Portada de la primera edición de Vastey traducido al español. Imagen: Ediciones del CCC

Dos años después volvió al ruedo publicando un nuevo libro intitulado Réflexions sur une lettre de Mazères: ex-colon français, adressée à M. J.C.L. Sismonde de Sismondi en el cual no sólo insistió en sus críticas al colonialismo, al racismo y a la esclavitud, sino que puso en tela de juicio el discurso de la civilización y barbarie y la idea progreso. Allí de forma pionera planteó que Europa, como Jano, tenía dos rostros: uno civilizado y otro bárbaro. Europa ciertamente había alcanzado un amplio desarrollo económico y técnico, pero esto ocultaba su rostro bárbaro constituido por su política deshumanizante hacia otros pueblos de la tierra. Asimismo, Vastey planteó con lucidez que la expansión colonial y esclavista, lejos de promover la difusión de la civilización a nivel global, barbarizaba tanto a las víctimas como a los victimarios. Por último, también impugnó la narrativa tradicional de la historia eurocéntrica difundida magistralmente por autores como Hegel, insistiendo que Europa no era ni el comienzo ni la locomotora de la historia, sino que otros pueblos habían sido cruciales en el devenir del progreso universal. Insistía en que África, y particularmente Egipto, había sido central en aquel proceso y les recordaba a sus interlocutores occidentales que: “África civilizó Europa y es a la raza negra (…) que los europeos le deben las ciencias y las artes, incluso el arte de hablar (1816:47)”. A su vez, postulaba que los pueblos occidentales no constituían la vanguardia de la emancipación de la humanidad, sino que ese lugar le correspondía a Haití, pueblo africano y afrodescendiente que había protagonizado la revolución más radical de la época.

Al año siguiente publicó Réflexions Politiques sur quelques Ouvrages et Journaux Français Concernant Haïti, donde volvió a subrayar la universalidad del proceso haitiano, denunciando las enormes limitaciones eurocéntricas, coloniales, racistas y esclavistas de las revoluciones de Francia y Estados Unidos. Asimismo, con gran lucidez advirtió acerca del peligro del neocolonialismo económico, señalando que Francia intentaría recuperar la isla por vías diplomáticas y comerciales. Aquella amenaza se conjugaba además con el colonialismo mental, que pervivía en la elite de la república del sur, que iraba la cultura sa y que anhelaba reencontrarse con la ex metrópoli, estando dispuesta incluso a pagarle a Francia una indemnización por la independencia. De forma pionera, también crítico la herencia colonial de estructura económica agraria y exportadora de la isla, insistiendo en la necesidad de diversificar la producción, promover la industria y apostar a la autosuficiencia.

Caratura original de octubre de 1814.

Sin embargo, el destino de Haití estaba estrechamente vinculado al de los otros pueblos extraeuropeos del mundo. Por ello, en una clave prototercermundista planteaba que “500 millones de hombres negros, amarillos y rojos distribuidos por todo el globo, claman de su gran Creador aquellos derechos y privilegios que ustedes le han robado injustamente (1816: 14)”. E insistía en la necesidad de una revolución internacional que expandiese el ideario del proceso haitiano a escala global. “¿Cómo se abolirá el tráfico de esclavos, la esclavitud, el perjuicio de color? (…) ¿De qué manera se le restaurarán los derechos originales al ser humano, si no es mediante una gran revolución (…)?(…) ¿Quién puede dudar que tal revolución será una fuente de grandes bendiciones a toda la humanidad?. (1817: 26)” Gracias al apoyo del Estado, el mensaje de Vastey se difundió ampliamente siendo incluso traducido al inglés, al holandés, al alemán y al italiano, generando, por igual, esperanzas entre los sectores racializados y pánico en las elites blancas. Su voz terminó siendo acallada cuando el reino de Christophe se derrumbó y fue asesinado por la elite asada que tanto había denunciado. Para peor, esa elite liderada por Boyer finalmente aceptó la indemnización de 150 millones de francos que Francia le impuso a Haití en 1825 como pago espurio por el reconocimiento de la independencia. Así los temores de Vastey se cumplieron y el colonialismo retornó a la isla mediante lógicas económicas y culturales.

Injustamente silenciada durante casi dos siglos, la obra de Vastey sigue interpelándonos con su enorme fuerza teórica. Por eso merece ser recuperado como un pensador profundamente original y crítico y como un gran pionero del panafricanismo y el antiimperialismo de Nuestra América.

*Doctor en Historia, Docente UBA, UNSAM, UNMa. Autor de ¡Libertad o Muerte! Historia de la Revolución Haitiana (Ediciones del CCC, 2017), editor de El Sistema Colonial Develado de Jean Louis Vastey (Ediciones del CCC, 2017)

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