Esta semana, el intendente Miguel Lifschitz quedó expuesto públicamente al estallar en el Concejo Municipal el escandaloso acuerdo del municipio con Ãuls, que no debió transformarse nunca en un problema polÃtico para nadie. Pero que la impericia, y alguna que otra infidencia, inflaron como una burbuja que estalló en la cara de la primera lÃnea de funcionarios de la istración local, incluyendo al propio jefe comunal. 6z6p37
A veces cuesta creer cómo en polÃtica las cosas pueden hacerse tan mal (aunque viendo el panorama nacional ya poco puede sorprender), o en todo caso, es difÃcil entender ciertas actitudes que -aunque conllevan un grado importante de malicia- son claramente infantiles. Si el acuerdo con López avergonzaba al municipio, ¿acaso creyó el intendente que podrÃa llevarlo a cabo sin que se conozcan demasiado los detalles? De manera contraria, ¿creyó Lifschitz que un tema tan sensible que involucra a uno de los clubes grandes de la ciudad, y a los terrenos más preciados de todo Rosario, pasarÃa por un tibio y burocrático trámite parlamentario? Y aún más, ¿pensó el intendente que cualquier reunión y/o acuerdo que tuviera con Eduardo López no conllevarÃa costo polÃtico alguno, teniendo en cuenta los antecedentes del presidente rojinegro?.
Claro que Lifschitz pensó en todo esto, no estarÃa donde está si no lo hubiera hecho a la largo de su carrera. ¿Qué pasó entonces? Compromisos contraÃdos con anterioridad y la tentación de reconquistar para la ciudad terrenos del Parque Independencia y hasta contar con un estadio cubierto de uso público tal como figura en la propuesta.
El estallido de bronca -casi al borde de las lágrimas- del presidente del Concejo Miguel Zamarini explica hasta qué punto el mandamás del Palacio Vasallo ignoraba detalles del acuerdo. "A mà me despegan de todo esto", llegó a decir Zamarini en lo que vendrÃa a ser su segundo enfrentamiento público con el intendente Lifschitz. El primero habÃa sido en el verano y esto se recuerda por la respuesta del intendente que dijo "debe ser el calor lo que afectó al presidente del Concejo", para salir a cruzarlo cuando Zamarini se quejó por la demora en la puesta en práctica de proyectos aprobados en las sesiones del Concejo en los distritos, donde los ediles ponÃan la cara frente a los vecinos.
El presidente del cuerpo sale de sus cabales (y de su asiento porque baja a una banca a responder), cuando la concejala MarÃa Eugenia Bielsa saca una copia del acuerdo "secreto" con Ãuls que nadie conocÃa en detalle. "Acá no hay ningún secreto", dijo el secretario de Gobierno Horacio Ghirardi que no estuvo muy equivocado, ya que el convenio era un "secreto" a voces.
¿Por qué no se conoció antes? La explicación off de record en el Palacio de los Leones fue que se manejaron "reuniendo a los presidentes de todos los bloques antes de difundir el proyecto, para no herir la susceptibilidad de nadie. Y al final, todo se pudrió lo mismo". En rigor, desde la oposición dicen que la convocatoria existió, pero que "la reunión nunca llegó a concretarse porque Lifschitz nunca llegó a tiempo desde Buenos Aires", en esos dÃas en los que la duración de los viajes era decidida por la niebla y el humo en las rutas. Consecuencia, los presidentes de bloque sólo se enteraron del tÃtulo del tema, pero nunca de la letra fina.
En esta misma columna, el pasado lunes se advertÃa que las discusiones alrededor de este tema recién comenzaban. De la misma manera, hoy, en este espacio se puede adelantar que el debate se terminó. Porque como dijo un concejal del Frente para la Victoria, "ahora, ese convenio no será remitido jamás por el Ejecutivo para ser considerado por el Concejo". Al menos, no el acuerdo que esta semana se reveló en medio de un escándalo.
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