El cacareo primaveral se hizo desear y transtortas y cistortas platenses al son de un quiriquiquà decidieron calentar pasto y dar su bienvenida a las flores anunciando alta fiesta de Primavera LesBicaT. Asà que sin pensarlo dos veces, salimos disparadas en un 129 repleto a tortearla a Silver City, o sea, La Plata. La peregrinación empezó y bajando del bondi, caminamos al sol por una calle arbolada y serpentina que nos llevó a una estación escondida, acaso la última de un tren universitario suspendido que coloreado y adornado emplumaba un festejo primaveral que anunciaba âLast Train to Lesbosâ.  42323a
Un arcoÃris, telas y una bailarina con las tetas libres al aire te recibÃan de una ya a lo lejos. Y mientras te acercabas, la veÃas nÃtida bailar dando unos saltos y piruetas fáunicas adornada de unos cuernos enormes, jugando al son de una música que hermanaba naturaleza y concreto que festejaba Sol y Lesbos. Asà que, a plena vista la cosa ya pintaba bien. Y sin perder segundo avistándonos, apenas entrar a la estación nos recibieron a la par de un â¡bienvenidas!â. Por favor, qué acogedoras estas platenses.Â
Y sin más, prestas, nos tiramos en el medio de las vÃas rodeadas de pasto. Miramos alrededor y la estación iba siendo un primor de tortas de todo tipo que brotaban en llegadas. Las habÃa de pelo corto o largo, rastas, rapadas, con mechones azules, fucsia, verdes, amarillos, de bocas pintarrajeadas de violeta, azul o rojo furioso, enmarcando mirada en unos ojos delineados de un negro punkie. Todas habitantes sáficas que en este jardÃn secreto lucÃan camisas, vestidos, medias, shorts, lo que fuera. Una anarquÃa de gustos en el que solo se te podÃa prender una sonrisa en la boca viendo tanto cuerpo rebelde abrigándose al sol, lamiendo sol. Â
Los carteles que militaban: No a la transfobia, Voz a los movimientos del deseo, Justicia por Laura Moyano, las siluetas de cartones enormes que dibujan y gritaban fuerza fémina encuadraban a la Chita de Thundercats, a la figura de una mujer fisicoculturista en slip levantando barras y al dibujo de una divina Divine. Todo, todo eso te iba calentando el pecho y sacando ganas de mate. A la par que veÃas el correteo de niños y bebés que coloreaban una tarde también tortéfica familiar. Y como si fuera poco, las futboleras cayeron al baile. Tiraron pelota y pumba la hicieron rodar a patada limpia que en medio de risas le pifiaban más de lo que atinaban formando cÃrculo libre en el que cualquiera entraba y salÃa.Â
Los fanzines, los budines, tortas (dulces), el mate, hacÃan desfile de comida. Una confesión pescada al vuelo decÃa mientras se te metÃa al cuerpo: âtengo una fantasÃa transbiana, en realidad es un deseo, un enamoramiento intenso, sexual, con todas mis amigas travestis.â Feliz coincidencia y placer que al levantar ojos la fantasÃa se iba haciendo sol, pasto y carne, entre todas y de mil formas. Pero la cosa, no iba solo a mate, y sin faltar para choborrines de media tarde tenÃamos Fernet y vino en la barra al lado de la casa de Andrea. Una de las anfitrionas de tremendo festejo que nos animó con un temazo de Pantoja en un vestido rojo frenesà a puro glamour de rosedal. De a poco el sol se fue esfumando pero el calor se transformó en fogata. Y el fuego, el verde, los árboles inmensos sobre nosotras, las vÃas que desaparecÃan delineaban una fraternidad outsider cálida que le cantaba a la primavera y hacÃa honra sáfica ahora rodeada de noche. Y claro, ahÃ, cayeron las poetas Canela Canelón y Lu Muzzin y todas al son de sus palabras nos hicimos pura madera de fogata, con ganas de chispear. Ay, La Plata, ay primavera tórtefica. Cómo valió la pena transitar y mover culo, pasar la General Paz para pisar pasto, vÃas y entrar en el paraÃso floreado de un edén bi puto trans torta y queer, que dinamita todo. Porque acá estamos ocupadxs pero en reinventar, renombrar paraÃso posta.
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