Aunque parte de un hecho doloroso —la muerte de su padre—, la autora teje una historia sorprendente, llena de matices oníricos y reflexiones profundas sobre la memoria. Lo que cuenta Fafi Ricagno es un secreto familiar que se ocultó por años, que se trató de olvidar, porque resultaba tan doloroso como inverosímil para quien no forma parte de esa familia acomodada y muy educada que lo vivió sin poder creerlo del todo. Se trata de un hecho sobrenatural que ocurre en el norte bonaerense cuando Argentina comenzaba a percibir las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y que hace entender con asombro la frase del inolvidable personaje Sherlock Holmes: "cuando has eliminado hasta lo imposible, lo que queda, por improbable que sea, debe ser la verdad".

“Este libro es el reflejo de la buena memoria de la que soy víctima. Tras la muerte de mi padre, pensé que podía escribir un cuento, pero después entendí que era mucho más que eso. Lo más difícil de contar es que esa historia misteriosa y fantástica que vivió mi familia debía estar impregnada de elementos de mi vida con los me crie: el amor y contención de mis padres, una educación privilegiada, libros y lecturas, amistades entrañables, un mundo erudito en el que cuesta explicar ciertos hechos. Es verdad que esta dualidad convierte el libro en una experiencia interesante, donde lo cotidiano se mezcla con lo extraordinario”, contó la autora en la charla con Iraola en la librería Naesqui, donde además confesó que el suyo “es un libro que invita a conectarse con lo profundo. No busco un cambio de conciencia del lector si no, que este relato sirva como un espejo para que cada uno explore sus propias historias internas”.

Ricagno es docente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y fundó la organización Iniciativa Pollera Pantalón, que busca promover la participación de mujeres en espacios de decisión en el sector privado. Nacida y criada en una familia de clase media alta, trabajadora, rodeada de libros y contención, la autora se enfrentó a un episodio que movió los cimentos familiares y que no pudo relatar hasta la muerta de su padre, más de 30 años después, a manera de un auténtico exorcismo.

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