En la Argentina, entre los años â90 y el amanecer del muevo milenio se comenzó a popularizar el neologismo âveganismoâ, que viene de vegan, palabra británica que también fue un neologismo en los años â40 para nombrar una escisión en la comunidad vegetariana. Por estos lares hay todo tipo de vegan*s. Los gays y familias pro de San Isidro que compran la cajita más cara porque dice vegan, l*s de rastas que venden panes rellenos, las tortas anarko punks, l*s que comen soja y l*s que no, los que activan contra el imperio de Monsanto, l*s que usan ropa de cuero, l*s que abrevan en la vida saludable a través de la alimentación y el deporte, l*s que quieren supermercados veganos, l*s que reciclan alimentos, l*s que liberan animales de circo con acciones directas, l*s que escrachan a McDonaldâs, l*s que usan una retórica de la crueldad y el horror, l*s que escupen el asado y los que prefieren ni ir. ¿Se trata simplemente de no comer animalitos y dormir en paz? âEl veganismo no se reduce a una cuestión netamente dietaria âa la no ingesta de carnes, lácteos y sus derivadosâ; se trata de la empatÃa con el resto de los vivientes y, con ello, âel rechazo a la utilización del animal como fuerza de trabajo, objeto de experimentación cientÃfica y cosmética, elemento para la vestimenta o el entretenimiento (zoológicos, circos, acuarios, rodeos, riñas de gallo, carreras, corridas de toros)â, explicita la Dra. Mónica B. Cragnolini, directora de la MaestrÃa en Estudios Interdisciplinarios de la Subjetividad de la Facultad de FilosofÃa y Letras (UBA) e investigadora principal del Conicet, dedicada hace tiempo a pensar las cuestiones filosóficas implicadas con animales. AsÃ, uno de los posicionamientos ético-polÃticos veganos más interesantes está vinculado con el desbaratamiento de la supremacÃa humana blanca, masculina y heterosexual, basada en el aniquilamiento de la alteridad: âLa parrilla signa la fraternidad de los varones que se devoran al otro animal, pero que también se devoran entre ellos, compitiendo para ver âquién la tiene más largaâ. Creo que el film El asadito de Postiglione lo muestra muy bienâ. 4g2041
¿Cuáles son esos elementos que componen nuestra cultura nacional carnÃvora?
âRecordemos que âEl Mataderoâ de Esteban EcheverrÃa es uno de los textos fundacionales de nuestra identidad; que se atribuye la invención de la picana al hijo de Leopoldo Lugones, Polo, a partir de algo también propio de los mataderos, que es el aturdimiento por electricidad que se proporciona a los animales; que, en la época de la dictadura cÃvicoâmilitar, âparrillaâ era el lugar en que se aplicaba la picana. Como argentinos, nuestro capital económico, afectivo y simbólico se constituye en torno del sacrificio animal, que es sacrificio del otro (aunque lo neguemos o no queramos verlo). Nuestra âidentidad nacionalâ se constituye desde un esquema sacrificial de lo viviente que está naturalizado y que apenas puede ser cuestionado, sin ser acusado de cipayo. Se lo indica claramente en el MartÃn Fierro: âTodo bicho que camina va a parar al asadorâ, pues âcuando la hambre se siente, el hombre le clava el diente a todo lo que se mueveâ.
¿Te escuché hablar de carno-falo-logo-centrismo? ¿Qué significa?
âLa expresión es de Jacques Derrida, y alude al modo solidario en que en el pensamiento occidental se ha colocado como centro dador de sentido para todo. A un logos (el término alude a razón, medida, palabra, etc.) que se constituye como fundamento, razón, y entonces como figura del padre (falo, soberano) que establece la ley. Y la ley implica el sacrificio de la carne en sentidos varios. Animal somos también todos nosotros desde el punto de vista de aquello que el humanismo ha considerado lo animal: el cuerpo y sus pulsiones. Por eso se considera natural âsacrificarâ también el cuerpo del viviente humano âen tanto animalâ. Esto se hace evidente en las analogÃas que se pueden establecer entre el âtratamientoâ de los animales y la âtrata de personasâ.
Anti-especismo: contra el binarismo humano/animal
La industrialización, el comercio y el trato cruel de animales se produce en el marco de una cultura especista, según la cual distingue y clasifica por grupos vivientes en una escala de importancia. Básicamente, la crÃtica al especismo, término acuñado por Richard Ryder en 1970, reconoce la fuerza antropocéntrica con que interpretamos el mundo: plantea que la separación por especies tiene como fin la supremacÃa de âlo humanoâ (blanco, masculino y heterosexual) por sobre todo lo demás. Es decir, las categorizaciones entre âanimales humanosâ y âanimales no humanosâ, con sus valoraciones distintas, encierra el objetivo de perpetuar una tiranÃa: una especie animal vive a razón de explotar, torturar y dar muerte a las otras.
Cualquier práctica anti-especista, por definición, no podrÃa apoyar discriminación, sea dentro o fuera de su misma especie. En este sentido, tal como lo plantea Ryder, sexismo, racismo, clasismo y la homo-lesbo-transfobia serÃan expresión del mismo modus operandi. Asà como l*s human*s someten a otras especies, hacen extensiva esa misma modalidad a l*s de su misma especie. Segregar, valorar, jerarquizar, cosificar y aprovecharse de ciertos grupos es parte de una matriz especista, racista, machista y heterocentrada.
¿Creés que existe algún tipo de vÃnculo entre el consumo de carne roja con la (hétero) sexualidad y el machismo?
âCarol Adams, autora de La polÃtica sexual de la carne, ha trabajado esta problemática, que no atañe sólo a la carne roja sino a todo tipo de carne. Ella muestra cómo la polÃtica de género se articula a partir del modo de tratamiento de los animales, y por ello la mujer es considerada, en cierto sentido, âcarne al platoâ. Antes hablamos del asado, lugar de encuentro que forja la amistad y la âfraternidadâ de los hermanos carnÃvoros (las mujeres generalmente se encargan de las ensaladas), pero en el que se juega la ambivalencia de la culpa de la ingesta sacrificial.
¿Conocés cómo es la trayectoria del activismo vegetariano y vegano en la Argentina? ¿Te considerás una activista?
âSoy vegetariana hace casi cuatro décadas, y conozco tal vez más la trayectoria del activismo vegano del exterior. Creo que en nuestro paÃs la cuestión se ha activado sobre todo en la última década (si bien la UVA está desde el año 2000). No participo de esas organizaciones, pero me considero una activista. Estuvimos también trabajando un par de años con un grupo de filósofos y proteccionistas en un proyecto de ley en torno del tema del animal, a partir de un seminario dictado en FilosofÃa de la UBA en 2009.
¿De qué se trata ese proyecto de ley?
âFormamos el grupo de trabajo para pensar un proyecto de ley nacional que abarque la cuestión animal in toto (y no sólo los problemas de tenencia responsable de animales de compañÃa). El principal cuestionamiento a la ley argentina va en la dirección de la consideración del animal como propiedad, y hay que atender a la dificultad de pensar esto en un paÃs que forja su identidad en torno de la explotación agrÃcolo-ganadera (en la que el animal es visto solamente como elemento útil). Seguimos trabajando en esto.
Todas las luchas van de las mano. Una lucha es toda las luchas. Si no liberamos a los humanos, nunca vas a liberar a los animales. En un mundo vegano distópico donde todo es quÃmico y manipulado, donde hay churrascos de soja, huevos quÃmicos, pancherÃas veganas, hay también todo tipo de sufrimiento, explotación, manipulación, y un sistema que nos seguirá controlando.
Ariel, activista pacifista, creador de Con Arcoiris Universal (www.arcoirisuniversal.org/), desde donde impulsa nuevos modelos económicos sin lucro.
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