El viernes 1ro. de abril, el diario La segunda de Chile publicó en tapa un beso entre dos hombres. TÃtulo: âSudor. La gran noche de Fuguetâ. Foto: un novio que besa y toma de la nuca a la figura de la fiesta. Segundos antes, la figura de la fiesta -el escritor besado- daba comienzo oficial a una parranda que hizo de Santiago una pista de baile inolvidable para quienes âparlantearonâ en ella durante horas: âLanzamos asà la novela porque tiene mucho de tristeza pero también de rock and roll. Se nos ocurrió hacer una fiesta gay, mi primera fiesta gay, para ahorrar energÃa y para lograr algo de visibilidadâ. Las fuerzas concentradas para la ocasión obedecieron al despliegue y la exposición que Alberto Fuguet viene experimentando desde que, con tan sólo seis meses de distancia en su paÃs, puso en circulación sus dos últimas novelas, No ficción y Sudor, textos que tematizan, ya sin sugerir, putez y producción literaria. Y que para el resto de Hispanoamérica aparecen al unÃsono, abroquelados en su prédica: 453mn
-Nunca me habÃa tocado en mi vida sacar dos libros juntos. Yo tenÃa el problema de que, por ejemplo, Mario Vargas Llosa escribió en su momento muy bien sobre Missing en el periódico El paÃs y el libro no estaba ni siquiera cerca de España. Siempre sentà que no funcionaba la maquinaria editorial. Esta vez sÃ, pero también creo que el dÃa de mañana, para la promoción de un libro, podrÃa saltearme paÃses porque hoy en dÃa con las redes sociales, si el libro está efectivamente en las librerÃas, es suficiente.
-Nos dimos cuenta de que la del otro dÃa fue la primera fiesta en años para muchos crÃticos literarios, por ejemplo, que no habÃan ido a una fiesta desde los 18. Al otro dÃa, con el diario en la mano, mi padre decÃa âHum, humâ y Fernando, mi novio, que trabaja en la ONG de asistencia social Hogar de Cristo, corrió a mostrárselo a todo el mundo. Estuvo todo bien.
-Peor serÃa que tuviera que hablar sobre temas que no me interesan, o peor serÃa tener que mentir. Yo siempre dije, en broma (aunque no tan en broma) que envidio a los autores que escriben sobre temas que no les interesan. Como si estuviéramos hablando acá deâ¦
-SÃ, o de cosas que ocurrieron cuando Paraguay se separó de la Argentina, algo que está muy bien escrito peroâ¦
-Tú lo dijiste. Yo no.
-No, sà durante mucho tiempo quisieron sacarme del closet. Yo no sé qué significa el closet y si sé. El tema era mediático: habÃa rumores que no me molestaban pero tampoco me hacÃan sexy. Yo no tenÃa por qué hacer públicas cosas privadas mÃas que no eran tan, tan, tan privadas. Mi familia, mi sexualidad, lo que yo hacÃa en la cama⦠¿tener que contarle esto a una revista de mujeres, Paula, que estaba fascinada conmigo? Durante 5 años esa revista me ofrecÃa el mejor estilista, âte damos la mejor ropaâ me decÃan y âpuedes salir del closetâ. Todo era muy homofóbico de parte de una revista progre (no hay nada más conservador que algo progre). Hoy siento que hablar de esto puede ayudar a otra persona y me siento relativamente activo⦠Versátil en realidad, pero buenoâ¦
-SÃ, yo me sentÃa más activo.
-Con estos dos libros ocurrió algo que siempre habÃa imaginado: el dÃa que mi orientación sexual se vuelva pública, va a tener que ver con una pelÃcula o con un libro. No iba a hablar de eso en una revista ni iba a ir a la televisión. En Missing (2009) hay un episodio homosexual inventado que en realidad no le ocurrió a mi tÃo, el personaje de la narración. Eran fantasÃas mÃas. Se me podrÃa haber preguntado algo tipo â¿Un heterosexual sigue siendo heterosexual después de algo asÃ?â. Y se me podrÃa haber preguntado si yo soy gay. No pasó, pero ese libro es tan personal que igual yo no lo hubiera respondido. No era un libro sobre âel tema gayâ; estos dos sÃ. Lo mismo cuando mucho antes publiqué Tinta roja, en el 96. Si me hubieras preguntado â¿Sos gay?â, te habrÃa respondido â¿Y a vos qué te importa?â. Ahora, si a partir de No ficción me hacés esa misma pregunta, yo te contestoâ¦
- SÃ, y porque escuché las historias. Y sentà que se me habÃan terminado las historias del bromance, del chico hetero que se ducha con el amigo, esos temas que me atraen mucho. No querÃa ser un escritor gay; no me sentÃa identificado. No iraba a ninguno. Los escritores gays que más me interesaban eran tipo closet. No me siento identificado con Almodóvar. No me gustan las mujeres. Las mujeres que chillan, gritan y andan de rojo me dan miedo. Yo sufro de cierta misoginia como muchos de mis pares pero yo me atrevo a hacerlo público. Mi mayor problema con Puig es que me hubiera gustado mucho que escribiera sobre chabones. Tennessee Williams me gusta pero ¿por qué no miró más a Paul Newman que a Elizabeth Taylor? Creo que si Dios me premió, tengo derecho a ser libre.
-La disidencia tiene beneficios, si sos creativo. Quiero las mismas leyes para todos pero me atrae ser distinto. Desde mis 24 años soy depositario de una mirada, por lo menos en Chile. Soy mirado de determinada manera. Un libro mÃo podÃa ser destrozado antes de que se publicara. Con Sobredosis, que yo imaginaba que a algunos crÃticos les iba a gustar y que algunos de ellos iba a decir âEsperamos lo próximo de este autor con algún grado de esperanzaâ, no ocurrió nada de eso. A dos semanas de editado, fue todo una locura y a los pocos meses aparece Mala onda y el Opus Dei se pone en contra. âFuguetâ implicaba muchas cosas negativas. Y el âtema gayâ siempre era un âademásâ: se decÃa âAdemás es maricón y se le quema el arrozâ. Era fascista, gringo y adicto a las drogas.
-Escribà Mala onda tomando. Estaba asustado y en medio de mi primera relación gay. Sobredosis fue mediático, todo el mundo amándolo y todo el mundo odiándolo. Yo estaba preparado para vender 300 ejemplares y que alguien me invitara a un congreso en Córdoba. Y chau. Pero después viene Mala onda y empecé a aparecer en la televisión. Follaba como loco, estaba en una relación, la terminé, empecé a estar con otros. Por eso no sé qué es salir del closet. Una de las primeras crÃticas que recibo con Sobredosis es de parte de un cura del Opus Dei, a quien luego Roberto Bolaño hace personaje en Nocturno de Chile. Pagué consecuencias profesionales y personales. Me acuerdo que me decÃan mucho âTú eres lobistaâ. Con la muerte de Aylwin hace dÃas revivà todo eso.
-Muchos de mis libros tienen que ver con la mirada. De eso me di cuenta con el cine. Muchos me dicen â¡Qué lindos que salen los hombres en tus pelÃculas!â. Es que son objetos de deseo. Más que con mostrarlos desnudos, tienen que ver con que los quiero.
-El otro dÃa otra hicimos otra fiesta gay, una âFiesta Sudorâ, en una disco. Se sortearon libros, hubo performances. Fue fuerte. A algunos les molestó y me decÃan âSube el nivel. Eres escritorâ. Pero ahà es cuando siento que uno hace militancia. HabÃa streapers que recrearon un sauna. Los chicos leÃan desnudos o semidesnudos. Llevar un libro a una discoteque es como llevar un lubricante a misa. Mi impresión (porque yo pensé en el público al que quiero conquistar) es que la idea del libro, del diario, del suplemento, de la revista del rock, no está ahora en la cultura gay. Eso es lo que pensé cuando decidà que el personaje Alf, en Sudor, fuese un editor y no el representante de una marca. Puedes ser nerd y sexy. Recién ahora voy a tener âpublico gayâ. En Buenos Aires siempre hubo un circuito gay de escritores. Allá no. Allá están los peluqueros o estaba Lemebel. Me decÃan â¿Por qué tú no eres como Lemebel?â Yo respondÃa: â¿Por qué tendrÃa que serlo? Lemebel escribÃa como los dioses pero era un marginal. Y estamos hablando de ser distintos, pero no marginalesâ.
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