La primera novela de Pablo Forcinito (Lanús, 1978), en la que en una trama homoerótica se infiltra otra policial (asesina, más bien), parece avanzar por detracción. Un territorio definido en los suburbios, algunos pocos personajes masculinos y la utilización de un lenguaje periférico, especie de destilado de los bajos fondos (si es que hubiera altos) a las capas más permeables de pobres y jóvenes y de jóvenes pobres, bastan para destrabar un imaginario creciente en la producción actual acerca del conurbano. Casi en simultáneo con la difusión de Fango, el film de José Celestino Campusano, esa IlÃada de malandras en lo más profundo del sur bonaerense, la publicación de En tu mundo raro y por ti aprendÃ, de Forcinito, avanza en el proceso de transformar de manera literaria un contexto violento en el que Estado brilla por su ausencia. Hay en Lavernia apenas un colegio, del que algunos desertan y del que otros sólo quieren irse de una buena vez, y un hospital municipal adonde llegan los caÃdos por linchamiento. (No asoma un solo policÃa en esta novela policial.) Por las calles semivacÃas de ese barrio circulan colectivos y autos particulares cuyos conductores, prudentes, no respetan la luz roja del semáforo, y en un refugio cercano a las vÃas muertas del ferrocarril yacen cadáveres mutilados. 33yk
El Colo y Seba conocen a Paraná, un nuevo alumno, enchastrado de mierda de perro y tirado en el piso. Acaba de recibir una piña del Yeti, el matón del grupo. De ahà en más, sin embargo, la figura de este personaje recién llegado de Entre RÃos (de ahà el apodo, uno de los tantos que asumirá a lo largo de la historia), irá cobrando altura hasta nivelar el curso del relato a la mirada que proyecta sobre el mundo que lo rodea (la feria donde se entremezclan el humo de las parrillas y la voz de Leo Mattioli). Seba, el que lee "boludeces" (novelas y cuentos), de inmediato se siente atraÃdo por Paraná. La imagen del flamante amigo "clavándose una paja", como el mismo Paraná grafica, lo excita. Versión novelesca del refrán popular que afirma que los opuestos se atraen, el dúo formado por el aspirante a gangster y el joven prÃncipe que cursa en el CBC montará una danza macabra puntuada por crÃmenes, transformados en lúgubres llamadas de apareamiento.
Se advierte en la escritura de Forcinito, además de la sequedad caracterÃstica de algunas novelas del género policial (aquà combinadas con cierta tradición del refranero criollo, adaptado a los tiempos que corren), una influencia clara del guión cinematográfico. Los capÃtulos, planteados como escenas y resueltos con impasibilidad y rapidez al mismo tiempo, no ahondan en la psicologÃa ni en el pasado de los personajes. Como un estudioso del comportamiento, el narrador se rinde al presente continuo de la evidencia de los hechos, lo mismo da si se trata de vengarse de un preceptor que tiene éxito con las alumnas ("ese pendejo gato") o de asesinar sin escrúpulos a una travesti. Ejemplo representativo de lo que es un "crimen de odio", los capÃtulos que cuentan con detalles el tercer asesinato ejecutado por Paraná (cuando los dos primeros, sin embargo, fueron sometidos a elocuentes operaciones de elipsis) son probablemente los más gores y perfilados de la novela. AilÃn Wornos, la vÃctima, se despega con esfuerzo del cliché de la chica que se prostituye en la calle (aunque el narrador, afÃn a la conciencia del psicópata adolescente, se refiera a ella como "el travesti" o "el putazo") y adquiere, poco antes de su muerte, contorno propio. Tampoco parece casual que, a partir de ese hecho, Seba, el destinatario por excelencia de la serie de asesinatos, confirme la identidad del homicida que "desoreja" a las vÃctimas. El verso de una canción romántica ("Tú me acostumbraste") erigido como tÃtulo de una novela en la que los personajes femeninos están casi excluidos, si es que no funcionan como moneda de intercambio entre los machos alfa de la manada; algún nombre clave de la iconografÃa gay (Sebastián), la mención de A sangre frÃa, el clásico de Truman Capote, y la pulsión sexual sublimada en un juego brutal entre varones propician una lectura en clave de novela de enigma donde, a la vez que el misterio es lo que menos importa (ya que se descifra en la letra), el detective debe interpretar el impacto de una revelación como un rito de apareamiento: "A golpes de sangre, el llamado del monstruo no dejaba de avivar su deseo". Seba, alerta ya no sólo por el deseo, capta ese mensaje cifrado. A la manera de una criatura de Pierre Klossowski arrojada a un arrabal bonaerense, el joven asesino serial hace y deshace distancias a golpes de puños y de "cohetazos" de un calibre 38 para, además de ahuyentar el miedo propio y ajeno, acercarse a Seba. El diagrama de ese acercamiento organiza la novela de Pablo Forcinito, quien ya tiene tÃtulo para la segunda, que saldrá en 2015: Paraná.
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