Más que familia, la lÃder Lohana Berkins tiene un pueblo chico, pero que va de Pocitos (Salta) a Ushuaia (Tierra del Fuego), pasando por la cooperativa Nadia Echazú, Avellaneda. Todo eso pónganlo en un cumpleaños y ya no necesitan esta crónica. A su medio siglo cumplido lo ocultó en un centro de jubilados con menú casero de locro, empanadas, pastelitos de caña y colaciones, todo tan argentino que parecÃa peronista. Bah, no lo ocultó tanto porque su hermana Gloria y su prima Claudia, chefs que más te quisieras Brascó, cocinaron para cien y armaron unos adornitos donde rezaba â50â en letra catástrofe. Pero Lohana los colocó en un rincón poco visible, un closet, bah; luego aclaró cuando apagaba la única velita de la torta seguro que para moderar mi maledicencia que âa los adornitos los sacaron ellas mismas después de que las oà decir en la cocina âmejor los sacamos nosotras, si no, viene la marica y los saca solaââ. 5m5s2p
Por primera vez me veo en una fiesta en el centro de la ciudad donde los porteños son minorÃa. Estaba desde el sobrino nieto peinado con gel hasta la abuela con sonda nasogástrica que amagó un susto fingiendo empinarse un vaso de tinto, desde la torta trash hasta el trans onda elfo, desde las travas de toda la vida a las travas del kinder, desde las feministas cumbiancheras a las âHIJASâ cuarteteras, desde militantes sociales hasta gays en multinorma style. Y como ya se habrán avivado, también estaba yo, que soy yo, aunque esa noche cometà el error de raparme. Estaban Amanda Alma y Paula Lorenzo, qué me importa que sean feministas si en la fiesta anterior me dijeron que bailar conmigo era como bailar con un cadáver con la ropa húmeda. La primera bailarina Mabel Belucci y Mauro Cabral cuarteteando con ventaja de nacimiento, y Josefina Fernández que venÃa pidiendo rock nacional desde el cumpleaños de MarÃa Moreno. De pronto, el equipo que tosió como si quisiera empezar con cumbia pero no, venÃa otra cosa: el sobrino Maxi bailando el tinku en honor a la tÃa, que es una especie de Evita pero sin rodete, más otras diferencias menores, un baile que tiene un poco de boxeo, otro poco de Golden y otro de yire de trompo con electroshock. Maxi parecÃa un ekeko puesto o un Nureyev con acullicu. âNo da que estés pelada, maricaâ, me lanzó Lohana, pasando el pancito por el último plato.
â¿Por qué? ¿Porque parezco Yul Brinner en Ana y el rey? âla mordà para que no se hiciera la pendex.
âNo. Porque te parecés al Jedi de La guerra de las galaxias.
No le contesté. En el cumpleaños de la reina, la reina vecina le deja ganar un morcilleo. Al dÃa siguiente se disfraza de vieja, le vende la manzana envenenada y les prende fuego a las tetas con un Zippo (yeguas, no me saquen la edad que les saco el chongo). Me quedé precupadx. ¿Me estarÃa fallando la crema LâOccitane en Provence que me regaló Juan Tauil y en la próxima fiesta tendré que recurrir directamente a Dwany? Salà a bailar porque Gilda siempre me trajo buena suerte. Qué podÃa hacer una reina barriobajera bailando cerca de Yolanda y Anita, que si no fueron a Bailando por un sueño fue por no hacer competencia desleal. Cómo me humilló toda esa gracia de ojota loca y de ronda op art, porque, en el pim pim y la Rosita Pochis, se me movÃan las paredes (no están en my music). El trÃpode en la cintura me quedó de la merca y del tango, de cuando el domingo Augusto Balizano, de La Marshall que me hacÃa caminar toda la clase para ver si me liberaba del saltito âDancing Queenâ y ponÃa los pies en el piso. Yo sólo soy buenx para los movimientos friso egipcio de DJ Pareja. No levanté nada, asà que me servà otro pastelito de caña. âMala noche y parir hembraâ, pensé como mi abuela, que no era muy queer. Pero enseguida me arrepentÃ. ¡FELIZ CUMPLE, TRAVESTIARCA PLUSCUAMPERFECTA!
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