Juan Gabriel resopla, mira a los costados, frunce el ceño, hace una sucesión de tics molestos y aseñorados para decir con suma tranquilidad su frase célebre: âLo que se ve no se preguntaâ. Es el año 2002 y el periodista que quiere que el gran divo confiese su homosexualidad es Fernando del Rincón en el canal Univisión, antes de estar en la CNN. Luego de semejante respuesta Juanga propina otras máximas para el recuerdo: âEl arte es femenino. Eso es lo que puedo exteriorizarâ, âestoy en el infierno y hago mi propia gloriaâ. Evade la pregunta sobre su sexualidad como solo podrÃa hacerlo una gran mostra, cuestionando la labor periodÃstica amarillista y, de paso, reflexionando sobre el sentido de la vida. Nivel. 14a44
El viernes pasado, dando el último concierto de su gira âMeXXIco es Todo 2016â en un escenario de Los Ãngeles, cobijado por 60 músicos de orquesta y mariachis, dio sus últimas palabras sobre un escenario: âFelicidades a todas las personas que están orgullosas de ser lo que sonâ. Tras su muerte quedaron cien millones de álbumes vendidos, canciones que se cantan con lágrimas de felicidad y tristeza, rumores y más rumores, fotos de paparazis, notas venenosÃsimas en los programas de corazón y una leyenda épica de megaestrella difÃcil de superar que incluye fuga de un internado siendo adolescente, un año preso acusado falsamente por robo, venta de âburritosâ en la calle, demandas por evasión de impuestos, una serenata a Nicolás Maduro, recitales para miles de personas y algún otro privado para narcotraficantes, además del culebrón de su amistad con RocÃo Durcal. Esta última es una historia que ameritarÃa un capÃtulo aparte en las crónicas de la llamada âMúsica Melódica Internacionalâ. Juanga y RocÃo fueron una de las duplas más aplaudidas de la música ranchera desde que se encontraran en 1977 hasta que, supuestamente, RocÃo descubriera el romance del cantautor con su marido Junior, según cientos de periodistas de farándula y según el libro Juan Gabriel y yo escrito en 2008 por el ex asistente y abogado de Juanga, JoaquÃn Muñoz.
Los mitos que despertó llegaron a Everest en el 2014 cuando tuvo que salir a desmentir su propia muerte tras un descontroladÃsimo tsunami de twitts. Murió el mismo dÃa en que Televisión Azteca emitÃa el capÃtulo final de la serie sobre su vida. TenÃa 66 años, caminaba y bailaba por el escenario moviendo los hombros, quebrando muñeca, guiñando los ojos, haciendo brillar con giros y saltitos las pedrerÃas de sus chaquetas, camisas e himnos infalibles para los corazones melodramáticos latinos. La vida era perfecta hasta que te conocÃ.
Se dice que cuatro generaciones se formaron escuchándolo, que su voz fue imprescindible en la banda sonora de nuestra educación sentimental latina. Parece no ser tan asà en las nuevas generaciones hasta que en las competencias televisivas para encontrar las nuevas voces se continúan eligiendo sus canciones y los karaokes estallan en su honor.
En los boliches gays de esta zona por los años ochenta, más precisamente en 1988, con la salida del disco Desde AndalucÃa producido y compuesto por Juanga para la tonadillera española Isabel Pantoja, la canción âAsà fueâ ingresó directamente en la playlist de hits para el lip sync de drags, tranformistas y quien quisiera subirse al escenario a cantar algo que desgarrara efectivamente los corazones de una platea. Curiosamente, luego del éxito, cuando Juanga incorporó en su repertorio âAsà fueâ, la mantuvo âheterosexualizadaâ, llevándola al chongo y cantando âsoy honesto con ella y contigo, a ella la quiero y a ti te he olvidadoâ aunque en nuestras mentes siempre quedara la versión que popularizara Pantoja de âsoy honesta con él y contigo, a él lo quiero y a ti te he olvidado, si tú quieres seremos amigosâ. Es que los gays con corazón de radio AM siempre fantasearon con las letras de sus canciones y sus ademanes en escena, pensando que fueron compuestas por un hombre para otro hombre que tal vez, volvió con su mujer, sus hijos, esas tragedias frecuentes del amor sufrido y caracterÃstico del continente.
â¡Mirá qué cola le hicieron a Juanga!â escuché una noche viendo con unos amigos borrachos la estatua en su honor en Plaza Garibaldi del DF. Desde el lunes mariachis y muchas personas llorando, filmando con celulares, se han juntado a cantar y ofrendar flores alrededor de esa misma imagen, la de Juanga con su traje de charro mirando el horizonte. Ahora veo que sÃ, que era cierto, quien haya esculpido esa estatua le hizo una buena cola para la posteridad. Bien ahÃ.
Es un poco triste que para lamentar su muerte tantos estados de Facebook hayan optado por linkear el cover que hizo de âHave you ever seen the rainâ. Aunque haya sido su último video, su lista de éxitos es demasiado larga y más de la mitad de sus canciones fueron escritas especialmente para este momento, con los acordes ideales para que caiga el telón, comiencen los aplausos de pie y que, por arte de magia, se vuelva abrir.
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