Cuando ese petisito morrudo contó su âsecretoâ en el living de la casa de Gran Hermano, el rating de Telefe se disparó y la familia argentina reunida frente al televisor se enteró de un término clÃnico que desconocÃa: la disforia de género. Un diagnóstico con implicancias clÃnicas y legales, incluido en los protocolos de Clasificación de Enfermedades de Organización Mundial de la Salud utilizado para diagnosticar a las personas transexuales y que organizaciones de todo el mundo están trabajando para modificar en su próxima revisión, en 2012. En Argentina, la vÃa legal para acceder a un tratamiento de reasignación de género âcirugÃas y hormonas medianteâ requiere que el o la paciente sea diagnosticado. 1t135t
Alejandro, a lo largo de todo el programa, usó esa etiqueta para definirse, después de todo, luego de mucho preguntar, es la que le habÃan dado. Hoy, lejos de Gran hermano y con más respuestas, ya no dice que tiene disforia, ese rótulo clÃnico y aséptico que repitió mecánicamente durante años. Mientras el resto de los âhermanosâ de la famosa casa se acomodan en las estructuras de la televisión y devienen en noteros, conductores o lo que puedan, Alejandro trabaja por la sanción de la Ley de Identidad de género. Va aprendiendo sobre la marcha acerca de un movimiento que ya viene de lejos luchando por sus derechos.
Por estos dÃas, se prepara para la fiesta del viernes 16 de septiembre en el boliche Bizancio de Lanús: una fiesta para recaudar fondos para la operación que le dará genitales masculinos. Un viejo anhelo que lo llena de ilusión, el paso con el que fantasea desde chiquito. Alejandro ya no tiene ese estilo huidizo y capcioso de los primeros dÃas frente a la tele, habla de frente y con alivio. Tampoco está tan morrudo: el gimnasio y las pesas con los que fue dando forma a su cuerpo durante años pasaron a un segundo plano. âEstoy más dedicado a la militancia, que requiere un esfuerzo más mental, pero me gusta mucho hacer fierros, es un vicio, antes era todos los dÃas de la semana. Empecé a los dieciocho años, pero dejo y vuelvo siempre a las pesas. Me gusta mucho hacer deportes, pero nunca me animé a meterme a full en ninguno. Es una de las grandes trabas que uno tiene cuando está en una situación como la mÃa.â
âFue un doctor, el doctor Agnón. Llegué a él luego de haber tenido una pelea muy fuerte con mi novia de entonces, Laura. Me metà en Internet a ver si habÃa alguna operación de reasignación de sexo, algo que todavÃa era una fantasÃa para mÃ. Yo charlaba mucho con un peluquero que era travesti y charlando el tema yo fantaseaba mucho con operarme.
âClaro, ella siempre me vio como un hombre. Desde el primer momento.
âTardé un año y medio en decÃrselo; ésa es una historia muy larga. Se lo dije después de un año de estar saliendo y después de habérselo contado seguimos saliendo tres años más. Pasa que su familia me la hacÃa difÃcil. El padre era el más conservador, por decirlo de alguna manera, y era bastante opresor con ella, el tipo no me querÃa y no habÃa forma. Ella tenÃa miedo de hablarlo en la familia. Si le decÃa esto tenÃa miedo que me haga algo. El padre se encargó de influir sobre la madre y los hermanos contra mÃ. La mamá me encontró el DNI un dÃa y nos vino a preguntar qué pasaba. Laura no se animó y le dimos cualquier excusa, y la madre pasó por alto esa situación, entonces el tema no se habló por un tiempo.
âY ésos son detalles más Ãntimos para contar. Obvio que no estuve un año y medio sin tener nada. Tuvimos encuentros Ãntimos, claro.
âNo... y, uno se da maña, viste (sonrÃe). Le va encontrando la vuelta. Si, quizás era más âtranquiâ, las relaciones sexuales no eran lo central, pero fue una relación muy linda, un lindo noviazgo. Después empezamos a tener más discusiones y las cosas se fueron complicando.
âElla habÃa empezado a hacer la secundaria en el turno noche. Pasa que yo también estaba muy a la defensiva, estaba muy celoso siempre de todo, me perseguÃa, pensaba que ella me iba a querer dejar. Cuando ella empieza a hacer el secundario a la noche me agarré la cabeza y pensé âuh, acá la pierdoâ. Me empecé a perseguir y me puse enfermo de celos, irritable.
âCon mucho miedo a perderla, me metà en Internet a averiguar. Ahà entré en o con profesionales que tenÃan una clÃnica privada de cirugÃa estética. Ellos me aron con el doctor Agnón. Ese doctor me avisó: âPreparate porque esto es un camino largo. Se empieza por la Justicia, porque para operarte tenemos que tener un permiso judicialâ. El fue el primero que me dijo âlo que vos tenés se llama disforia de género: tenés que ir a un psicólogo primeroâ. Yo ese término lo aprendà ahà en el consultorio. No me lo cuestioné. Pensé âsi se llama asÃ, ¡será eso!â.
âMe costó muchÃsimo conseguir un psicólogo que me atienda, todos me decÃan que no tenÃan ni idea de qué se trataba, tenÃan todos muy poca información. Primero recurrà a una psicóloga de la obra social, de los joyeros. Le explico mi tema y le cuento que querÃa empezar un trámite judicial, esperando que me entienda e intente ayudarme: pero enseguida me dijo que no, que para nada, que vaya a buscar por otro lado. Salà muy enojado, ¿para qué estoy pagando una obra social si no tengo ni a mis derechos ni a un profesional capacitado? ¿Tan extraño es mi caso, soy de otro planeta yo que no puede entenderme un psicólogo? Me fui al Borda, al Moyano, a todas las guardias y no hubo caso. Luego fui a la guardia psiquiátrica del Hospital José Penna y me atendió un doctor que no me acuerdo el nombre pero le debo muchÃsimo. Ese doctor me pidió que espere a que él termine de atender a los que estaban agendados y después me recibirÃa a mÃ. Esperé algunas horas hasta que me atendió.
âNo, en seguida no. Me preguntó: â¿Vos te querés hacer mujer, pibe?â âNo, al contrario!, le dije yo. Pasa que con mi aspecto daba como un pibe, ya tenÃa barbita y todo. Viste cómo son los tipos heterosexuales, a veces les cuesta entender o te miran raro. Se pensaba que yo me querÃa hacer mujer. Entonces le expliqué bien: âNo, mirá, es al contrarioâ. Entonces me pidió una semana para leer e investigar un poco en Internet. A la semana siguiente me presenté y empezamos con el proceso. Me advertÃa que podÃa perder sensibilidad si me operaba. Porque antes lo más común era perder sensibilidad en los genitales. Ahora han avanzado mucho y se van superando las técnicas. Año a año las cirugÃas son cada vez mejores. A mà igual no me importaba eso, yo me querÃa ver como un hombre. El no me entendÃa que para mà lo principal era verme como un hombre.
âSeguro. De hecho, yo me siento muy hombre y aún hoy no los tengo. Pero es una cosa muy fuerte, yo quiero vivir como un hombre completo. Sentirme como un hombre completo. Igual me siento muy hombre aunque me falte eso. Pero la imagen que yo tengo de un hombre es asÃ: no quiero ser una mujer vestida de hombre, quiero ser un hombre completo, con mi DNI, mi cuerpo y mi chica al lado.
âEmpecé automedicándome. Es algo peligroso, pero yo tuve la suerte de cruzarme con una amiga fisicoculturista en el gimnasio Warriors. Ella competÃa, sabe muchÃsimo y tiene a esas cosas. Una mina muy grosa y notaba mi situación. Yo entré al gimnasio siendo un palo vestido, pesaba 48 kilos. Cuando agarré confianza con ella le dije: quiero engordar y quiero crecer. Ella me mandó a hacerme análisis de sangre, hepatograma, todo. Me dio Estanozolol para empezar a tomar... (se rÃe), sé que no está del todo bien lo que hicimos, pero dentro de todo fue controlado y consciente. Engordé 10 kilos en dos meses. Yo empecé a pedirle más y más y ella me frenaba en seco: âNo, pará, dale un descanso al cuerpo que vuelva a funcionar. Cuando te vuelva la menstruación recién ahà podés empezar a tomar otra vezâ. Yo no me enojaba, aceptaba lo que me indicaba. Después de eso empecé con un esteroide para caballos, pero que también lo toman algunos levantadores de pesas. Y ahà me empecé a cebar, después me empecé a inyectar testosterona. Pasa que la testosterona me alteraba un poco los nervios y me daba mucho acné. Me estaba jodiendo el hÃgado, no estaba bien lo que estaba haciendo, finalmente dejé de hacerlo. Asà pasaron los años, de mucho gimnasio y entrenamiento. Finalmente, avanzó el trámite judicial y pude empezar el tratamiento con el doctor que me empezó a recetar la hormona que estoy tomando hace ya un par de años.
âNebido, de Bayer. Se inyecta en el glúteo, y para eso me ayuda una señora de mi barrio que es enfermera. Estoy muy contento, porque es muy sana, no me dio acné ni problemas hepáticos para nada.
âNo tanto, quizá los primeros dÃas estás medio tenso, más irritable quizá, pero nada grave. Aparte no hace falta aplicarla seguido porque mantiene los niveles de hormona altos en un tiempo más prolongado. Pasa que es caro. Sale 700 pesos el ciclo de tres meses. Y es de por vida. Y, como la mayorÃa de las personas transexuales, yo estuve bastante tiempo sin laburo y con problemas económicos. Entonces se complica.
âSe da primero porque no te da la cara, te da vergüenza porque tenés que presentar el documento, te toman en negro o te dan excusas para no tenerte en blanco. Yo trabajaba en una joyerÃa cuando presenté el recurso judicial para cambiarme el DNI. Entonces faltaba mucho para hacer los trámites y daba excusas: decÃa que faltaba porque me sentÃa mal por cualquier excusa. Hasta que un dÃa le conté la verdad.
âSe confundÃa, pensaba que yo era una lesbiana masculina. Como mucha gente que no conoce el tema, te tratan como una lesbiana âchonguitoâ. Cuando yo le expliqué el tema, medio que se quedaron sorprendidos y no querÃan pagarme los dÃas que tenÃa que ir al psicólogo. Hasta que me puse a averiguar, fui al sindicato y empecé a reclamar que me paguen el sueldo completo, aun los dÃas en que no iba porque tenÃa psicólogo o médicos. Ahà logré que me reconozcan los derechos laborales (se queda pensando). Creo que siempre fui de pelearme mucho por lo que me corresponde.
Alejandro no ganó el juego de Telefe ni obtuvo el premio en efectivo para poder operarse los genitales, pero a la salida de la casa lo esperaba no sólo la fama y cierto levante, también el fallo judicial que le otorgó su nuevo DNI y el alivio de empezar su vida sin ocultarse. Pudo sà retirarse quirúrgicamente las glándulas mamarias y darles forma más masculina a sus pectorales. Enseguida después vendrÃa un nuevo amor, Micaela Suppa, y la oportunidad inédita en su vida de empezar una relación sin ocultar su transexualidad.
âOcurre que nosotros estábamos aislados antes de entrar a la casa. Durante esos dÃas vino el chico de legales con el contrato. Yo fui directo a la parte de los baños: no querÃa que se mostraran los baños y se lo aclaré al abogado. Cuando eso quedó en claro yo firmé. Luego, al salir de la casa, cuando yo reclamé lo de la obra social, me pareció justo mi reclamo: ellos armaron todo un show conmigo y con mi historia y le sacaron jugo a eso. Pero es MI historia (enfatiza), ¿por qué no le puedo sacar el jugo yo a eso? Cuando yo reclamo por la obra social me dicen que ni siquiera tenÃan obligación de dármela, que nos la dieron por si pasaba cualquier cosa para cubrirse legalmente. El planteo de ellos fue: âTe la dimos porque somos bueno, y ahora te la sacamos porque terminó el programaâ. Asà de corta. Como no pueden contemplar que estoy por operarme, me están haciendo notas para otros programas de Endemol contando toda mi historia con esa musiquita emotiva que ponen de fondo y mirá cómo son de guachos que me sacan la obra social un dÃa antes de operarme. Yo estaba tranquilo porque me iba a operar en una clÃnica privada, pero después, sin obra social, me fui al hospital público.
âMuy bien, muy bien. TenÃa una habitación para mà solo, pero viste cómo es, entraban todo el tiempo las enfermeras al cuarto. ¡Todas querÃan sacarse fotos conmigo! (Se rÃe) Que les firme autógrafos, salude a sus sobrinos que me querÃan conocer, que esto, que lo otro. Yo querÃa ir a la privada para estar más tranquilo, pero igual me trataron rebien. Ahora estoy sin obra social, pero estoy muy seguro y confiado del Hospital Gutiérrez. Ahà están el doctor Fidalgo y su equipo, que son de primera y me dieron mucha seguridad.
âNo, no, para nada. Sé que es un diagnóstico clÃnico muy controvertido, incluso el proyecto de ley que esperamos se trate este año lo excluye, para no patologizar la cuestión.
âYo me presenté asÃ. Es más, cuando me presenté al primer casting, los chicos pusieron la camarita y se pusieron a hablar entre ellos, sin prestarme mucha atención. Cuando yo lo cuento, ellos me miraron y me dijeron âpará, pará, ¿qué dijiste?â âDisforia de géneroâ, les repito. â¿Y qué es eso? Explicanos.â Claro, ellos no tenÃan ni idea. Antes de conocer a la gente de ATTTA y de la Federación LGBT yo no tenÃa otro término para contarlo. Yo no conocÃa a nadie asÃ. A nadie en el mundo. Pensaba que yo era la única persona del mundo en esta situación. Es más, pensé que disforia venÃa de la palabra âdiferirâ, qué sé yo. A mà me importaba tres pelotas cómo se llamaba. Solucionámelo, con el nombre que sea, no importa, solucioname esto, le decÃa a mi médico. Después, cuando salà de la casa, fui aprendiendo y lo fui aclarando.
âNo. Sucede una cosa muy sencilla: cuando yo empiezo el trámite el juez me hace ir a distintas pericias psicológicas, donde se constató que yo no tenÃa ningún desorden mental. Entonces, no tiene sentido que después de tres pericias psicológicas que constatan que estoy sano, el resultado es que yo tengo âdisforia de géneroâ, que es una patologÃa mental. O sea, se contradice. Ahà está faltando sentido común, me parece, de parte de jueces y de algunos médicos.
âSÃ, con el tema de la educación fuimos a Villa MarÃa, Córdoba, a dar charlas en colegios. Ponete a recorrer las escuelas del paÃs y no vas a ver chicos transexuales sentados en los bancos. Porque abandonan los estudios, porque los docentes y las autoridades no están preparados para recibirlos. Yo porque tuve una mamá y un papá que se preocupaban por mà y no me dejaron dejar el colegio. Yo quise dejar muchas veces el secundario. Varias veces los profesores me maltrataban. Una vez una me dijo de mala manera y delante de todo el curso: âIglesias, ¿usted qué quiere demostrar vistiéndose asÃ?â Yo me quedé helado, no supe qué responderle. En una de las charlas de Villa MarÃa una de las profesoras de catequesis vino con ganas de interrumpir la charla, le molestaba nuestra presencia. Hasta que un alumno le dijo: âProfesora, si a usted no le interesa váyase, a nosotros nos interesa escuchar a Alejandroâ. ¿Qué pasa si a un chico transexual le toca una profesora asÃ? Deja el colegio.
âTodo bien, todo blanqueado: lo aceptaron, me invitaron a cenar a la casa, me tratan igual que a cualquier novio. Es más, fuimos a casa de familiares cercanos, tÃas, y el reconocimiento fue muy lindo.
âSÃ, eso sÃ. Más levante seguro, pero yo no soy mujeriego, no me gusta. Soy de quedarme con una sola mujer, tampoco me gusta mucho que me acosen las chicas. Me gusta estar con una sola persona a la vez, conocerme a fondo, es feo estar con una, con otra, con otra y después llegar a tu casa y estar solo.
âY siempre me gustó la onda de Bon Jovi y de Bryan Adams, son como mis âÃdolosâ, desde chicos.
âNo me gustan que sean muy altas, porque me hacen sentir muy chiquito. Me gustan sencillas y rellenitas, con cuerpo. Y que no sean muy enroscadas ni tan exigentes. Lo que sÃ, una chica para estar con un chico transexual tiene que ser una chica heterosexual, no es una chica lesbiana. Eso hay que aclararlo bien. Me ha pasado que la mamá de mi ex novia me dijo un dÃa en una pelea: âMi hija no es lesbianaâ. âClaro que su hija no es lesbiana, señora, por supuesto âle dije yoâ, porque yo no soy una mujer.â
âLo más lindo de salir con un hombre transexual es que siempre va a ser una historia especial, que no va a ser un noviecito más que tuviste en tu vida. Es una historia especial que te va a quedar para siempre y te da pie para la reflexión de muchas otras cosas. Es vivir algo en la vida que no muchos pueden vivir.
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