El sábado, en tanto, un elefante marino avanzó sobre las orillas de la zona norte de Mar del Plata, cerca de la escollera de Cardiel y la costa. En esa ciudad ya habían causado sorpresa la presencia de tres ejemplares a la altura de Ayacucho y la playa, en el concurrido barrio La Perla. El número de ejemplares similares que vienen apareciendo tanto allí como en Gesell y Pinamar llaman la atención por su infrecuencia, aunque el alerta se había encendido en diciembre cuando fueron encontrados miroungas leoninas incluso en La Plata, precisamente a orillas del Arroyo El Gato en la localidad de Ringuelet. “Antes podías encontrar animales solitarios, de manera esporádica, con poca frecuencia: elegían puertos como el de Mar del Plata o el de Quequén, pero ahora es un boom y hablamos de una invasión de elefantes marinos”, destacó en ese momento para el portal 0221 la licenciada en Ciencias Biológicas e integrante del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras Carolina De León.
Entrevistado por la radio municipal de Villa Gesell a principio de este mes, y en relación a las apariciones constantes de elefantes marinos en ese distrito, el integrante de la Dirección de Zoonosis local y especialista en zoología y etología Alan Kaminski resaltó que anteriormente no existía esta tendencia, por lo que se está trabajando en un protocolo de acción con el gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Los elefantes marinos suelen salir del mar a fin de año para descansar y mudar su pelaje, un proceso natural e importante para su salud en el que cambian toda su capa de piel. Pueden pasar sobre la arena varias horas e incluso días recuperando sus fuerzas. Durante ese tiempo, los animales necesitan tranquilidad para completar ese ciclo sin estrés, por lo que se le pide a la gente que eviten acercarse y tocarlos, ya que son especies agresivas en esas circunstancias, a la vez que se solicita expresamente que no se produzcan ruidos que puedan perturbarlos. La misma observación se realiza para los propietarios de mascotas: hay que asegurar correas e impedir que estos intenten avanzar sobre ellos.
Mientras se avanzan en distintos protocolos para lograr que los elefantes marinos puedan reposar en playas concurridas sin el asedio humano (entre ellos la instalación de guardias de seguridad y perímetros con cintas de peligro) a su vez varios especialistas intentan indagar los motivos por los cuales se observa un número mucho mayor al habitual y en estas épocas del año.
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