó el mismo partido. Siento que confundir el poder institucional como un bien ganancial es poco progresista. Todo lo que se adquiera durante el matrimonio se presume bien ganancial. ¿Incluye una elección y el cargo de Presidente?
Un grupo de ocho legisladores de la Coalición CÃvica se separan de Elisa Carrió por no estar de acuerdo con el conservadurismo económico y polÃtico que ella impone al grupo trayendo a Alfonso Prat Gay y Patricia Bullrrich. ¿La legisladora santafesina (y todos los que fueron a elección en octubre) objetaron antes de los comicios del 28 ese conservadurismo? ¿Se quejaron antes de ir Colgados del nombre de quien obtuvo el 23 por ciento de los votos en todo el paÃs? ¿Ahora actúan como progresistas?
Diana Conti propone por ley que los jueces de la Nación cumplan horario en sus despachos de 7 a 13 como dicen que trabajan en el tribunal. Los legisladores progresistas, ¿cumplen horario? ¿Sólo cumplen los que potencialmente pueden opinar distinto a m�
De un momento a otro, el precio del viaje en colectivo de pasajeros en Rosario va a aumentar. Porque las variables del mercado han aumentado. ¿Ser socialista no es pensar en un estado que mitigue la realidad del mercado que golpea, sobre todo, a los más pobres? ¿Y ser progresistas, qué es a la hora de andar en ómnibus?
Lo que duelen son los adjetivos. No los sustantivos me dijiste una vez. Ahora entiendo. Ahora
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