Por la cercanÃa a la frontera Uruguay-Brasil mi niñez y adolescencia se vivió fascinada por la enigmática, insólita y dicharachera televisión brasilera. Programas de entretenimientos loquÃsimos donde llovÃa dinero. El Cassino do Chacrinha en las tardes de la Rede Globo de los años ochenta era un show de talentos de los más disparatados que he visto. En su jurado brilló por catorce años lo que para mà fue la primera drag queen en mi historial televisivo y que, tras su muerte, el diario Folha de S.Paulo la despide con el titular âElke Maravilha, la drag queen de sà mismaâ. Usaba pelucas gigantes, maquillajes y rios recargadÃsimos, carcajadas galponeras y comentarios que parecÃan venir del absurdo más random para terminar convirtiéndose en lo más lúcido escuchado durante la noche. Era mujer pero odiaba las etiquetas de géneros. De niña querÃa ser hombre o al menos eso recordaba de su llegada a Brasil desde Rusia, con seis años, con su familia escapando de una guerra. En el año 2007 pude cumplir un sueño en el SESC Pompeia e Sao Paulo: hacer un show en conjunto con mi Ãdola televisiva. Caminar con ella hasta la sala de ensayos era imposible por la cantidad de fotos que le sacaban. Con su pelucón y sus tacos superaba los dos metros de altura. Anarquista, pagana, gran anfitriona, recibÃa a todo el mundo en su apartamento de RÃo de Janeiro, con sus paredes moradas que, instantáneamente, copié para las paredes de mi dormitorio en Montevideo. Allà vivÃa con su octavo marido, treinta años menor que ella, el artista plástico César Altai y su gato Kalunga que era, prácticamente el rey de la casa. Continuamente cantaba. Amaba a Atahualpa Yupanqui e incluÃa canciones suyas en sus shows musicales, una mezcla de café concert/ritual donde, además, contaba anécdotas de su vida. TenÃa miles, casi todas excéntricas, fábulas con moralejas anarquistas. Eso la llevaba a ser bastante codiciada por los entrevistadores de la tele. Elke podrÃa salvarte un programa. Hay muchos videos en Internet con momentos de gran polémica como, por ejemplo, cuando habló de su iración por Bin Laden e hizo apologÃas varias a la guerra. Amaba el heavy metal más que la bossa nova, amaba la cachaza, fumaba dos paquetes de cigarros diarios, miraba muchos noticieros, le encantaba la polÃtica internacional y los horóscopos, ayudaba a los mendigos llamándolos por su nombre, amiga de muchÃsimas prostitutas, Ãcono gay, Ãcono queer, Ãcono de moda, Ãcono de transgresión brasilera más allá del carnaval, modelo, profesora de latÃn, decÃa hablar ocho idiomas, hablaba de sus abortos cuando ninguna otra artista lo hacÃa. En septiembre del 2007 CAIXA Cultural de San Pablo pintó de morado las paredes de sus salas y, con curadurÃa de Rubens Curi, se expusieron fotos, vestuario y, fundamentalmente, joyas, diseñadas por ella misma. Las piezas eran fabulosas, cuernos de carnero y perlas, oro y plástico. En las paredes resplandecÃan una selección de frases citables y graffiteables: âMás importante que vivir es convivirâ, âLa moral no está en el medio de las piernasâ, âTener un solo dios es dictaduraâ. Se repartieron miles de postales con sus fotos y su saludo emblemático â¡Beijo na bunda!â (¡Besos en el culo!) que después veÃa sostenidas con imanes en las heladeras de casi todas las maricas brasileras que conocÃ. b1x30
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