Se retiró agradeciendo y pidiendo perdón. Dijo: âGracias, y en todo caso perdón por haber esperado tantoâ. La disculpa del final era para todxs, pero también para alguien particular, que recién le habÃa dicho que desde los cuatro años sentÃa su masculinidad, y recién ahora, a los 42, el Estado se la reconocÃa plenamente, sin tener que padecer la violencia institucional una y mil veces, cotidianamente. El era Kalym Adrián Soria; ella, Cristina Fernández de Kirchner. Un hombre trans y la Presidenta dialogaban en el Salón de las Mujeres del Bicentenario en la Casa Rosada, mientras habÃa una tribuna de gays, trans, lesbianas, periodistas, activistas de DD.HH., y también de niños y niñas que gritaban con ese vigor e impunidad de estar en un festejo en zona liberada, sin reglas censoras, porque sabÃan que eso era una celebración sin lÃmites. Niñxs que por primera vez tendrán las dos madres como protectoras, con derechos simétricos en el camino de su educación afectiva, un compromiso de dos que ahora es de tres o más. Sumar y multiplicar siempre es ecuación de futuro. Por eso, los gritos de alegrÃa eran de vanguardia: esos DNI que se entregaban eran de mujeres y hombres trans que ya no tenÃan que someterse a la crueldad que implicaba ser objetos de análisis de la psicologÃa, la psiquiatrÃa, el derecho o cualquier otra institución, para ver si se les permite o no ser quienes son, a través de procesos que todavÃa se istran en otros paÃses que tienen una Ley de Identidad de Género que patologiza, que judicializa, que perpetra formas de violencia institucional sobre los cuerpos, para marcar lÃmites a la identidad. Esos otros DNI eran de niñas y niños cuyas madres no van a soportar el capricho de juristas que determinen qué madre es la que tiene derechos sobre sus hijxs. âRecién me decÃa una de las compañeras que antes el Estado nos llevaba presas y ahora nos da un documento de identidadâ, empezó diciendo la Presidenta, y qué lejos quedan algunos âantesâ, sobre todo cuando queremos que no vuelvan más. Ahora la historia se reescribe para contarla desde un nuevo paradigma que las leyes inclusivas están gestando, con tesón y con coherencia. âLes decÃa a los chicos que gritaban por la liberación: hoy hay que gritar por la igualdad, que es tan importante como la libertadâ, leyes que implican ampliar derechos sociales, pero también significados culturales. âEl dÃa que promulgamos la ley de matrimonio igualitario, que estaba muy feliz, dije que era un dÃa en que les habÃamos dado derechos que ya tenÃamos muchÃsimos y que otros no tenÃan. No le habÃamos quitado nada a nadie.â La frase y la historia se repiten, una vez como victoria colectiva y otra también, porque dos conquistas valen más si vienen juntas. Y de eso se trataba este encuentro por la Ley de Identidad de Género y por el reconocimiento igualitario de hijos e hijas de dos madres nacidxs antes del matrimonio igualitario. âLa sociedad que queremos es una sociedad de reparación, por todo lo que tuvieron que pasar hasta llegar a este momento... No quiero emplear esta palabra que me molesta mucho, que es tolerancia. No creo en la tolerancia: tolerar es como que te aguanto porque no tengo otro remedio. Quiero hablar de la igualdad, de todos ustedes que van a tener los mismos derechos que tuve yo desde el dÃa en que nacÃ, y que tuvieron tantos millones de argentinos desde el dÃa en que nacieronâ, sigue la Presidenta, mientras juega con una muñeca de trapo de ella misma que le entregaron unas madres. âEsta muñequita la venden las chicas, hay Cristinitas, hay un Néstor que tiene alitas, hay de Pepe Mujica, de Chávez. Y las vendemos acá en el Museo del Bicentenario. Y recién Zannini me dijo que a la mÃa le falta la escoba. Me trató de bruja.â Y luego la sonrisa de quien sabe reÃrse de sà misma, mientras juega con la muñeca, manipulando ese cuerpo flexible. âY es hora de que aceptemos que la realidad no es como nos gusta que fuera, a mà si pienso de esta manera, o al otro si piensa de otra, sino que la realidad es como es, con todo lo que hay adentro.â Y asà fue, porque la ceremonia sirvió para confirmar una realidad que convoca, que enorgullece cada vez más, porque quienes estamos dentro, más visibles ahora para reclamar y celebrar, somos cada vez más. 2c6e4a
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