DÃas de visita, la obra interpretada por Edda DÃaz, acompañada de un numeroso elenco, y dirigida por Néstor Zacco, podrÃa ligarse con Teatro abierto o con ciertas obras de los â80: un teatro comprometido, profundo y polÃtico que busca exponer el estado de una sociedad a la luz de su historia o de la historia de sus personajes. En este sentido, no son tantas las producciones actuales que lo hagan, más bien, a veces es la insustancialidad y la frivolidad aquello de lo cual se quejan algunos crÃticos. DÃas de visita viene a ocupar, probablemente, un lugar vacante en el panorama teatral y a la vez a acompañar el momento sociopolÃtico que nuestro paÃs atraviesa. Sin embargo, esta obra escrita por Juan Crespo incurre en cierto anacronismo y esto quizá se deba a la mirada psi que hila sus caminos argumentales. La idea de un presente resultante del pasado es, por supuesto, la idea que en estos tiempos todos pretendemos afirmar, pero la visión psi âya debilitada, que produjo durante décadas una inalterable interpretación de los vÃnculosâ ofrece muy pocas salidas posibles a una determinada secuencia de hechos. Ejemplo: si hay una niñez traumática, habrá una adultez sufriente, si mi mamá no me quiere y mi papá me sobreprotege, seré lesbiana. Aquà es donde se inserta el personaje de Silvia Uber, encarnado por Edda DÃaz: una chica que se enamora de su hermanastra, que es descalificada por su madre, que se convierte en una escritora que nunca publicó y que, por supuesto, termina mal. La historia está narrada desde un presente en el que vuelven a la psiquis de Silvia los fantasmas del pasado y asà los tiempos se confunden, se mezclan, como también se mezclan dentro suyo las imágenes masculinas y femeninas que la constituyen. Como vemos, hay una duplicación, un estado de sospecha permanente que pone en cuestión la realidad y la conciencia, camino que va a contrapelo de los tiempos que corren caracterizados por la irreflexión y por la inmediatez. Silvia Uber es el emergente de una familia de varios integrantes y para nombrar sólo dos diré que la madre es amante del yerno y que el hermano violento y psicótico cree haber cometido un asesinato. Es decir, en esta pieza no se necesita ser lesbiana para estar loca, se puede no serlo y también estarlo, pero da la casualidad de que la única que se suicida es la lesbiana y esto religa el destino trágico con la homosexualidad, haciendo al personaje recaer en un estereotipo que, sin embargo, la interpretación de Edda DÃaz elude permanentemente. 684t2i
La obra es dinámica, compleja y sin baches, y su hora y cuarenta de duración pasa volando gracias a la actuación cuyas bondades ya todos conocemos, y la dirección y la agilidad de la puesta de Néstor Zacco.
DÃas de visita, los viernes a las 23 hs.
Teatro La Tertulia, Gallo 826.
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