Afortunadamente en esta escuela no hay campanas ni timbres y mucho más suertuda yo todavÃa: ahora justo hay un recreo. Acaba de terminar la clase de lengua sobre la cual seguramente leÃste mi crónica hace dos semanas, y si no, amore mio, andá y repasala. Yo, mientras tanto, aprovecho el hueco para entrevistar a algunx de lxs estudiantes del Mocha y a vos te llevo a la clase de matemáticas que no tiene un profesor sino dos, ya vas a ver. 266t12
Aunque parezca una obviedad no lo es, en el aula hay dos pizarrones verdes, clásicos, apostados sobre caballetes. Acaban de reemplazar a las humildes cartulinas que sirvieron de pizarras descartables durante los primeros dÃas del bachi. La profe de matemáticas, Sonya âSonkiâ Donoras (sÃ, la de la foto del SOY de la semana anterior, posando como Riky Maravilla, andá y mirala que una imagen vale mil palabras), da la consigna del dÃa de su materia cuco: âoperaciones con fraccionesâ. ¿Te acordás de algo? Yo ni a palos, pero Sonki se hará cargo, no lo dudes. Ella es como una suerte de arlequÃn eléctrico, un Marcel Marceau pasado de frula y sus clases son un ballet lisérgico. No podés no prestarle atención ¡que la parió!, si yo la hubiera tenido como profe en la secundaria, te juro, difunta madre mÃa, no me la llevaba previa, como ocurrió durante aquellos seis interminables años. âKaren, yo te preparo para que las puedas rendir, ¿querés?â, me lo ofreció cuando le confesé, con algo de vergüencita, que nunca las rendÃ... Gracias, genia. Lo tendré en cuenta, aunque fuera por el placer de entrar con tacos aguja al oral con el de matemática...
¿Dos o a veces tres docentes por clase? ¿Cómo es eso? SÃ, a mitad de recorrido Sonki cedió su espacio y entró en acción el otro profe de matemática, David Cáceres Bergonzi, otro gimnasta de los números reforzando con la misma dinámica de Sonki las operaciones con fracciones, utilizando el siempre mágico Tangram. Tanto Sonki como David trabajan de forma articulada, turnándose solidaria y fundamentalmente. Cuando uno de ellos toma el frente, el otro aporta en un segundo plano acercándose a cada escritorio para disipar con paciencia y amor las dudas de cada estudiante. Las clases del Mocha son como clases particulares... pero en grupo.
La metodologÃa, me cuenta Miguel Nicolini, âse propuso con la intención de horizontalizar la relación docente-estudiante. La idea es eliminar el pedestal implÃcito en el escenario de un solo docente bajando lÃnea. De esta manera, una clase se expone a conflictos y debates inminentes que requieren resoluciones grupales y cooperativas, se escuchan dos voces, dos estilos, dos modos de encarar un mismo temaâ.
Pero, ¿quién es Miguel Nicolini? Es coordinador y uno de los profes de lengua en el Mocha, y me cuenta que mientras estudiaba la carrera de Comunicación en la Universidad de La Plata habÃa comenzado a interesarse en la militancia por los derechos de identidad de género, lo cual cobró mayor envergadura cuando se cruzó con la recientemente fallecida activista trans Claudia PÃa Baudracco. Cuando Miguel se vino a Buenos Aires, conoció a Francisco Quiñones y AgustÃn Fuchs, quienes ya soñaban y trabajaban duro para dar vida al bachi... y el resto es historia...
Les contaba antes que aproveché el recreo para conocer a lxs estudiantes. Y la semana pasada ya entrevisté a uno, a Emanuel, rompiendo la cortesÃa (es que el Mocha te invita a transgredir las reglas, sobre todo si no sirven para mucho) que manda pasar a las damas primero. Hoy sÃ, converso con Laura Barrionuevo, quien se ofreció gentilmente a contar su historia: se vino a Buenos Aires de su Corrientes natal hace apenas cuatro meses habiendo sido expulsada de la secundaria técnica a la que iba, por ser travesti. Entonces se ó con el Inadi donde le informaron de la existencia del Mocha Celis. âA Buenos Aires me voy nomás, y aquà estamosâ. Aún sin trabajo estable, Laurita de momento vive en la casa de su hermano en Ezeiza, hasta poder bancarse un alquiler. Hasta tanto, en la actualidad, ofrece sus conocimientos de cocina, confección y costurerÃa y limpieza por hora (para arse podrÃan enviar mensaje al Facebook de SOY). âEstá difÃcil porque no consigo trabajo estable, aunque sea para pagarme el viático al bachi desde Ezeiza. Si no voy a tener que estudiar la posibilidad trabajar en el bosque durante un tiempo... pero ella ya tiene todo clarito a sus 28 años. âYo quiero ser radióloga, señora Karen, y también quiero ser doctora para curar a chicos pobres para que no sufranâ. Le suplico a Laura que no me diga más âseñoraâ, pero el fracaso es irreversible. Laura es demasiado educada para el tuteo y yo envejezco unos años de yapa. Gracias, Laura, aún me queda la opción Botox.
¿Y la familia? Laura ya se sentÃa femenina a los 14 años y sabÃa que le gustaban los hombres, y âmi primera meta fue conquistar a mi propia familia, cosa que logré. Tengo una relación hermosa con todos ellos y nos hablamos casi todos los dÃas. Los extraños, pero cuando puedo me hago una escapadaâ.
Le pido que elija alguna materia del Mocha que le guste más que otra, sobre todo le pregunto por esos nombres de materias que figuran en la currÃcula de este bachillerato y que no parecen muy salidas de la lista de la educación normal. âArte y Cuerpoâ, me dice sin titubear, a cargo la talentosÃsima actriz, docente y realizadora trans Vida Morant.
â¡Ah claro!â, exclamé. âYo también quieroâ, sin saber muy bien de qué se trataba. Ya a esta altura pensaba seriamente en volver a la secundaria. âArte y Cuerpoâ, me explican, es un vehÃculo para que lxs estudiantes no sólo aprendan expresarse corporalmente con actividades y técnicas artÃsticas, sino también a amarse a través de sus cuerpos tal como los conciben en sus espÃritus y mentes. Se intenta elevar la autoestima del ser trans deconstruyendo la concepción heteronormativa y patologizadora inculcada sobre nuestros cuerpos, erradicando de esta manera los retazos de vergüenza y culpa.
Laura sigue: âQuisiera incursionar en alguna actividad polÃtica que me permita ayudar a otras personas trans a insertarse en la sociedad. Se necesitan personas trans visibles en la actividad polÃtica, señoraâ. La opción militancia y activismo comienza a ser, a partir de estas instituciones como el bachi y la experiencia de muchas que salen del pozo sacando a otras, una opción más que posible dentro de la población trans.
Mundo grúa, mundo trans... nos vemos en la próxima entrega del Mocha dentro de dos semanitas...
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