¿Cómo va, lector, qué cuenta? ¡No, por favor, no me malentienda! ¡Le estoy preguntando qué es lo que usted tiene para contar, no âqué cuentaâ tiene usted, por ejemplo, en Panamá, Suiza, Islas Caimán, o cualquier otro paraÃso fiscal, de donde Dios Fiscal todavÃa no haya echado a Adán Fiscal y a Eva Fiscal porque la serpiente fiscal les haya hecho morder la manzana offshore! 666y73
¡Uy, lector, qué escena! ¿Se imagina?
âEn el comienzo fue el Caos fiscal. Cada contribuyente ganaba dinero y lo depositaba en cualquier parte. Nadie sabÃa lo que ganaba el otro, y nadie pagaba impuestos. Dios Fiscal querÃa crear el mundo, pero no tenÃa presupuesto.
Entonces Dios Fiscal dijo: â¡Háganse los impuestos!
Y los impuestos se hicieron.
El nuevo problema fue que existÃan los impuestos, pero nadie sabÃa a qué, cómo, dónde, ni por qué pagarlos. Y seguÃa siendo el caos, pero más caos que antes, todavÃa. Entonces dijo Dios Fiscal:
â¡Cóbrese la luz, el gas, el agua!
Y se cobraron. Y pensó Dios Fiscal que de esta manera se podrÃan hacer inversiones y mejorar el mundo. Pero eso no ocurrió.
Dios Fiscal pensó que alguna manera tendrÃa que haber para conseguir presupuesto y mejorar el mundo. Y dijo:
§âGanarás el pan con el sudor de tu frente, y de esa ganancia pagarás un impuestoâ. Y se hizo el Impuesto a las Ganancias.
§âHarás el bien a todas las personas, sin mirar a quién, y de ello pagarás impuestoâ. Y asà surgió el Impuesto a los Bienes Personales.
Y asà siguió Dios Fiscal creando impuestos, tasas y contribuciones durante varios dÃas. Pero nadie los pagaba.
Al sexto dÃa creó a Adán Fiscal, el primer contribuyente.
Pero con lo que Adán aportaba no le alcanzaba. Entonces creó a Eva Fiscal, para que crezcan y se multipliquen. Y haya muchos pero muchos contribuyentes.
Adán Fiscal y Eva Fiscal trabajaban y aportaban, pagaban la luz, el gas y el agua. Y se las arreglaban. No salÃan mucho pero sus necesidades estaban bastante satisfechas.
Eso sÃ, para algunas cosas no alcanzaba. Manzana, por ejemplo, Eva iba a la verdulerÃa, compraba de todo por poca plata, pero ¿manzanas? âNoâ, le decÃa el verdulero, âel problema es que son importadas, y está cerrada la importación. Se pueden conseguir algunas, pero no le conviene, están carÃsimas, y son azules, todos las llaman âmanzanas blueâ.â
Y como el devenir de la historia es impredecible, un dÃa Eva Fiscal estaba mirando alguna joya, o lamentándose por no poder viajar a Chapaliputra, o simplemente paladeando imaginariamente el sabor de una manzana, cuando se le apareció Serpiente Fiscal y le dijo:
âEva Fiscal,. Evita Fiscal, déjame ser el que satisfaga tus ilusiones, deja ya de soñar y corre a cumplir tus más profundos deseos mercantiles. ¡Vuela, enjóyate, come!
âLo siento, Sr. Serpiente, pero no me da el presupuesto, mi marido y yo estamos bien, no nos podemos quejar, pero para tanto no nos da.
â¡Todo mal! ¡Todo mal! Trabajan y no pueden darse los gustos,
¿qué clase de sistema capitalista es este? ¡Mira... acá está lleno de gente que no trabaja y puede darse todos los gustos!
â¡Todos los gustos? ¡Yo veo que la gente es bastante modesta acá!
âBueno, Eva Fiscal, eso es porque tienen gustos modestos! ¡No te hagas la populista inclusiva conmigo! Lo que vos tenés que hacer es no pagar más esos ridÃculos impuestos que Dios Fiscal te pone.
â¿Pero cómo hago? ¡Dios Fiscal está en todas partes! El sabe cuánto gano y dónde gasto, ¡es omnisciente y omnipresente, Señor Serpiente!
â¡¿En qué te has convertido, Eva?! ¡Pareces una ista de 6,7,8 dÃas de la creación! ¡No seas tan feligresa! Existe un lugar, se llama Offshore, y ahà Dios Fiscal no está.
â¡Offshore?
âBueno, en inglés. En castellano se llama Infierno. Si vos ponés tu plata ahÃ, Dios Fiscal no sabe que existe, el Sr. Lucifer te la maneja discretamente y te paga altos intereses... ¡vas a poder hacer lo que quieras!
â¡Seguro que Dios Fiscal no se entera? ¡Y los Angeles Fiscales Investigadores del ParaÃso (A.F.I.P)?
âAy, Eva Fiscal, qué ingenua eres... Eso no existe, son los padres.
Eva Fiscal se tentó. Y empezó a pagar menos impuestos, y se compró unas manzanas tremendas, importadas, que Serpiente le trajo directamente de afuera.
Y Adán Fiscal la vio a su mujer con la manzana y le dijo:
âEva Fiscal, nuestro presupuesto no da para eso... ¡además son importadas!
Eva Fiscal no le dijo nada, le acercó un trocito de manzana. Adán mordió. Y se hizo offshore él también.
Al poco tiempo Dios Fiscal percibió que estaba recaudando menos que antes. Entonces fue a ver a sus queridos contribuyentes, y estaban morfando manzanas mientras se compraban ropa importada.
âQué hacen... ¡todo eso está prohibido! ¡Los voy a investigar a ver si pusieron las cuentas en el infierno!
Adán Fiscal le dijo que sÃ, efectivamente lo habÃan hecho, pero que no le parecÃa nada malo.
â¿Y no temes mi castigo?
âNo, Dios Fiscal, porque las cuentas no las puse a mi nombre, sino al de mi padre, tú.
â¿Cómo lo hiciste sin mi autorización?
âEso se necesita acá, Dios Fiscal, El Sr. Lucifer esas cosas no las pide.
Dios Fiscal se dio cuenta de que ya nada serÃa como antes. Si todos actuaban como Adán Fiscal y Eva Fiscal, no podrÃa mejorar el mundo. No se daban cuenta de que ahora podÃan comer manzanas, pero habÃa un montón de cosas que ya no tendrÃan, cosas que Dios Fiscal hacÃa producir gracias a los impuestos.
¿Pero cómo iba a convencerlos? ¡Señor Serpiente Fiscal y Lucifer son muchos mas hábiles en el marketing! Y además tienen la mayorÃa de los medios a su favor!
Asà que no los castigó El, se castigaron solos. Entraron al Infierno, pensando que iban al ParaÃso.
Al final, a Dios Fiscal sólo se le ocurrió canturrear en voz baja â¡A volver, a volver, ya van a volver!â
Hasta la semana que viene, lector.
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